Denunciante Ultra
 |  Combos cobran "peaje" a las visitas de novios
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 | Combos cobran "peaje" a las visitas de novios  Junto a una carta de su eterna enamorada, en uno de los bolsillos más pequeños de su billetera, Martín* guarda su "visa" para ir a visitar a su novia.
Y no es que la "dueña de sus afectos", su "negrita" o su "reina", como él la llama, viva en otro país. Vive a solo dos calles de su casa, pero los separa una de las fronteras invisibles implantadas por los 'combos' delincuenciales que imponen su ley en uno de los barrios de la comuna 6.
Por eso cada viernes, o el día en que Martín quiera ir a fundirse en los brazos de su amor, debe enseñar su "visa", con la que demuestra que pagó "el impuesto" para pasar los callejones prohibidos sin inconvenientes. Ese papelito ocre, doblado en más de cuatro partes, "hace constar que fulano de tal pagó los 10.000 pesos quincenales para pasar de tal lado a este otro".
Martín sabe que esa vacuna, le quita 20.000 pesos mensuales del sueldo que se gana en el centro de Medellín arreglando planchas en un mercado de las pulgas. El papel le da inmunidad, y "es la única garantía de ver a mi negrita sin que pase nada. Porque es duro sacar esa platica, ¿no ve que a veces no me hago ni para el pasaje? Pero puede más el amor y yo hago el esfuerzo con tal de ir a verla".
Pagar por ver la familia
La letra de la canción popular Dolor de Patria le arranca del alma muchas lágrimas a Carlos*. La ha escuchado por lo menos 10 veces a todo volumen, y vuelve a repetirla, porque cree que pasará otra semana sin poder ver a su pequeña hija.
Carlos no ha reunido los 12.000 pesos que le exige uno de los muchachos que él vio crecer y que ahora le da el permiso para cruzar hasta el otro barrio sin que sufra las consecuencias de atravesar las fronteras invisibles, en la misma comuna 6 (Doce de Octubre).
Por eso se lamenta, y explica en voz baja y aturdida a la vez por los parlantes del equipo de sonido que el trabajo está muy malo. "Voy a ir a pegar unos adobitos para ver si me hago la plata y pago el paso para ver a mi hijita".
Una práctica nueva
El cobro de vacunas para que Martín pueda ver a su novia y Carlos a su hija, o para pasar de un sitio a otro, es una práctica que Rafael Rincón, ex personero de Medellín y asesor jurídico de la Mesa de Derechos Humanos de la comuna 6, califica como nueva.
Rincón dice que han recibido este tipo de denuncias pero al momento de formalizarlas ante las autoridades, la gente no autoriza por temor a represalias. Afirma que "en los barrios se da una especie de empresas que usan la violencia no solamente para pelearse un territorio sino la fuerza ilegal que tienen para venderla bien sea protegiéndola o cobrando el uso del territorio o permitiéndole el tránsito libre de un lugar a otro a la gente".
Estas prácticas de rentas ilegales son para el consultor en seguridad ciudadana, Diego Corrales, "una degradación del conflicto armado que se ha trasladado a casos tan particulares. Eso es una forma de mostrar el poder que se tiene frente a los que son considerados los más débiles y la imposición de las rentas ilegales mediadas por el miedo".
Pero el cobro de extorsiones ha comenzado a sobrepasar los límites. Según Rincón, "los integrantes de los 'combos' han llegado a cobrar 'vacunas' por situaciones que implican el cuerpo o la libre expresión. En el barrio San Martín de Porres hacen cobros por permitir el pelo largo. Como dicen ellos, por aquí no vamos a permitir ni un solo peludito".
Como en el pasado
El miedo de Martín, Carlos y otras de las personas a denunciar el cobro por el paso de un territorio a otro, ha conllevado a que en la Personería no se tenga ni una denuncia al respecto. Así lo afirmó Ana Patricia Aristizábal, personera Delegada para los Derechos Humanos en Medellín.
Sin embargo, en el último informe presentado por esta entidad se referencia que "estos grupos (ilegales) han desarrollado un aprendizaje en cuanto a las técnicas militares y de control de la población y el territorio, lo que se expresa en asuntos como la extorsión generalizada a pobladores, comerciantes, transportadores, contratistas de obras públicas, entre otros. Adicionalmente, se da la imposición de normas de comportamiento y establecimiento de límites infranqueables para garantizar el dominio y la seguridad de sus integrantes".
La antropóloga Francy Esther del Valle manifiesta que este tipo de hechos se debe a que "la gente quedó inestable, no hay quién respalde las relaciones mínimas de los barrios que se han deteriorado al ciento por ciento. Uno no le habla a la gente por miedo a que le saque una pistola y todo se responde por la fuerza, entonces se está generando un caos. Lo que hay es una inestabilidad, una iliquidez en todos los aspectos por la falta de presencia del Estado".
Del Valle recordó que esta situación es parecida a la vivida hace algunos años en la ciudad, cuando los paramilitares rayaban a las niñas que utilizaban descaderados porque incitaban sexualmente a los hombres. "Falta intervención en la infraestructura, en lo cognitivo y lo social".
Sábado, día de la cuota
Ayer era el día de pago de la "visa" que otorga la inmunidad para que Martín y Carlos puedan ver a los suyos. Hasta el viernes, día de esta entrevista, ninguno de los dos hombres había conseguido la plata para pagar "el impuesto al amor" que se inventaron algunos de los combos en los barrios de la comuna 6.
Por eso en la última conversación telefónica que tuvo Martín con su novia, ella le dijo que "tendría que aguantarse las ganas de verlo, porque si no hay plata que más hacemos. Es mejor que se quede en la casita tranquilo y que no me le pase nada".
Carlos, por el contrario, ya siente el desespero de no ver a su hija por otros ocho días. La escasez de su trabajo no le ha permitido conseguir como él dice, "ni una librita de arroz", entonces mucho menos la "visa" para ir a verla.
Ambos volverán al rebusque para conseguir los billetes que les permitan obtener el aval y cruzar las fronteras invisibles que les impide fundirse en un abrazo interminable con los suyos, sin tener que pagar un solo peso.
*Nombres cambiados por petición de las fuentes.
10.000 pesos deben pagar algunas para poder visitar a sus seres queridos
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