Con la caída del 'Mono Jojoy', se da un fuerte golpe a la estructura militar y supuestamente ideológica de las FARC. No obstante, es importante recordar que esta guerra contra el crimen no puede ganarse únicamente en el campo de batalla, y que para poder derrotar al crimen habrá que hacer mucho más que la sola incursión militar.
Es importante recordar cuál fue el origen de las FARC, bajo qué circunstancias empezaron. Para mediados de los años 60, Colombia aún vivía una época de violencia, algo que no podía solucionar el Frente Nacional, con el que se pretendía evitar la violencia partidista. Ante estas circunstancias, sobrevino un abandono por parte del Estado de muchos sectores de la sociedad, en especial los campesinos. De ahí a que en 1964 surgieran las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), grupo armado de ideología marxista que buscaba crear un Estado socialista en Colombia, y para aquel entonces parte del campesinado se unió a ellos a falta de un gobierno que se preocupara por ellos.
Podríamos decir que durante sus años iniciales la lucha armada fue justificada debido a este abandono del Estado y la ausencia de un modo de llamar la atención. Sin embargo, en los aos 80 ocurriría el maridaje entre guerrilla y narcotráfico, lo que sobrevendría en la incursión al crimen organizado. Ante la falta de recursos, empezaron a recurrir a los secuestros, ya no con fines políticos sino con fines extorsivos. Pero fue en esta misma época que descubrieron la plata fácil de las drogas, con lo que terminaron de cruzar el umbral del crimen. Fue entonces cuando sus acciones pasaron a dirigirse contra el pueblo que decían defender, comenzaron los ataques a la población civil, los secuestros masivos con fines extorsivos, pero descaradamente alegaban tener una ideología política, la cual había quedado a un segundo plano.
Pero ha sido esta falta de la presencia del Estado con oportunidades la matriz común del origen de ésta y otras organizaciones al margen de la ley, tanto en el campo como en la ciudad, sean organizaciones estructuradas o delincuencia común. La acción militar se ha convertido en último y único recurso posible tras agotar todas ls instancias no violentas, y las circunstancias actuales la justifican, pero esta acción armada será inútil si paralelamente no se desarrolla un acompañamiento del Estado mediante trabajo, educación y oportunidades de desarrollo. No queda duda que para acabar con el crimen, el primer paso debería ser acabar con la miseria.