Década del ‘70: Tienes un email









Década bisagra en el mundo de la tecnología ya que de la mano del microprocesador, las planillas de cálculo, la fibra óptica y los discos compactos, el mundo entraba en tiempos de vanguardia tecnológica al alcance de todos.
Los primeros pasos en la red internet sembraron un terreno apto para el nacimiento de cientos de tecnologías y herramientas que mejorarían a pasos agigantados las comunicaciones y las relaciones sociales. Pero nada fue igual después de que el programador estadounidense Ray Tomlinson, luego de trabajar algunos años en un proyecto de diseño de un sistema de comunicación dentro de la red militar ARPANET, miró el teclado y encontró lo que necesitaba: Un símbolo que no se encontrara en el nombre de ninguna persona ni empresa en el mundo y que permitiera considerar único a cada uno de los destinatarios de los mensajes que, hasta ese entonces, viajaban sólo a través de las redes del gobierno y las universidades.
Muchos profesionales e historiadores creen que el nacimiento del e-mail o correo electrónico fue el argumento válido y principal herramienta para que la red internet se masificara. Lo cierto es que este símbolo que tan familiar nos resulta en la actualidad y sin el cual gran parte de nuestra cibervida social y profesional desaparecerían, se conviritó en el mentor de una nueva manera de ver la tecnología y la comunicación, totalmente orientada a los vínculos entre personas comunes y las relaciones entre empresas o instituciones. Por su aporte, Tomlinson fue premiado con el Príncipe de Asturias de Investigación Científica en 2009, junto a Martin Cooper, inventor de la telefonía móvil.
Pero así como mencionamos el valor de FORTRAN para el mundo de la programación, no podemos dejar de mencionar al Walkman (1979) como otro de los grandes inventos del siglo XX, el cual marcó el rumbo de todas las generaciones siguientes e hizo un gran aporte al crecimiento de la industria de la música y el entretenimiento. Durante los ‘70 también nacieron el primer videojuego (Pong), los Post-it, el cubo de Rubik, los patines en línea, el encendedor descartable y la impresora láser.




1980: El comienzo de la sociedad digital









Además de ser una de las décadas más influyentes y atractivas tanto a nivel estético, como musical y cinematográfico, los años 80 fueron los que marcaron el inicio de lo que solía denominarse “Aldea Digital”, un espacio virtual donde las personas pasaban a convertirse en internautas.
El embrión de los que hoy es internet se apoyó para su crecimiento exponencial en un ******o creado por Dennis Hayes y que encabezaría la revolución de las telecomunicaciones globales: El Módem. El nacimiento de las corporaciones multinacionales y el avance de la informática doméstica ayudaron a que el módem se convirtiera en la herramienta indispensable para las comunicaciones globales.
El crecimiento de las redes telefónicas y el bajo costo de uso las convertía en el medio de transmisión ideal para interconectar miles de computadoras entre sí y transmitir datos, pero el problema era que esas líneas estaban preparadas para tráfico de voz. Acondicionar la información digital de las computadoras a un formato análogo (modulción) para luego devolverla en formato digital al destinatario (demodulación) fue la solución que proveyó la empresa Hayes Microcomputer Products Inc. en 1979.
Del proceso de “modulación” y “demodulación” es de donde recibe su nombre el módem. Su evolución ha sido escalofriante: Los primeros modems transmitían a velocidades de entre 300 bps (bits por segundo). Diez años después ya llegaban a 2400 bps. Y apenas unos pocos años más tarde lograron superar los 28.800 bps y 33.600 bps, dos estándares en velocidad hasta la llegada de los equipos de 56kbps en los ‘90. Además de este salto tecnológico, los ‘80 nos regalaron grandes inventos como el corazón humano artificial, el CD-ROM, el sistema operativo Windows, el término “realidad virtual”, los lentes de contacto descartables, el Prozac y el comienzo de la saga Volver al Futuro.




1990: El mundo desde tu pantalla.









Ningún otro invento del siglo XX influyó tanto en la sociedad como el nacimiento de la World Wide Web, el sistema de distribución de información basado en hipertexto a través de internet que revolucionó y modificó para siempre los hábitos y relaciones entre personas.
Después de la escritura y la imprenta, nada hasta el día de hoy penetró tanto en la manera de relacionarnos y vivir como la web, revolución que paradójicamente también aisló a las personas de las relaciones directas. La WWW creada en 1989 por el inglés Tim Berners-Lee junto con Robert Cailliau, no fue publicada como trabajo hasta 1992.
Durante los años posteriores a su creación, Berners-Lee se dedicó con gran esmero a moderar y homologar la web asesorando a desarrolladores, influyendo en la creación de estándares como el markup language (HTML como el más popular). La web se convirtió en plataforma de un nuevo modelo de negocios, el cual fue conocido como “la era de las punto com”, empresas que recibieron fuertes sumas de dinero y vieron crecer el valor de sus acciones a cifras de miles de millones en pocos días.
El problema parecía ser que este nuevo modelo de negocio todavía no respetaba las reglas tradicionales de la economía moderna, lo que hizo que la falta de retorno de sus inversiones las llevara a la bancarrota total. Esta década también fue madre de muchos otros inventos como Napster, el primer sistema de intercambio de archivos P2P (invento que también dio inicio a la crisis del monopólico mercado de comercialización de contenidos audiovisuales). El Motorola StarTAC (1996), fue el padre de la telefonía móvil realmente funcional, ya que hasta ese momento los equipos eran poco transportables y de limitada tecnología. También nacieron el DVD, el contestador automático, el sistema de GPS satelital público y el Viagra.




2000: El efecto Y2K, el apocalipsis informático y un nuevo renacer



Recuerdo las máquinas que se vendían a fines de los ‘90 con una etiqueta que decía “Preparada para el año 2000″, algo que sonaba









como que si uno la compraba se aseguraba un asiento en el nuevo milenio. No sólo el mundo de la tecnología estaba alborotado.
Miles de creyentes veían al año de los tres ceros como el fin de la humanidado o la llegada del salvador en sus respectivos calendarios. Lo cierto es que las empresas se estaban rompiendo la cabeza tratando de encontrar los mejores y más prácticos métodos para resolver este ¿impensado? suceso que nos devolvería a la era de las cavernas de la noche a la mañana.
La programación de casi todos los procesos que dependen de una computadora se realiza reproduciendo los husos horarios a través de un reloj interno. Cajeros automáticos, puertas de bancos, agendas electrónicas, licencias de software, organismos del estado encargados de almacenar y emitir certificados, sellados, órdenes de trabajo, rutas de distribución e incontables tareas más dependían de que se llegara al 31 de diciembre de 1999 con una solución a este cambio de milenio.
El principal problema estaba en que al momento de crearse se tomó como variable 1900-1999 (es de suponerse que para ahorrar líneas de programación) período en el que seguramente muchas aplicaciones quedarían obsoletas o “alguien inventaría algo para resolver este problema”. Entre otros grandes logros de esta primera década del siglo XXI podemos destacar al ipod y todos los reproductores portátiles que lo precedieron, el servicio de iTunes que vino junto con estos reproductores y aún hoy es uno de los pocos modelos de negocios que quizás podrían salvar a las grandes corporaciones de venta de música. También comenzaron a masificarse los vehículos híbridos, como una respuesta a la búsqueda de una forma de consumo de los recursos del planeta más que sea sustentable a largo plazo, la nanotecnología y Youtube. La explosión de la burbuja de las punto com dejó también muchas enseñanzas, además de millones de empleados en la calle y empresarios y bancos en bancarrota, pero significó una madurez en la web, la cual se orientó hacia modelos más sustentables de negocios y nuevas formas de monetizar por servicios y recursos en la red.