La noche cae estrepitosamente, los ecos de la tarde son vestigios del ayer, el futuro se vuelve incierto con el pasar de los minutos, las horas, las gentes.
Observo la piel tornándose longeva con tanta quietud del movimiento, el alma en espera de algún silencio perdido por estos lugares, se aprovecha del dolor producido para sentirse viva, mientras que vosotros cobijados por el amparo que ofrece la fortuna, naceréis de nuevo como poemas, libros y olvidos.