Ver Mensaje Individual
Antiguo 13-01-2011 , 11:35:07   #2
andrescorpion
Denunciante Aprendiz
No Tiene Avatar Configurado
Me Gusta
Estadisticas
Mensajes: 127
Me Gusta Recibidos: 15
Me Gustas Dados: 0
Ingreso: 31 mar 2007

Temas Nominados a TDM
Temas Nominados Temas Nominados 0
Nominated Temas Ganadores: 0
Reputacion Poder de Credibilidad: 18
Puntos: 225
andrescorpion el Usuariox esta siendo muy bien visto/aandrescorpion el Usuariox esta siendo muy bien visto/aandrescorpion el Usuariox esta siendo muy bien visto/a
  
Predeterminado Respuesta: El mejor relato de incesto (hermanos)

"Uff, ¡Ojalá el productor piense lo mismo!"
Entre risas seguimos avanzando por la ciudad hasta que llegamos al supermercado, pero ahí encontramos un problema: una fila inmensa de coches esperando para entrar, y el retraso sería de mínimo 20 minutos.
"Ay no, ¿Qué hacemos?"
"Mira, -Raúl señaló una calle lateral. -podríamos dejar el carro ahí, son solo unos metros hacia la tienda."
Rápidamente di la vuelta por la calle y me estacioné en el lugar indicado, y entonces saqué la lista que me había dictado mi Mamá hace rato: "A ver, me dijo que no se me olvidara traer los tomates, un kilo de cebolla, y..."
De repente sentí algo frio y metálico apuntando contra mi cabeza, e inmediatamente una voz rasposa dijo con mucha tranquilidad: "No hagan nada estúpido, nos vamos a meter atrás y quiero que conduzcan hasta ese callejón al fondo, ¿Entendido?"
Dios mío, ¡nos están asaltando!
Acto 2: ¡secuestrados!
Me quedé en shock, totalmente paralizada, y más cuando pude ver con el rabillo del ojo que otro sujeto también tenía encañonado a mi hermano.
"No sé quiénes sean, -Raúl les dijo tratando de mantener la calma. –pero nuestros padres tienen dinero, sólo déjenos hacer una llamada y..."
Pero los tipos lo ignoraron y se metieron al asiento trasero. "Silencio. –Ordenó el tipo de la voz rasposa. -Nenita, maneja por la calle y métete a ese callejón al fondo."
"P-por favor, señor, yo…"
"¡Maneja!"
Asentí con nerviosismo, y apenas pude controlar el temblor de mis manos para manejar hasta allá, un callejón completamente vacío excepto por un basurero al fondo. El tipo me ordenó apagar el motor y entonces cubrió mi cabeza con una bolsa de tela negra opaca, para después sacarme del carro y llevarme hasta la cajuela del carro. "Métanse ahí."
"N-no… -les supliqué nuevamente, aunque la voz de Raúl me tranquilizó un poco. -Tranquila, María Elisa, pronto saldremos de aquí, Papá va a pagar lo que le pidan."
Con cierta dificultad me metí en el reducidísimo espacio, aunque un segundo después sentí a mi hermano junto a mí. Los fulanos cerraron la cajuela y arrancaron el carro. "Ay Raúl, ¿qué nos van a hacer?"
"No sé, -me respondió tratando de mantener la calma. -¿Estas bien?"
"T-tengo mucho miedo."
"No dejaré que te hagan nada, te lo prometo."
"¿Pudiste… verlos?"
"No, -respondió inmediatamente. –María Elisa, NO debes de verlos, si lo haces nos matan. ¿Entendido?"
"S-sí." Dije con resignación, y entonces abracé a mi hermano con todas mis fuerzas mientras el carro seguía avanzando por quién sabe dónde, hasta que después de casi 20 minutos…
…Se detuvo, y entonces la cajuela se abrió, aunque la bolsa negra seguía impidiendo que pudiera ver nada.
"Bájense." Dijo uno de los tipos mientras nos sacaban de ahí, y por los pasos a nuestro alrededor supe que había al menos 3 más.
"Bien, muy bien, -sonó una voz que no había oído antes, la cual parecía ser de un señor como de 60 años y con cierto acento norteamericano, aunque muy educado. –la muchacha está excelente, los felicito."
"Señor, -Raúl intentó interceder. –Se lo suplico, ¡Liberen a mi hermana y quédense conmigo! Mi Padre les dará lo que pidan."
"Muchacho estúpido, -respondió el tipo con una risita. –reconozco que eres valiente, pero lo siento, no me interesa tu dinero."
"Por favor, ¡déjenla ir! Ella no…"
"Silencio. –el tipo habló con autoridad. –llévenlos al cuarto, en un momento estoy con ustedes."
Uno de los fulanos me tomó de la mano y me fue guiando por lo que se oía como un largo pasillo empedrado, hasta que llegamos al interior de una casa, que por el sonido de mis tacones noté que tenía piso de madera. El tipo continuó llevándonos por lo que parecieron varias salas, hasta que finalmente nos metieron a un cuarto y cerraron la puerta.
"María Elisa, -me preguntó Raúl a mi lado. -¿Estas bien?"
"S-sí, ¿y tú?"
De repente alguien entró a la habitación, y con mucho cuidado me quitó la bolsa de la cara, aunque instintivamente volteé al suelo, recordando lo que me había dicho mi hermano hace rato.
Pero a pesar de que mis ojos aún estaban readaptándose a la luz, pude ver de reojo que estábamos en un cuarto blanco pequeño y con espejos en casi todas las paredes, que había una ventana con cortinas blancas a un lado, una cama King size en medio, y una cámara de video al fondo con un tipo encapuchado revisándola, así como otro fulano más a mi lado, aunque éste estaba vestido con un traje gris impecable y llevaba una pistola en la mano.
"¿Q-que es esto?" Pregunté apenas con un suspiro.
"A partir de ahora hablarán cuando yo lo indique, ¿entendido?" Dijo el tipo del saco, aunque por su voz educada y tranquila supe que era el mismo señor de hacía algunos minutos.
Asentí ligeramente.
"Ahora, muchacha, voltea a verme." Me ordenó.
"N-no, -intenté negarme. –no, por favor."
"No te lo estoy preguntando."
Obedecí temerosa, aunque respiré aliviada al ver que el tipo también tenía puesto un pasamontañas negro, el cual sólo dejaba entrever sus ojos azules y unas arrugas alrededor. "¿P-porque nos… tiene aquí?"
"No estás en posición de preguntar nada, aunque te diré que tu destino y el de tu hermano depende de que tan obediente seas con mis instrucciones, ¿Lo has entendido?"
Asentí ligeramente.
"Bien, -el tipo sujetó mi barbilla entre sus dedos. –así me gusta. ¿Cómo te llamas?"
"M-maría Elisa, señor."
"Muy bien, María Elisa, puedes llamarme Dave. Estás muy bonita, ¿a qué te dedicas?"
"Actriz, señor."
"Me lo imaginé, -se rió ligeramente. –Ahora, lo primero que quiero que hagas es…"
El americano me ofreció un vaso de agua y una pastilla rosa, y su ayudante hizo lo mismo con mi hermano, aunque en su caso, era una pastilla roja. "…Tómense esto."
Miré con desconfianza la pastilla. "P-pero…"
"Ah, yo ordeno y tu obedeces, ¿Recuerdas?"
Resignada, puse la pastilla en mi lengua y con un trago de agua me la pasé. Dave me pidió que abriera la boca para comprobar que me la había tomado, y al ver que así había sido, dijo complacido: "Muy bien, me gusta que seas obediente."
Asentí débilmente, pero en ese momento noté…
…que algo estaba pasando en mi interior. El calor en la habitación parecía aumentar con cada segundo que pasaba, mi piel se estaba poniendo muy, muy sensible, y hasta el roce de mi vestido contra mi cuerpo enviaba señales de placer a mi cerebro…
Dios mío, ¿Qué nos dieron?
Dave se sentó muy tranquilamente en una silla junto a la puerta, a la vez que el camarógrafo se
ponía en posición de grabar, y entonces nos aventó dos tarjetas a los pies, las cuales pude ver que eran nuestras propias identificaciones. "Recójanlas, muéstrenlas a la cámara y digan sus nombres y edad."
Miré dudativa hacia la cámara, y con voz baja dije: "M-maría Elisa Fernández, 22 años."
Raúl hizo lo mismo: "Raúl Fernández, 18 años."
Dave preguntó en voz alta, claramente para el video: "¿Son hermanos?"
Asentimos lentamente.
"Desnúdense, por favor."

andrescorpion no está en línea   Responder Citando
 
Page generated in 0,07595 seconds with 11 queries