Temporadas NBA: 22
Partidos jugados (Regular Season): 1.772 (861 victorias-911 derrotas; 48.6%)
Apariciones en Playoffs: 14
Palmarés: 1 Anillo (2006)
División: Southeast
Conferencia: Este
Números retirados: 10 (Tim Hardaway), 33 (Alonzo Mourning)

Pabellón: American Airlines Arena (19.600 espectadores)
Propietario: Micky Arison
General Manager: Pat Riley
Asistentes: Keith Askins, David Fizdale, Chad Kammerer Bob McAdoo
Entrenador jefe: Erik Spoelstra (3ª temporada; 90 victorias-74 derrotas)


-Resumen temporada 2009-10:

Puntos: 96.5 (25º)
Rebotes: 41.8 (15º)
Asistencias: 18.9 (28º)
Récord: 47-35
Puesto división: 3º
Puesto conferencia: 5º
Playoffs: 1-4. Eliminados en primera ronda contra Boston Celtics


-Líderes estadísticos 2009-10:

Puntos: Dwayne Wade (26.6)
Rebotes: Udonis Haslem (8.1)
Asistencias: Dwyane Wade (6.5)
Robos: Dwyane Wade (1.
Tapones: Joel Anthony (1.4)


-Plantilla 2010-11

Altas: Patrick Beverley (Olympiacos), Chris Bosh (Toronto Raptors), Eddie House (New York Knicks), Juwan Howard (Portland Trail Blazers), Zydrunas Ilgauskas y LeBron James (Cleveland Cavaliers), Mike Miller (Washington Wizards), Da´Sean Butler y Dexter Pittman (Draft)
Bajas: Michael Beasley (Minnesota Timberwolves), Daequan Cook (Oklahoma City Thunder), Yakhouba Diawara (Enel Brindisi), Jermaine O´Neal (Boston Celtics), Quentin Richardson (Orlando Magic), Dorell Wright (Golden State Warriors), Rafer Alston (Agente Libre)





Posible quinteto titular:

B- Mario Chalmers
E- Dwyane Wade
A- LeBron James
AP- Chris Bosh
P- Joel Anthony



Análisis:


Pocas veces un equipo había despertado tanta expectación como los Miami Heat de la temporada 2010-2011. Una expectación que en muchos casos ha derivado también en animadversión o incluso odio exacerbado. Sea como fuere, lo que está claro es que todo el mundo está ansioso por ver jugar a los Heat, que de la noche a la mañana se han convertido en el rival al que todos desean ganar en la NBA.


Miami es de esos equipos construidos a base de marketing y de expectativas generadas antes de que empiece a botar el balón. Una apuesta arriesgada, que tanto puede llevarte a la gloria como convertirse en el más rotundo y escandaloso de los fracasos, puesto que es casi imposible recordar un equipo que haya tenido más presión que los Heat de la próxima temporada. Sin embargo, hay que reconocer que, desde el punto de vista de los directivos de la franquicia, era esto o nada. Es decir, o se hacía un esfuerzo titánico por construir un equipo estelar (al menos en cuanto a nombres) o tocaba reconstruir desde las cenizas, puesto que la llegada de nuevas estrellas a la plantilla estaba condicionada por la continuidad de Dwyane Wade, y viceversa.


Y es que Wade lo tenía claro: o llegaban refuerzos que permitieran luchar por el Anillo, o se marchaba a otro equipo. Así de fácil. En un mercado tan importante como el de Miami, nadie quería correr el riesgo de quedar fuera del mapa de los equipos favoritos, y así lo entendió un perro viejo como Pat Riley. Los Heat no dudaron en dar salida uno detrás de otro a los contratos de larga duración para dejar espacio en el salary cap para acometer fichajes importantes. Después, la amistad entre Wade y sus compañeros de la generación de 2003 hizo el resto. Tanto LeBron James como Chris Bosh, las principales perlas del mercado de agentes libres del verano de 2010, renunciaron a contratos más sustanciosos en otros destinos para acompañar a Dwayne Wade (que también perdió algo de dinero por el camino) en un megaproyecto en el que tres de los diez mejores jugadores de la NBA compartirían vestuario, balón y ansia por el Anillo.


Este movimiento convirtió de inmediato a los Miami Heat en el equipo de moda, y también en el equipo al que más ganas le tienen todos los rivales, por encima de Lakers o Celtics. Sobre el papel, el gran atractivo será ver juntos sobre la pista a Wade, James y Bosh. Y la principal incógnita, comprobar si con ellos tres será suficiente como para lograr el objetivo más alto. Y es que, debido a las apreturas del espacio salarial, Miami ha renunciado prácticamente a la clase media de la NBA, y ha configurado su plantilla con tres superestrellas acompañadas de veteranos que están destinados a aportar en situaciones muy puntuales. Es el caso de Eddie House (y su especialidad en el tiro exterior), Zydrunas Ilgauskas o Juwan Howard, cuya experiencia deberá rellenar el vacío que tiene Miami en la pintura, especialmente en el apartado defensivo.


Otro fichaje como Mike Miller deberá ejercer como sexto hombre de garantías en el equipo, en una segunda unidad en la que compartirá cancha con hombres como Carlos Arroyo y Udonis Haslem, veteranos que tienen su rol bien asumido. La juventud la aportan Mario Chalmers y los novatos Da´Sean Butler y Dexter Pittman, que tendrán complicado encontrar hueco en una rotación en la que tres jugadores acapararán muchos minutos.


¿Será capaz un entrenador "de perfil bajo" (en el buen sentido) como Erik Spoelstra de distribuir los minutos y las responsabilidades entre tres jugadores acostumbrados a aglutinar el juego por sí solos? He ahí la madre del cordero. Si la lucha de egos no se manifiesta -y todo dependerá de los resultados deportivos-, la jerarquía del equipo debería estar encabezada por Wade, por ser el capitán y el "anfitrión" de esta fiesta. El hecho de que Lebron James escogiera Miami a sabiendas de la presencia de Wade y Bosh y no otro equipo en el que volvería a ser la estrella indiscutible, quizá signifique que está dispuesto a compartir galones por primera vez en su vida en pos del objetivo que persigue desde hace años: el Anillo. Si esto es así, y el Big Three sacrifica estadísticas como ha sacrificado salario, la química del equipo -gracias a su indiscutible calidad- debería ser suficiente como para generar una inercia ganadora. Otra cosa será cuanto lleguen las eliminatorias por el título y se encuentren con rivales dispuestos a morder en la yugular.


En cualquier caso, nos espera una temporada divertida con los Miami Heat de por medio. Un equipo al que todos queremos calibrar y que va a ser observado con lupa en cualquier cosa que haga. Tener a los mejores jugadores no siempre es sinónimo de éxito, pero si que es sinónimo de expectativa. Pase lo que pase este curso, habrá que tener un ojo puesto en el sur de Florida.