Me miró fijamente a los ojos y sin palabras
En un lenguaje silencioso Me llamo niño
Roso sus finos dedos por mi cuello
Suspirando hondo y exaltando su corpiño
Ni el temor más infante padecido
En mi odisea de impúber comparación
Hubiere tenido con ese preciso momento
Tomo mi mano posándola sobre su vientre
Miro de nuevo mis ojos
y ahogada de éxtasis suspiro
Evidentemente madura, segura de su atractivo
Mantuvo el momento una eternidad
Tanto había en ella de señora, su carácter altivo
Tanto había en ella de niña, su piel sin edad
Silencio sus ojos
Y despojo su alma y su conciencia
Recorrió con mis dedos su tersa piel,
En un agónico esfuerzo de paciencia.
Un instinto humano y poderoso
Me acerco a sus labios y el desenfreno
Nos invadió y como nunca antes mi pecho latió.
Con las fuerzas que hasta ahora desconocí
Sostuve su cintura fuertemente
Y levante su cuerpo de su sitio y en un océano de
Besos y piel me sumergí.