Denunciante Dorado
 |  ¡Locura por esta entrada! / Final Copa de S.M el Rey, Futbol Club Barcelona Vs Real Madrid
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 | Barça y Madrid se reunirán con la RFEF el lunes para decidir la sede de la final y el reparto de entradas
El lunes 7 de febrero se conocerá de manera oficial la sede de la mejor final de la Copa del Rey de los últimos años: el campo de Mestalla, en Valencia, es el que tiene más opciones de albergar el partido entre Barça y Madrid porque cumpliría todas las premisas: la ciudad es prácticamente equidistante entre Barcelona y Madrid, el estadio cuenta con un aforo respetable, 55.000 espectadores que se convertirían en 52.000 por la logística, y el Valencia ya ha tramitado oficialmente su ofrecimiento a la Federación Española, el organismo que en última instancia decide qué campo acoge una final apasionante y traerá consigo una auténtica locura para conseguir entradas. Los representantes de Barça, Madrid y Federación se reunirán en Las Rozas el próximo lunes para decidir el campo y las condiciones del reparto de las entradas de la final. La reunión estaba prevista para el viernes 11, pero la RFEF ha pedido adelantarla al lunes. Salvo cambios de última hora, Andoni Zubizarreta y Antoni Rossich representarán al Barça.
Según sus estatutos, la RFEF puede elegir ‘a dedo’ la sede, aunque en las últimas temporadas siempre lo ha hecho de acuerdo a las necesidades y preferencias de ambos clubes. El estadio de La Cartuja, en Sevilla, propiedad de la Junta de Andalucía, el gobierno español y el ayuntamiento de la ciudad, también se ha ofrecido para albergar la final, pero es una opción casi descartada: su aforo (60.000) es sólo ligeramente superior al de Mestalla y la fecha, en plena Semana Santa sevillana, complicaría toda la logística de la final. Además, el Barça no contempla esa opción.
La gestión de las entradas será uno de los puntos calientes de la previa de la final. Oficialmente, la Federación está acreditada para quedarse con un tercio del aforo (cada finalista tendría reservado entonces el 33 por ciento del campo), pero se reservará el 20 por ciento de la capacidad del estadio para sus compromisos institucionales. Sea cual sea la sede, el Barça será el equipo local porque tiene más antigüedad como club.
Barça y Madrid dispondrán, por lo tanto, del 40 por ciento de los 52.000 asientos de Mestalla, es decir, de 21.000 entradas aproximadamente. La Federación tendría unas 11.000 localidades, aunque en la última final que se jugó en Mestalla, en 2009, se generó polémica porque los aficionados del Athletic habían accedido a más entradas que el Barça.
El estadio de La Romareda, en Zaragoza, también sería una buena opción geográfica, pero el estadio, con 32.000 espectadores, es demasiado pequeño para organizar la final. La posibilidad de jugar en el Bernabéu o en el Camp Nou depende de los clubes: la Federación no pondrá problemas si ambas entidades se ponen de acuerdo, pero parece complicado que el Barça acepte jugar en Chamartín (a pesar de que es un debate abierto en las redes sociales entre los aficionados blaugranas) o que el Madrid quiera que la final se juegue en Can Barça. El estadio Vicente Calderón, con capacidad para 62.000 espectadores, podría ser una opción, pero supondría una cierta ventaja geográfica para el Madrid.
El Barça esperará a la reunión del próximo lunes para saber cómo repartirá las entradas de que dispondrá entre sus socios y aficionados, uno de los primeros grandes retos de la junta directiva de Sandro Rosell, que deberá afrontar una de las mayores demandas de entradas para una final de la historia reciente del club. El Real Madrid seguirá el mismo guión y esperará a conocer oficialmente la sede de la final para dar a conocer su gestión de las entradas.
La fecha prevista, el 20 de abril, no cambiará, a pesar de lo apretado del calendario y de las quejas de José Mourinho. “Está aprobada por la Asamblea de la Federación, se recomienda que no haya partidos de clubes más allá del mes de mayo y en junio ya hay fechas FIFA comprometidas”, argumentan desde la Federación.
Además, la final será declarada partido de alto riesgo por la Comisión Nacional Antiviolencia, siguiendo la costumbre de las últimas finales de Copa.
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