Ver Mensaje Individual
Antiguo 13-01-2011 , 11:35:44   #3
andrescorpion
Denunciante Aprendiz
No Tiene Avatar Configurado
Me Gusta
Estadisticas
Mensajes: 127
Me Gusta Recibidos: 15
Me Gustas Dados: 0
Ingreso: 31 mar 2007

Temas Nominados a TDM
Temas Nominados Temas Nominados 0
Nominated Temas Ganadores: 0
Reputacion Poder de Credibilidad: 18
Puntos: 225
andrescorpion el Usuariox esta siendo muy bien visto/aandrescorpion el Usuariox esta siendo muy bien visto/aandrescorpion el Usuariox esta siendo muy bien visto/a
  
Predeterminado Respuesta: El mejor relato de incesto (hermanos)

"¡¿Qué?!" Protestó Raúl enérgicamente. – ¡Maldito enfermo! ¿Qué te crees pidiendo eso…?"
Dave lo miró fijamente y apretó su pistola a modo de advertencia.
"R-Raúl, -le dije con actitud suplicante. –obedezcámoslo, n-no tenemos de otra."
"Pero María Elisa, ellos…"
"¡Raúl!" Le volví a rogar, pero al ver que seguía de terco decidí tomar la iniciativa: rápidamente tomé los costados de mi vestido negro y lo deslicé hacia abajo por mis piernas, y después hice lo mismo con mi bra y tanguita negra, aunque cuando quise quitarme los zapatos el americano me ordenó que me los dejara.
Muerta de pena, cubrí mi intimidad con las manos, aunque también vi con mucha impotencia que mi cuerpo seguía acelerándose por la maldita pastilla: pezoncitos firmes, respiración ligeramente agitada, mi piel brillando con un poco de sudor…
…y la humedad entre mis piernas aumentando con cada minuto que pasaba.
N-no, Dios mío, d-debo controlarme, esto es sólo por la pastilla, debo controlarme
Asustada, volteé a ver a Raúl, aunque al ver su expresión angustiada y el ligero temblor en sus manos, me di cuenta que la pastilla que le habían tenía que ser mucho más poderosa.
"Ahora, -dijo el americano. –desnuda a tu hermano, muchacha."
Me mordí los labios con resignación, y sin apenas encontrar resistencia le quité la playera a mi hermano y luego sus shorts y tenis, aunque no me atreví a ir más allá de sus boxers…
Pero una nueva mirada de Dave me hizo entender que no tenía de otra.
Mis manos agarraron el costado de sus boxers y lentamente se los bajé, aunque pude ver que Raúl traía ya una inmensa erección, cosa que lo hizo apenarse visiblemente y cubrirse con las manos.
"¿Ves lo que ocasionas, muchacha? Tu hermano te desea."
"M-maldito, -Le dijo Raúl, pero sin atreverse a verme. –Cuando esto termine…"
El americano se rio ligeramente. "La deseas, muchacho, tu erección no miente. ¿Y cómo no querer eso? Tu hermana es preciosa, ¿cuántas veces te has masturbado pensando en ella?"
Raúl frunció aún más el ceño. "N-no, yo no…"
"Muchacho, la pastilla solo multiplica los efectos de lo que ya sientes. Y me alegra que estés enojado, porque eso aumentará el efecto y en unos minutos serás incapaz de controlarte."
"N-no, yo…"
"María Elisa, -me ordenó Dave. –Abrázalo, tócalo."
Con un paso titubeante mi cuerpo se apretó fuertemente contra el de Raúl, quedando los dos frente a frente, mis pechos contra su torso, mis brazos en su espalda, así como su poderosa erección en mí entrepierna…
Y el latigazo de calor en mi cuerpo fue… brutal.
Mi temperatura aumentó hasta casi volverse febril, mi respiración se volvió un suave jadeo, y por mucho que luchara contra eso…
…mis instintos sexuales comenzaron a ganar la batalla. N-no, Dios mío, no, no puedo sentirme así, ¡no puedo!
Y Raúl estaba incluso peor, con su rostro aun volteado a un costado para no verme, y su respiración cada vez más intensa.
"No va a aguantar mucho más, muchacha. –Dijo el americano con cierto tono triunfalista. –Ahora, dile a tu hermano que quieres mamarle la verga."
Acto 3: forzados.
"N-no, por favor…" le respondí suplicante, pero de nuevo, una mirada del fulano bastó para hacerme entender que lo tendría que hacer.
"Raúl, -dudé mucho antes de continuar. -quiero mamarte la… verga."
"María Elisa, n-no…"
"P-por favor, Raúl, sólo…"
"N-no."
El americano puso una expresión de impaciencia.
"P-por favor, -le insistí con más intensidad. –Q-quiero hacerlo, siempre he querido, métemela en la boca."
Raúl inhaló profundamente y no me respondió nada, aunque su resistencia era cada vez más débil. Sin preguntarle de nuevo, me fui arrodillando lentamente frente a él hasta quedar con su imponente miembro casi en la cara, viendo fascinada que estaba completamente erecto y rebosante de venas, las cuales palpitaban poderosamente mientras su gruesa cabeza morada apuntaba justo hacia mis labios…
…Y perdí el control.
Abrí la boca todo lo que pude y empecé a devorar su verga con voracidad, sintiendo como cada vena se deslizaba ásperamente por mis delicados labios, hasta que finalmente la gruesa cabeza pegó contra mi garganta y vi que me había comido poco más de la mitad. En ese momento mis mejillas se hundieron y empecé a moverme lentamente de atrás para adelante, sintiéndome la peor de todas las mujeres…
…pero sin poder detenerme ni un segundo. "Mmfmf… mfmfmfm… mfmfmfmfmf."
"M-maría Elisa, -Jadeó mi hermano. -n-no, Dios, no…"
"Véanse a los ojos." Ordenó el americano.
Obedecí inmediatamente, y cuando vi que Raúl también me miraba fijamente, sentí otra oleada de calor sexual por todo mi cuerpo e instintivamente aceleré un poco más mis movimientos. "Mmfmf… mfmfmfm… mfmfmfmfmf."
Y la resistencia de Raúl se acabó.
Sus dedos se deslizaron por mi cabello, tímidamente al principio, aunque después de algunos intentos sujetaron mi cabeza con firmeza. Entonces su miembro comenzó a bombear mi rostro con movimientos suaves pero contundentes: de lado contra mis mejillas, hacia mi garganta, de atrás para adelante…
Y yo sólo atinaba a deslizar mis manos por sus piernas mientras me arqueaba sexualmente, mamándosela sin parar aunque siempre con mis ojos clavados obedientemente en los suyos, hasta que después de 15 intensos minutos…
Raúl inmovilizó con mucha más fuerza mi cabeza, temblando de ansiedad, y su verga comenzó a escupir violentos chorros de semen contra mi garganta. "T-tómatelo, TODO."
Gemí con actitud sumisa al oír eso, con mi lengua nadando en aquel mar de leche mientras mi boca tragaba sin parar la semilla de mi hermano, hasta que lo dejé seco...
Raúl, visiblemente angustiado por lo sucedido, sacó su miembro de mi boca, aunque dejando gruesos hilos blancos colgando entre mis labios y la punta.
Roja de vergüenza, use mis dedos para limpiar mis labios, aunque mis pensamientos eran un caos. Dios, no, ¿Qué he hecho? Ay, no… ¿Qué he hecho?
"Bien, muy bien, –Dijo Dave con visible satisfacción. –que boca, muchacha, ¡que boca!"
El americano se levantó y salió del cuarto, seguramente para que mi hermano pudiera recuperarse, pero durante casi 10 minutos la habitación estuvo en un completo y abrumador silencio, interrumpido solo por nuestras respiraciones…
…y mis suaves gemidos, ya que mi cuerpo seguía acelerándose como nunca antes, con un hambre sexual tan voraz que me tenía frotando mis manos por mi cuerpo, como si fuera una perra en celo.
Hasta que finalmente el tipo regresó, e inmediatamente me ordenó: "María Elisa, acuéstate boca arriba en la cama."
Me levanté del piso y lentamente me acosté en la cama, apretando las sabanas con anticipación mientras mi cuerpo pedía más, y sin que nadie me lo pidiera...
…abrí ligeramente las piernas.
El americano le dijo a mi hermano: "¡Que magnifico ejemplar de hembra tienes frente a ti! Que pechos, que rostro, que piernas… y mira, está empapada por ti."
Pero Raúl sólo miraba al suelo, aunque temblando de rabia…
… ¿o deseo?
"Ahora, muchacho, hazla tuya."
Raúl, ya con su erección de nuevo a reventar, se acomodó entre mis piernas, las cuales doblé en el aire mientras con mis manos agarraba su miembro, y después colocó su cabeza junto a la mía y sostuvo su cuerpo con sus brazos, pero no se atrevió a dar la estocada final.
Hasta que yo, jadeando suavemente, guié la punta de su miembro hacia mi intimidad. Inmediatamente las caderas de Raúl comenzaron a moverse hacia adelante para penetrarme, ensanchando agresivamente mis delicados labios vaginales mientras su carne entraba centímetro a centímetro en mi cuerpo, hasta que con un firme empujón quedó completamente en mi interior.
"Ah." Gemí con ternura.
Raúl me dijo al oído: "P-perdóname, perdóname."
Apreté mis piernas contra sus caderas. "N-no, perdóname tu a mí."
Y todo comenzó.
Su cuerpo se hizo para atrás algunos centímetros, sacándo la mitad de su miembro, y entonces me dio una embestida firme y poderosa.
"Ahhhhhh." Gemí suavemente, pasando mi lengua por mis labios.
Y la maniobra se repitió.
"Ahhhh, D-dios." Gemí nuevamente, y Raúl comenzó a montarme cada vez más rápido, hasta que alcanzó un ritmo vigoroso que estremecía la cama, aunque él se mantenía en silencio y sólo sus gruñidos junto a mi oreja me daban una indicación que estaba tan acelerado como yo.

andrescorpion no está en línea   Responder Citando
 
Page generated in 0,08787 seconds with 11 queries