Cierto día, un tipo llega concupiscente a su casa; toma a su mujer por la cintura y, con voz desesperada y cachonda a la vez, le susurra al oído:
"Mi amor, estoy muy excitado y te voy a dar hasta por las orejas".
"¡No, por las orejas no, por favor, me voy a quedar sorda!"
"¿Y cuándo te has quedado muda?"