Denunciante Bronce
 |  El misterio continúa en caso de las jóvenes de Medellín
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 | El misterio continúa en caso de las jóvenes de Medellín Por: Mariluz Avendaño/Medellín El Espectador revela las pistas sobre las cuales indaga la Fiscalía para esclarecer lo ocurrido el pasado 26 de diciembre.  Foto: El Colombiano
Diez días fueron suficientes para que la justicia decantara las inconsistencias en los relatos de tres policías de Medellín —destituidos ayer, según se dijo, por tratar de desviar la investigación— que pasaron de testigos a sospechosos por la desaparición y muerte de Eliana María Cárdenas Cardona y Lina Marcela Henao Dávila, dos jóvenes vendedoras de zapatos. La madrugada del 26 de diciembre último el Corsa modelo MQK 205, en el que se desplazaban junto con tres uniformados, cayó al río Medellín a la altura de la Estación Industriales. Desde entonces las versiones no cuadran y lo que parecía un trágico accidente vehicular, hoy tiene ribetes de novela judicial. Por ahora la investigación interna de la Policía avanza con mayor velocidad que la de la Fiscalía. De hecho, un reporte del pasado 4 de enero, elaborado por Martha Cecilia Penagos, directora de Fiscalías de Medellín, conocido por El Espectador, da cuenta del incipiente estado del proceso. Por ejemplo, reseña que hace apenas dos días se iniciaron las entrevistas de posibles testigos. Ya entregaron su versión Jesús Humberto Guerra, jefe de las jóvenes, y Jeanneth Cristina Navas, compañera de trabajo. Ambos contaron que el día de su desaparición Eliana y Lina se fueron al sitio de rumba El Carboncito. El administrador del bar recordó que vio a uno de los policías con ellas, pero no dio más datos. Nada arrojaron los videos de las cámaras de seguridad del lugar. “Se encuentran fuera de servicio”, explicó. En las últimas 48 horas investigadores de la Fiscalía se pusieron en la tarea de reconstruir qué pasó esa noche, por qué los patrulleros Luis Fernando Álvarez, Alejandro Vanegas Sánchez y Guillermo León Marín resultaron ilesos del supuesto accidente, no reportaron lo ocurrido, se desplazaban en un Corsa con placas ‘gemeliadas’ y luego ofrecieron versiones contradictorias. Por eso, se solicitaron copias del informe policial del supuesto accidente de tránsito reportado y el registro fotográfico. Al inspeccionar cámaras de seguridad de sitios cercanos al lugar de los hechos se estableció la identidad del policía Ferney Cordero Gonzalo, quien será llamado a entrevista. Mientras la justicia confronta las evidencias y se toman las primeras medidas administrativas contra los tres uniformados —la Procuraduría también anunció ya una investigación disciplinaria—, las familias de las víctimas padecen a destiempo los resultados de las pesquisas. El martes, a 94 kilómetros del lugar del accidente, en el sitio conocido como La Cortada, en Yolombó, fue recuperado el cuerpo de Eliana en avanzado estado de descomposición. Medicina Legal ya inició el proceso de identificación, pero a Alicia Cardona no le quedan dudas de que se trata de su sobrina de 22 años de edad. “Por las facciones del rostro y otros pequeños detalles sé que es ella”, dijo apesadumbrada a El Espectador, y les exigió a las autoridades “llegar a la verdad de los hechos”. El dictamen de Medicina Legal será determinante a la hora de asignar responsabilidades. Al cierre de esta edición voceros de esa entidad confirmaron que Eliana murió por ahogamiento. El cuerpo de Lina, de 28 años, sigue desaparecido. Los rescatistas tratan de ubicarla entre Yolombó, Anorí y Amalfi. No menos de unos 30 hombres provenientes de La Merced, Caldas, su tierra natal, se desplazaron hacia esos municipios del norte del Valle de Aburrá para buscarla entre las aguas. Todo es incertidumbre para la familia Henao. Gustavo Henao, padre de Lina y concejal de La Merced, dice a pie juntillas que no se trató de un accidente ni mucho menos: “Hay muchas inconsistencias”. La fiscal adscrita a la Unidad de Desplazamiento y Desaparición, Miriam Gutiérrez, ya avanza en esas contradicciones que protagonizan los policías. Homicidio, falsedad marcaría y desaparición son los delitos por los que hoy están siendo indagados. El inspector general de la Policía Nacional, general Orlando Páez Barón, dio pistas concretas sobre sus sospechas: “Los agentes no dijeron la verdad sobre lo ocurrido e intentaron desviar la investigación”. El coronel Ómar Rojas, comandante de la Policía Metropolitana, añadió: “(ellos) al estar distorsionando los hechos violaron y lesionaron nuestra institución”. En sus primeras declaraciones los uniformados dijeron que a Lina y a Eliana las conocieron esa noche del 25 de diciembre en el bar El Carboncito. Una versión más que controvertida, ya que se ha documentado que, incluso, Guillermo León Marín sostenía una relación sentimental con Eliana desde hacía dos meses. Amigos y familiares de Eliana sabían del romance, pero el patrullero les había dado otro nombre. “Él estuvo en mi casa contándome cómo fue el accidente y me dijo que se llamaba Santiago. Hoy me doy cuenta de que se llama Guillermo. Le pregunté y dijo que así le decía mi sobrina”, dijo Alicia . Ferney Salgado, administrador del bar, relató que la noche de Navidad los agentes y las jóvenes bailaron y sólo tomaron cerveza. Los investigadores han podido establecer que al encuentro iba a asistir una tercera mujer, que al final no llegó a la cita acordada con los uniformados. Uno de los policías investigados les dijo a sus superiores que de El Carboncito salieron a la una de la mañana con destino a Itagüí para llevar a su casa a Lina. Pero, a las 3 y 30 de la madrugada del 26 de diciembre, ocurrió el siniestro. ¿Qué pasó en ese tiempo?, se pregunta la Fiscalía. Además, el lugar del accidente queda a escasos tres minutos del bar, ubicado en la Avenida 33. Y los interrogantes siguen: ¿Por qué no fue reportado el accidente? Voceros del Cuerpo de Bomberos de Envigado, uno de los más capacitados en este tipo de rescates, así lo cuestinaron ante la justicia. Gildardo Henao, padre de Lina Marcela, preguntó también: “¿Cómo puede un vehículo con cinco pasajeros caer al río Medellín y tres de ellos salir ilesos? ¿Por qué no auxiliaron a Lina y Eliana?”. Y algo más: ¿Por qué uno de los uniformados se fue para su vivienda y no reportó el hecho? El patrullero Alejandro Vanegas dijo hace una semana a medios locales que en un principio negaron conocer a las jóvenes por miedo. Gildardo Henao lo dice sin rodeos: “Eso (el accidente) fue provocado”. Y para refrendar su tesis relató el inconveniente que su hija Lina tuvo con otro agente de la Policía Nacional. “Ella fue a visitarnos un día al pueblo (La Merced) en el puente festivo de octubre. En la carretera, como no pasaban buses, empezó a parar carros particulares. Fue ahí donde conoció a un policía. El agente la siguió llamando y salieron un par de veces. Él le pidió que le firmara un papel para cobrar una recompensa en Bogotá. Ella se negó y el agente le retuvo la cédula como 15 días. Yo no sé si ese policía esté involucrado en esto, pero sigue siendo muy raro”, añadió el padre de Lina. Todo ello se suma, además, a que la placa del carro Corsa accidentado había sido ‘gemeliada’, esto es, adulterada. En realidad esa placa correspondía a un carro en Mosquera (Cundinamarca). Con el hallazgo, que consternó al propio director de la Policía Nacional, general Óscar Naranjo, comenzó a perder fuerza la tesis de un posible accidente automovilístico y se incrementaron las dudas hacia el proceder de los uniformados. “He sentido un desconcierto muy grande al enterarme que los patrulleros se movilizaban en un vehículo con placas adulteradas”, declaró el alto oficial. No sería la primera vez que miembros de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá se ven involucrados en confusas situaciones. En mayo de 2009, habitantes del municipio de La Estrella reportaron la desaparición de las jovencitas Yudy Alejandra Castillo Mira, Laura Cristina Echeverry García y Yéniffer Puerta Saldarriaga. Dos meses después, el propio general Naranjo reveló que el mayor Luis Augusto Manrique Montilla, el subteniente Camilo José Pérez Parrado y los patrulleros José Luis Moncada Ruiz y Álex Fernando Flórez, todos adscritos al Comando de Policía de Itagüí, estaban involucrados en el hecho. La investigación demostró que a la altura del municipio de Itagüí los uniformados interceptaron el vehículo en el que se movilizaban las jóvenes y en el que también viajaba alias 28, un temido miembro de la banda La Unión, quien también fue desaparecido, y por quien los agentes cobraron una jugosa recompensa. Según quedó consignado en los archivos judiciales, “las jóvenes fueron picadas y arrojadas al río Cauca”. La Personería de Medellín, en cabeza de la Personera Permanente de Derechos Humanos, Patricia Aristizábal, aseguró que esta situación es muy similar a la ocurrida en el municipio de La Estrella “y no puede quedar impune”. En ese contexto, ya se ordenó el acompañamiento de las familias para lograr el esclarecimiento de estos hechos. Por su parte, la Alcaldía de Medellín designó a un abogado para que acompañe a las familias en el proceso por desaparición que instauraron desde el 27 de diciembre ante la Fiscalía General de la Nación en contra de los tres agentes de la Policía. El alcalde (e) Felipe Palau dijo que “se les brindará acompañamiento psicológico si así lo requieren, a través de la Secretaría de la Mujer”. Por ahora, la familia Henao y Cardona esperan que la justicia actúe con prontitud, mientras los vacíos los resuelve la Fiscalía. Enlace: http://www.elespectador.com/impreso/...es-de-medellin
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