Uno de los logros que más se proclama y defiende del anterior gobierno parece quedar en deuda al igual que quedó en deuda con las problemáticas sociales. La absurda muerte de dos jóvenes en Córdoba la semana pasada dan cuenta de que la tan famosa Seguridad Democrática quedó en deuda con el país y especialmente en las zonas más peligrosas del país, que se supone es donde debería hacer mayor presencia el Estado.
Mateo y Margarita se sumaron a la estadística, que de no hacerse nada ya podría superar la terrible cifra de 575 muertes por acciones violentas en 2010 en el departamento de Córdoba, una de las regiones más atacadas por la violencia generada por las emergentes bandas criminales, grupos derivados de las desaparecidas AUC. Tuvieron que morir estos dos jóvenes que tenían toda una vida por delante para que el gobierno se diera cuenta de la terrible situación que allí se vive y hasta ahora se anuncia el engrosamiento del pie de fuerza en dicha región.
Córdoba es la evidencia de una falencia que presenta la tan aclamada política de Seguridad Democrática, la política insignia del gobierno de Álvaro Uribe, que procuraba acabar de raíz el problema que representan los grupos al margen de la ley. Si bien presentó resultados evidentes como la recuperación del control del Estado en varias zonas donde antes no hacía presencia, en otras zonas el Estado no está presente, son éstas las zonas que la ilegalidad controla a su antojo y donde los facinerosos imponen su ley donde "todos son iguales ante el fusil".
Lo más paradójico es que en Córdoba está ubicada la hacienda del ex-presidente en inmediaciones de Montería. Cómo pasó desapercibido para él semejante problema estando en una zona azotada por la violencia de los ilegales? Cómo se puede estar tan seguro en una zona tan atacada por estos criminales?
Sin embargo, será más fácil seguir basando sus juicios en estadísticas y números, en factores que se cuentan, que no necesariamente se reflejan en los factores que se perciben. Será más fácil decir que se está bien cuando se está alejado del problema y no se percibe, porque resulta más fácil pensar que "si a mí no me pasa, por qué tendría que importarme?". Será más fácil pensar que se goza de seguridad sólo porque se puede ir a la finca o porque se puede ir a donde antes no se podía sin pensar que hay gente que todavía teme salir de su casa.
Ser indiferentes es una salida muy fácil.