Jaimito se va de casa y vive como un mendigo en una gran ciudad,
al cabo de los años, en Navidad, le entra el arrepentimiento y con su
ultima moneda llama a casa:
-Ring, ring
-¿Si?
-Mama, soy Jaimito, ¡estoy en la calle!
-¡Súbase al andén mijito antes de que lo coja un carro!