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 Denunciante Leyenda
 |  Tiene 16, pesa 146 kilos y quiere ser campeona femenina de sumo
Calificación: de
5,00
 |   La inglesa Sammy Stacey fue la primera occidental en ser admitida en una escuela japonesa. Mientras muchas chicas adolescentes están obsesionadas con ser flacas, Sammy Stacey estaba feliz por haberse convertido en la primera inglesa en ingresar a una prestigiosa escuela de sumo japonesa.
Cuando Stacey tenía 14 años logró ser la primera estudiante occidental en ingresar a una academia de sumo en Japón. Seis meses más tarde, la chica había llegado a pesar 146 kilos a pedido de sus profesores, un pequeño sacrificio para llegar a ser una estrella en la disciplina.
La chica, oriunda de Queensland, Australia, se mudó a Japón hace dos años, y tuvo que adaptarse rápidamente al ritmo de vida sumo: “Cuando estaba empezando, tenía que levantarme a las 5 de la mañana para prepararle el desayuno al resto. Nadie hablaba inglés y no entendía ni siquiera lo que se decía en las lecciones”, relató la chica, según el diario inglés The Sun.
Con el tiempo, Stacey empezó a gozar de una mejor categorización dentro de la institución, algo clave para librarse de las tareas del hogar. La adolescente entró a la Escuela Secundaria Tottori Johoku tras ganar el Campeonato Mundial de Sumo de Estonia.
Stacey hizo un gran sacrificio para ganarse un lugar en la escuela, y para tener el peso necesario para permanecer: “Me sentía enferma por toda la comida que tenía que comer constantemente. Todo el día comía, y apenas dejaba el plato me obligaban a llenarlo de nuevo”, recordó. Su dieta estaba pensada para que incorporara 5 mil calorías al día.
Después de sólo medio año dentro de la institución, la chica llamó a sus padres para que la rescataran de ahí y volvió a su hogar en septiembre de 2009. “Cuando la vimos nos sorprendimos. Le costaba moverse y se veía infeliz”, recordó su padre, Warren.
Pero al poco tiempo de regresar a su hogar, la chica recibió otra mala noticia: su deserción de la escuela de sumo le había valido la expulsión de la Federación de Sumo de Australia. “Mi corazón está roto. Amo el sumo y ahora no podré volver a competir”, se lamentó la chica, que todavía mantiene una redonda figura como recuerdo de sus días como luchadora de sumo.
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