Siempre habíamos hablado de nuestras fantasías. Las mías te las había confesado varias veces. Y habíamos intentado hacerlas realidad. Tú, sin embargo, pocas veces me contabas algo sobre el tema.
Por fin, una noche con tres copas de más, te soltaste. Ser acostarte con dos hombres, hacer un sándwich y sentir su calor a ambos lados de tu cuerpo.
El reto, aunque difícil, no era imposible. Pero... donde encontrar a alguien adecuado? Un extraño o alguien conocido?
Por aquella, yo tenia varios compañeros que marchaban destinados fuera de nuestra ciudad, entre ellos Luis, el cual había salido alguna vez con nosotros dos a cenar, pues después de su reciente divorcio, estaba demasiado solo y nos daba cierta pena.
Me habías dicho en alguna ocasión lo guapo que te resultaba y un día se me encendió la bombilla. Un trío con el? Se lo comente un día en el trabajo y su primera impresión fue de incredulidad. Pensaba que me había vuelto loco. Al día siguiente me pregunto si era verdad lo que le había contado. Que le había parecido una locura pero que se había excitado solo con pensarlo. Quede para el sábado por la noche.
Preparamos una cena en casa y, poco antes de empezar, te pregunte si no te importaba que llamara a Luis para que nos acompañara. Me respondiste que al contario, que estabas encantaba, pues en unos días partiría lejos.
A las nueve en punto se presento en casa. Cenamos con ese buen rioja que tenemos guardado. Entraba también que cayeron varias botellas. Nosotros bebimos por el placer del vino. El para coger valor.
Cada vez bebíamos más y cada vez la conversación se volvía más tórrida. Contándonos nuestras experiencias anteriores y nuestras fantasías, llegamos a estar supercalientes. Te notaba como le mirabas, con esa cara de gata en celo, bajando los ojos y tocándote el escote, el cual dejaba ver parte de tus enormes pechos.
Poco a poco fuimos acercando nuestros cuerpos y comenzaste unos castos besos de despedida a nuestro amigo. Cuando estos fueron a mas, el te metió su lengua en tu boca. Rápidamente te acaricio las tetas, por encima de la ropa al principio, por debajo de ella después. Te fue desnudando al mismo tiempo que lo hacías tu con el. En ese momento, me di cuenta que el vino se había acabado y fui a por mas.
Cuando volví y os vi, pase de cero a cien en un segundo. Tu estabas encima de el, a horcajadas, cabalgándole como una loca. Subías y bajabas tan excitada que ni advertiste mi presencia. El espectáculo era glorioso. Tu culo moviéndose, ofreciéndose para mí. Mi lengua pronto violo ese estrecho agujero. Cuando la notaste, diste un respingo como si la rechazaras. Después de lubricarlo con saliva durante un rato, me quite la ropa a la velocidad del rayo. Para entonces estaba que me salía. Tú seguías con el mismo ritmo de subida y bajada.
Tuve que frenarte un momento para poder metértela. Aunque bastante mojado, no tenias el culo suficientemente dilatado. Pero yo no podía esperar. Con cierta dificultad te penetre sin concesiones. Notaba como te dolía aunque en ningún momento de dijiste que parara. El tener dos pollas dentro de tu cuerpo te excitaba demasiado. Tu respuesta: placer.
Empecé a bombear salvajemente mientras Luis hacia lo propio. Tú no solo gemías. Gritabas como una loca, fuera de ti. Yo sentía como tu culo se acostumbraba a mi polla, por lo que el dolor inicial rápidamente se convirtió en orgasmo.
Como mínimo te conté tres en unos minutos.
Tanto Luis como yo notamos que no nos quedaba mucho. Como si lo hubiéramos preparado, te descabalgamos casi al unísono y acercamos nuestras pollas a tu cara. Para ese momento ya nos las había cogido con tus manos, metiéndote una en tu boca, masturbando la otra con maestría.
Después de unos segundos Luis te descargo un chorro inmenso de leche en tu cara. Yo tarde unos pocos segundos mas, llenándote entera de semen. Mientras te lo echábamos encima, estabas tan cachonda, que solo tocarte levemente el clítoris produjo tu cuarto orgasmo.
Esa si que fue una noche memorable!!!