Denunciante Bronce
| Japón bajo el agua
Calificación: de
5,00 | Las aguas costeras varían de gélidas a templadas y tropicales. Pero la vida marina es extraordinaria en todas ellas.
En busca de plancton, un cardumen de peces murciélago teira patrulla cerca de la superficie frente a las
islas Bonin, un archipiélago subtropical de Japón. El mar adquiere un color turquesa a última hora de la
tarde, cuando los rayos rojos del sol poniente se dispersan y debilitan.
El ayudante del fotógrafo se agarra a un fragmento de la capa de hielo que en invierno cubre el mar que
rodea la península de Shiretoko y puede alcanzar hasta 7,50 metros de grosor. Hace diez años el mar
estaba congelado unos 90 días al año; en la actualidad el promedio es de 65 días.
Frente a la península de Izu, un gobio pigmeo amarillo se asoma a la ventana de su casa,
una lata de refresco, testimonio de los 127 millones de personas que viven junto al mar.
Una morena se desliza entre las ramas de un coral blando en las cálidas aguas de la bahía de Suruga,
situada a 115 kilómetros al sudoeste de Tokyo. Honda y estrecha, la bahía alcanza más de 2.400 metros
de profundidad.
De no ser por sus ojos negros y redondos, este diminuto pez llamado gobio pasaría desapercibido en el
tronco de un coral blando que habita en las aguas templadas de la península de Izu.
En un arrecife coralino de las islas Bonin, la madriguera abandonada de un gusano sirve de hogar para
un cangrejo ermitaño. A diferencia de sus parientes móviles que recorren el arrecife en busca de comida,
el ermitaño se mantiene en su guarida y atrapa plancton con sus antenas plumosas.
Esta criatura translúcida, apodada ángel de mar, es un caracol cuyo pie se ha transformado en un par
de alas natatorias. De unos 2,5 centímetros de longitud, es un alimento importante para las ballenas y
peces que viven en las gélidas aguas de la costa norte de Japón.
En la bahía de Suruga, una ramificación de un tipo de coral llamado de látigo de mar proporciona un lugar
donde vivir a dos camarones, camuflados entre los pólipos. En fila india, el macho, más pequeño, marcha
por delante de la hembra.
Esta hembra de tiburón toro, fotografiada frente a las islas Bonin, pronto dará a luz. Durante los nueve
meses de gestación, las dos crías de mayor tamaño se habrán comido a sus hermanos para sobrevivir,
una modalidad de canibalismo intrauterino única de esta especie.
Tunicados morados filtran los nutrientes del agua. Aún no tienen nombre científico y viven en una única
cueva, detrás de una roca, en la isla Chichi-shima.
__________________ "Aún hay vagos destellos de civilidad en este matadero salvaje que alguna vez fue la humanidad". |