El dolor de Jéssica es tan hondo, que ayer no fue capaz de hablar con periodistas y prefirió dejar el teléfono en manos de una hermana para que fuera ésta quien diera el parte de la tristeza que la embarga, tras el asesinato de su pequeño hijo de dos años en la noche del sábado.

Los hechos ocurrieron en una esquina del barrio Caicedo, en los límites con el sector de La Sierra, en el Centroriente de Medellín, y sobre los mismos hay dos versiones.

Una la dan los vecinos, quienes relataron a este diario que eran las 10:15 de la noche cuando se empezaron a oír disparos, como ocho, y de repente el pequeño, que a esa hora jugaba en la acera de su casa junto a su abuelo, se desplomó sobre el piso.

En el mismo momento, Cielo, una señora que vendía hamburguesas a dos casas de la del niño, sintió un quemón fuerte en su mano izquierda y al instante se percató de que acababa de ser impactada por una de las balas.

Herida, fue conducida a un centro médico donde la entablillaron y le confirmaron que la bala alcanzó a partirle uno de sus dedos y a rozarle otro, por lo que fue incapacitada y pasará varios días sin poder trabajar, lo que agrava su situación, pues su esposo está desempleado y tienen dos hijos.

Pero la peor parte la llevó el bebé, que gravemente herido fue llevado a un centro médico cercano, pero no se le pudo salvar la vida.

"A él lo recogió la abuela y se lo llevó", dijeron varias personas. La bala, al parecer, le entró al niño por la espalda y le salió luego por su pecho y su endeble humanidad no resistió la fuerza despiadada del proyectil.

"Era un niño precioso y alegre, muy querido por todos", relataron vecinos.

Otra versión la dio el brigadier general Yesid Vásquez, comandante de la Policía Metropolitana, quien afirmó a varios medios que un grupo de sicarios de una banda de La Sierra llegó hasta la casa del bebé a intentar asesinar a un tío del niño, pero la familia se interpuso.

Entonces, los agresores la emprendieron a bala contra la vivienda y uno de los proyectiles impactó en el pecho del bebé, que estaba en brazos de su abuelo.

Todo sucedió en la carrera 8 con calle 57A, un sector semicomercial que de vez en cuando es azotado por enfrentamientos a bala, afirmaron varios residentes.