 Denunciante Leyenda
 |  Columnista del portal Goal.com critica severamente el fútbol de la Selección Colombia
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 | Bajo el título "El Consultorio del Dr. Discépolo House: Colombia, un país que sigue apostando a un fútbol sin arcos", este columnista del portal Goal.com critca severamente el regreso de Francisco Maturana y Hernán Dario Gómez a la Selección Colombia.
A continuación transcribimos el texto completo: Este irónico analista ya no tiene piedad por nadie. Ahora su gran problema es Colombia y la obsesión por el fracaso de sus máximas autoridades. Con toda su acidez, nuestro periodista opina sobre el fútbol colombiano y se da el lujo de describir a Francisco Maturana y al Bolillo Gómez. Algo fuerte, pero...
Siempre lo dije. Colombia me enamora. Y no lo digo por el café, ni por sus mujeres: de los más sabrosos y sabrosas del mercado mundial. Barranquilla, Medellín, cuántos recuerdos. Se me eriza la piel, se me cae una lágrima que traspasa la pantalla. Debo parar, no puedo seguir tipeando: el agua se entromete en el teclado. Va de la Q a la P, romántica la gota de agua. Colombia, bello país. Y su fútbol, sobre todo, en los queridos años ochenta y, más aún, noventa, tiene relación directa con ese espacio de felicidad de mi vida.
Jugadores que le dieron un impulso imborrable, mágico, inigualable: Carlos El Pibe Valderrama, Faustino Asprilla, Leonel Alvarez, Freddy Rincón, Iván Valenciano, El Tren Valencia. futbolistas con clase de exportación: toque, gambeta, lujo y, de vez en cuando algún gol, algún festejo. Porque acá, en este instante, digo lo más importante de esta magnífica columna, que le da un brillo estelar a esta brillante página deportiva conocida como goal.com: amo los toques intrascendentes a los costados. Los amo fervientemente, los amo con el corazón.
Me agradan los pases a los costados, me dan vida. Los necesito como el agua, como el sol, como las mujeres. Alguna vez, algún incrédulo lo definió con exactitud: Fútbol sin arcos. Genial, sublime. Eso es lo que me gusta. Toque, pausa, para aquí, para allá. Y hacia adelante, de tanto en tanto. No es lo más importante, claro: prefiero el lujo al gol, prefiero un taco a un cabezazo a la red. Soy así, qué voy a hacer. Viviré equivocado, pero vivo con dignidad. ¡Qué recuerdo que guardo de Pacho Maturana!
Un entrenador de salón: todo lo que tocó en los últimos 15 años lo convirtió en barro. Otros, lo convierten en oro. El, bueno, hizo lo que pudo. Gran, pero gran odontólogo. Y excelente entrenador: habría que encontrar los dos o tres triunfos que consiguió en los últimos cinco años. ¿O son muchos? Le perdí el rastro cuando dirigió a Gimnasia y Esgrima La Plata (un ignoto equipo de la Argentina) y cuando dirigió a Trinidad y Tobago (un ignoto país de vaya saber dónde…). Perdió todo lo que pudo. Y eso, para mí, es valioso. Muy valioso: morir por un ideal. El hombre defendía una idea y…, fracasó todo lo que pudo. Todo lo que lo dejaron, en realidad.
Yo pensé, cuasi ilusionado, que los colombianos habían recapacitado. Que habían aprendido de las frustraciones. Es como ese niño que va y choca contra la pared con su autito nuevo: un día, seguro, va a parar. Se va a dar cuenta. Sin embargo, no quería angustiarme. Cuando leí, hace varios meses, que Hernán El Bolillo Gómez fue confirmado como el DT del coloso seleccionado cafetero, pensé que se trataba de una broma. Porque una cosa es que a mí me agrade el fútbol de 1900. El de los toques, el de la gambeta, el de la pausa inmensa. El Fútbol sin arcos. Pero que las prestigiosas autoridades del fútbol colombiano hayan caído otra vez en la trampa de la nostalgia, eso sí que es cosa seria. Al final, están todos, pero todos, locos. Como yo…
Hermoso país es Colombia. Sus mujeres, su café, sus playas. Hasta voy a confesar algo, ya que no nos lee nadie: tengo todos los discos de Shakira. Pero que haya vuelto el fútbol de café, eso sí que es fuerte. Demasiado fuerte.http://www.caracol.com.co/nota.aspx?id=1371346
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