Una cosa es el desacuerdo que se pueda tener con China, con su manejo inadecuado hacia el Tibet. Es algo que un pais civilizado criticaría por fundamentos, pero no le afecta directamente. Es como criticar hechos que ocurren en Venezuela, como la expropiación vulgar de propiedades privadas, la clausura de canales de televisión y la censura de medios escritos, la persecución contra figuras de la oposición y el encarcelamiento de otros. Pero es que con Venezuela se tiene un problema, el cual nos afecta y mucho a los colombianos, y son los campamentos existentes de grupos terroristas en Venezuela. Estoy seguro que si Rusia albergara una hipotética fuerza rebelde tibetana, China rompería relaciones de manera inmediata. No más mire el alboroto que formaron por la entrega de un Premio Nobel a un disidente político. Casi llaman a consultas al embajador en Noruega (o en Suecia). Eso es lo que se discute, el olvido de los temas trascendentales con Venezuela, además de los económicos. La presencia de las guerrillas en Venezuela es un tema de vital importancia para Colombia, lo cual no puede postrarse en el cuarto de Sanalejo por intereses económicos.