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Antiguo 04-02-2011 , 11:14:15   #2
serpiente65
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serpiente65 el Usuariox esta entre el bien y el mal
  
Predeterminado cristina y el viejo parte (2) 2

Esa mañana Don Tito, mi viejo vecino, volvió ha hacer lo que quiso conmigo; su verga recorrió todos mis orificios; sus manos recorrieron todo mi cuerpo y su leche inundo todo mi rostro.
Durante esa semana vino todos los días a abusar de mí.
Siempre era igual, al principio me resistía pero siempre terminaba entregándome a Don Tito.
Los insultos y las vejaciones nunca faltaban, a veces me pedía algún atuendo especial para saciar sus asquerosas fantasías y yo, como una putita, lo complacía.
Cuando acababa y me tenia desnuda sobre la cama, le gustaba escuchar como me declaraba su sumisa esclava a cambio de la promesa que me tomara de vez en cuando. En poco tiempo me di cuenta que le calentaba escucharme decir que no podía resistirme y entregarme cuando el morbo me dominaba. En una de estas ocasiones fue cuando empezó a interrogarme por mis salidas matinales con escasa ropa. Fui sincera, mientras le lamía su flácida verga, le conté de mis caminatas buscando comentarios soeces hacia mí; le confesé como me excitaba ver a los tipos en la calle volteándose a mirarme y como me mojaba cada vez que me decían alguna grosería. Mientras hablaba pude ver como su mástil reaccionaba,
supe que le calentaba oír mi confesión y yo misma me excite al recordar mis paseos. Le pedí que me follara.
Esa tarde, antes de irse, me ordeno que a la mañana siguiente me pusiera una falda y un peto ajustados. Dijo que me acompañaría a uno de mis paseos. Me puso nerviosa la incertidumbre que planto en mí; ¿qué pretendía?, esas caminatas habían empezado todo y me preocupaba el estado en que me ponían.
Me quede dormida tratando de decidir si obedecería o no los deseos de Don Tito.
Al día siguiente, decidí que seria lo mejor salir como él lo había dicho "Así por lo menos no caigo en sus manos" pensé. Llego como a la 11:00, abrió con su llave, entro en mi dormitorio y se me quedo mirando. Al momento me ordeno cambiar de falda, reviso mi ropa y me entrego una mas
provocativa.
Esta es blanca Don Tito, se me traslucirá el tanga negro objete.
Tu solo ponte lo que te digo mascullo te espero afuera, no me hables; yo te seguiré. En su momento me acercare y te diré que hacer. Iba a salir pero volvió con cara de haberse acordado de algo Ah, y ponte tu sortija, que todos sepan que eres una mujer casada.
Don Tito salió de la casa, dejándome con la prenda en la mano. ¿Cómo iba a salir así a la calle?, se me trasluciría todo. Dude unos minutos pero luego me cambie, cualquier cosa por no caer en las manos de ese viejo. Me mire al espejo y pude ver como la falda elasticada que me había puesto se acomodaba a las formas de mis caderas y a contraluz dejaba en completa evidencia el diminuto coraless que llevaba debajo. Me desespere pero pronto comprendí que no tenia alternativa, en el ajustado peto ya se notaban los pezones algo duros; de solo imaginarme así en la calle, mostrándome..... tome el anillo de encima del velador y me lo puse. Salí y vi al viejo sentado frente a su casa, tome la dirección contraria e inconscientemente adopte mi caminar mas coqueto
No tarde en llamar la atención, los hombres en la calle se daban vuelta a mirarme y los comentarios picantes atacaron mis sentidos; mi resistencia no duro demasiado y el morbo despertó en mi interior. A veces me daba vuelta y veía a Don Tito, caminaba como a cinco metros; no se perdía detalle de las cosas que me decían y tenia un ángulo privilegiado para deleitarse con el vaivén de mi expuesta cola. Luego de 15 minutos llegue a una esquina y espere la verde.
En la otra esquina toma un autobús escuche a Don Tito, no lo mire y que valla lleno, ¿escuchaste?.
No dije nada, solo cruce la calle y me acerque a la parada.
Pasaron un par de buses sin mucha gente, los deje pasar. El tercero venia repleto, los que van a los barrios más populares siempre vienen repletos, me hice la tonta pero el bus se detuvo; Don Tito lo había hecho parar.
Súbase Señora escuche. Sabia que era él. Me subí, el chofer fue el primero en mirarme con deseo, sus ojos se clavaron en mis pechos y luego, seguramente en mi cola. Me excite. El bus no iba demasiado lleno, se podía caminar entre la gente parada en el pasillo. Al fondo Don Tito venia tras de mí.
Me abrí paso entre la gente, muchos se dieron vuelta a mirarme. Tuve que restregar mis pechos contra la espalda de algunos; un adolescente de baja estatura se dio vuelta en el momento justo para que al pasar mis globos golpearan su cara; una sonrisa traviesa invadió su cara y me cerro un ojo. Mi morbo se acelero. Por fin encontré un espacio donde poder quedarme; Don Tito se quedo cerca de mí; lo mire, en su rostro había mucho morbo, me miraba con deseo y pronto me di cuenta que no era el único; varios tipos, incluyendo al mocoso ese, me miraban con descaro; el nerviosismo y la excitación me dominaron,
me aferré al pilar donde me sujetaba y mire hacia fuera, tratando de controlarme. Un par de ancianos cupaban los asientos delante de mí, ninguno de los dos tenia el menor recato en mirarme. No los culpe, me veía preciosa y estaban solo a centímetros de mi, era un regalo para ellos, en cualquier parte hubieran tenido que pagar para ver un espectáculo como el que les estaba dando.
De reojo pude ver como Don Tito se acerco y se puso detrás, apoyo su bulto en mis nalgas y sentí como me punteo con descaro. Instintivamente trate de atrapar su garrote con mis nalgas, el sutil meneo de mis caderas se volvió evidente.
Calma pequeña, no ves que tenemos publico dijo Don Tito a mi oído
Todos ya pueden ver como te restriego el pico en el culo..... no tienes para que mostrarles cuanto te gusta... recuerda que llevas tu sortija de matrimonio, eres una mujer casada.... ¿Acaso quieres que todos piensen que eres puta?.
Esa palabra, esa maldita palabra; mi excitación creció y apenas podía contener las ganas de arrodillarme y suplicar por una verga; suplicar porque abusaran de mi cuerpo. Sin embargo comprendí que debía mantener la compostura, no podía darme el lujo de perder el control; el miedo invadió mi razón, pero no podía dejar de presionar con mis nalgas el duro bulto de ese viejo desgraciado.
Quiero que a cualquier hombre que se te acerque le digas que eres una mujer casada dijo Don Tito, No dije nada, no entendía a lo que se refería. ¿Entendiste? Insistió. Seguía sin entender pero asentí con la cabeza. Dime que eres una mujer casada. no obtuvo respuesta A cambio te voy a culiar bien culiada esta tarde. Ande Señora Cristina, dígame que la deje tranquila porque es una mujer casada.
Que pretendía ese viejo, no lo sabia pero debía obedecerlo, el morbo me dominaba y el dominaba mi morbo. Necesitaba que saciaran mi cuerpo, necesitaba que abusara de mí cuando llegara a casa, necesitaba ser usada como una perra. Sin apartar mi trasero de su bulto me voltee y con tono de suplica le dije: Por favor señor... soy una mujer casada. Su apoyo se volvió mas evidente, sus manos se posaron en mis caderas y solo la delgada tela de mi falda y sus pantalones impedía que me penetrara. Pare la cola y se la restregué contra sus embestidas, la excitación que me provocaba dejarme magrear y puntear por ese viejo en frente de todos los demás que pensaban que era un desconocido para mí... era increíble. De pronto se calmo y apretándome con sus manos me hizo recobrar la razón.
Solo te bajas del bus cuando yo diga, ¿entendiste? Y recuerda lo que te dije Don Tito se aparto y se paro junto a mí.
¿Qué había querido decir?, pues pronto lo averigüé. Lo miraba con suplica, estoy segura que en mi cara se podía leer "lléveme a casa y folleme por favor", cuando sentí al primero. Era mas alto que Don Tito, mas joven pero igual de regordete. Me presionó las caderas a la altura de la ingle, obligándome a parar la cola y comenzó a restregarme su bulto en el culo, pude sentir un miembro duro y deseoso por penetrarme. Me apoyo descaradamente, un total desconocido, al que no podía verle ni la cara con claridad, se estaba dando el lujo de puntearme a placer. La idea, al tiempo que me excitaba me asusto pero no hice nada para detenerlo. Mire a Don Tito, parecía molesto, en un momento de lucidez entendí todo, ahora todo era mas claro, voltee mi rostro lo mas que pude hacia el hombre que se aprovechaba de mí... y dije:
Por favor señor... soy una mujer casada.
A ese hombre no le importaron mis palabras, no le importo que fuera casada. Es mas, al igual que a Don Tito mis suplicas incentivaron sus avances. Una de sus manos se deslizo bajo mi peto y atrapo uno de mis pechos .
Apretando su mano con mi brazo, contuve ligeramente los bravos magreos que sufrían mis globos. Sin embargo, el par de ancianos en frente de mi se daban clara cuenta de los abusos de que era victima. Cerré los ojos para evitar la vergüenza, cerré los ojos para sentir como su verga buscaba desesperada la
entrada en mi cuerpo. No pude evitar parar la cola todo lo que pude, no pude evitar entregarme a sus avances, obediente y sumisa. Sus envistes se volvieron violentos a la vez que el anciano sentado frente a mí encontró el valor de acariciar mi pierna. La frenética punteada acompañada de los fuertes apretones a
mis pechos cesaron violentamente. Aquel tipo se aparto; supe que había mojado sus pantalones, me lo imagine y se me hizo agua la boca. Don Tito estaba complacido y excitado, su mirada lo delataba. No paso ni medio minuto y otro tipo, otro hombre completamente desconocido se apego a mis caderas y me empezó a puntear.

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