La inseguridad personal en Venezuela ha comenzado a provocar alarma en el extranjero. Si en su informe de 2007, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresaba su preocupación por los índices de criminalidad y violencia que se registran en el país, ahora la guinda la colocó un reciente artículo de la revista Foreign Policy, en el cual se asevera que Caracas es la ciudad más violenta del globo.
En el reportaje divulgado a inicios de este mes, la prestigiosa publicación estadounidense afirma que 130 de cada 100 mil caraqueños fueron asesinados el año pasado. Estas cifras superan con creces a las registradas en urbes como Ciudad del Cabo (Sudáfrica), la cual tiene una tasa de homicidios de 62 por cada 100 mil habitantes; Nueva Orleans (Estados Unidos), que tiene un índice que va entre 67 y 95 por cada 100 mil habitantes; Moscú (Rusia), con índices equivalentes a 96 homicidios por cada 100 mil personas, y Port Moresby (Papua Nueva Guinea) con 54 por cada 100 mil.
"La capital del país, presidido por Hugo Chávez, se ha tornado en años recientes mucho más peligrosa que cualquier ciudad suramericana, superando incluso a Bogotá", se lee en el artículo.
Estas afirmaciones son respaldadas por el presidente del Observatorio Venezolano de la Violencia, el sociólogo Roberto Briceño León, quien, en entrevista a Terra Magazine , recordó que en 2007 contabilizaron 48 asesinatos diarios en el país.
T.M. Foreign Policy sostiene que Caracas es la ciudad más violenta del mundo. ¿Comparte usted esta apreciación?, ¿No será una exageración similar a aquella afirmación que se popularizó en los años noventa y que sostenía que el 80% de los venezolanos vivía en pobreza?
R.B.L. Comparto la apreciación de la revista, quizá hubiera añadido en la lista a la ciudad de San Salvador, que tiene una tasa muy alta de homicidios, pero entiendo que es una ciudad más pequeña que no permitía la comparación que estaban buscando. No creo que sea una exageración afirmar que Caracas es la ciudad más violenta del mundo, pues se funda en datos. Basta con hacer un cálculo sencillo como son las tasas de homicidios, es decir uno toma el número de homicidios que ocurrieron en un territorio delimitado, en este caso el área metropolitana de Caracas, y lo divide por el estimado de población que se tiene para ese territorio. Allí no hay exageración posible, más bien, estas cifras son conservadoras, pues no están contando los muertos por "resistencia a la autoridad", ni tampoco los casos sin definir la causa de muerte que están en la categoría "averiguaciones de muerte" que son varios miles y subiría más la cifra.
T.M. Desde el oficialismo se le resta importancia al trabajo de la revista, pues ella no precisa de dónde obtuvo esa cifra de que en Caracas se registran 130 homicidios por cada 100 mil habitantes. ¿Qué cifras maneja usted?
R.B.L. Nosotros manejamos esas cifras y las hemos venido anunciando desde hace algunos meses, solo que aquí la cifra adquiere mayor contundencia en la comparación mundial. Esa cifra es correcta y conservadora y los primeros cálculos los hizo a comienzos de este año el Centro de Estudios de la Paz de la Universidad Central de Venezuela, luego el Observatorio Venezolano de Violencia.
T.M. Semanas antes de que este trabajo fuera publicado se produjo la designación del décimo ministro del Interior de este gobierno. Muchos atribuyeron el cambio a la afirmación del anterior ocupante de esa cartera, Ramón Rodríguez Chacín, según la cual la inseguridad ya no era la principal preocupación de los caraqueños. ¿Por qué el gobierno ha sido incapaz de mejorar los índices de criminalidad, pese a todos los operativos que ha lanzado?
R.B.L: Porque no tiene una política, no sabe qué hacer. No reconoce que esto es un problema grave. Porque no ha tenido una discontinuidad notable entre uno y otro ministro. Poco antes de salir del Ministerio Rodriguez Chacín hizo esa afirmación, que los ex ministros en campaña electoral (Jesse) Chacón e (Aristóbulo) Istúriz (aspirantes a alcaldes de Petare y Metropolitano de Caracas) le desmintieron de inmediato, pues ellos están en la calle y saben lo que les dice la gente.
T.M. ¿Qué medidas debería adoptar el Ejecutivo para minimizar los índices de criminalidad?, ¿Qué sugerencias haría usted?
R.B.L. Las medidas inmediatas son muy simples, de manual, se trata de hacer políticas de prevención y de control social; y de represión. Se tiene que enviar un mensaje claro de que se va a castigar el delito, que se censura a la violencia y a los violentos, que no se va a permitir la impunidad, que se va a reforzar la policía, que se va a perseguir a los delincuentes.
T.M. ¿Cuáles son las causas de la violencia? Durante mucho tiempo se le atribuyó a la pobreza el auge delictivo. Sin embargo, todos los estudios revelan que en los últimos años se ha producido una mejoría en las condiciones socioeconómicas de los estratos más bajos de la población, pero eso no se ha reflejado en los niveles de delincuencia.
R.B.L Ciertamente la teoría sostiene que el delito es producto de las condiciones económicas y como bien señala en Venezuela han mejorado las condiciones sociales (ingreso, consumo, etc), lo cual ha debido provocar una disminución en el número de homicidios, pero por el contrario han aumentado de manera notable. Pasamos de 4.550 en 1998 a 13.127 en 2007, lo cual pone de manifiesto que estas teorías no funcionan para explicar lo que ocurre en Venezuela. La explicación en Venezuela es de orden político, es decir de la pérdida del pacto social y de la pérdida de legitimidad de las instituciones, de la existencia de una acción de gobierno que se ha dedicado a quebrar la legitimidad institucional, a elogiar conductas trasgresoras y eso tiene consecuencias en la criminalidad cotidiana.
T.M. El gobierno asegura que la Ley de Policía Nacional contribuirá a mejorar la situación de la inseguridad. ¿Qué opina usted?
R.B.L. No lo creo. Todavía está por verse si pueden implementar la ley, lo cual no lo veo sencillo. La creación de una policía es algo complejo, que requiere tiempo, por lo tanto sus resultados se pueden ver es a mediano plazo y además su eficiencia depende del ambiente político en el cual actúe: Por lo tanto, si no hay mensajes claros que la apoyen su acción y la legitimen como una institución universal; es decir dedicada a todos y orientada por el deseo de proteger a todos, no tendrá posibilidad de tener impacto real en la mejoría de la vida social.
Fuente: terra