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 |  Se esfuma el 'sueño dorado español' a miles de colombianos
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 | Se esfuma el 'sueño dorado español' a miles de colombianos Caracol | Agosto 22 de 2010  Una dramática situación económica, familiar, afectiva y hasta de autoestima viven miles de migrantes de la zona cafetera colombiana que están retornando a la ciudad de Pereira, tras buscar sin éxito el "sueño dorado español".
La cisis económica que afecta a España y otras naciones, donde el desempleo aumentó y un puesto de trabajo para los latinoamericanos es cada vez más difícil, está frustrando la esperanza de un futuro mejor que tenían las personas que decidieron aventurar en el Viejo Continente.
Son personas que se levantaron en barrios populares de Pereira como la Ciudadela Cuba, o en municipios risaraldenses como Santuario o Santa Rosa de Cabal, quienes por falta de oportunidades en los tiempos de crisis de los años 90 y comienzos del milenio, viajaron de manera improvisada a España y otras naciones europeas.
En Madrid, Barcelona, Valencia, Islas Canarias y otros lugares vivieron su propio drama mientras se adaptaban a una nación extraña y conseguían algún trabajo para empezar a ayudar a sus familias o, simplemente, pagar las enormes deudas que dejaron los gastos de viaje.
Ya ubicados en trabajos apenas aceptablemente remumerados, pudieron cumplir las obligaciones económicas que les generó la aventura e, incluso, ahorraron para enviar dinero por remeses a sus hogares en Colombia.
Pero hoy las cosas han cambiado por causa del bajón de la economía ibérica, el desempleo y la suspensión de los subsidios y ayudas ofrecidos al comiezo de la crisis por el gobierno español. El momento es difícil y los ha forzado a regresar, en la mayoría de los casos sin poder gozar los frutos de las largas jornadas de trabajo y momentos de privación generados por su "aventura europea".
Esto no sólo provoca el consecuente drama en las familias, sino que incrementa el problema económico y social en Pereira, la ciudad de más desempleo en Colombia, porque habrá más gente buscando trabajo y menos ingresos por cuenta de las remesas que llegaban del otro lado del Atlántico.
Y es que al país ingresaban alrededor de 4 mil millones de dólares anuales por concepto de remesas, de los cuales, mil millones se iban hacia el eje cafetero. Esta cifra se encuentra en franco declive, al punto que para este año 2010 se espera un máximo de 600 millones de dólares en la región, lo cual impactará notablemente a la economía local.
Se estima que en España se encontraban al finalizar el años pasado 138 mil colombianos provenientes de Risaralda, 120 mil de Caldas y 90 mil de Quindío. Al finalizar este año las cifras podrán bajar hasta en un 40 por ciento, según los estimativos.
No todo fue color de rosa
Angelica Orozco fue una de las colombianas que debió regresar a Pereira, tras ver frustrado su "sueño español". En realidad, logró muy poco, pues según relata, tuvo que hacinarse con otros 16 colombianos en un "piso" como le dicen en España a los apartamentos, comiendo poco y de vez en cuando, para ahorrar algunos euros con el propósito de enviarlos a su madre en Colombia, para responder con las obligaciones que le quedaron del viaje.
Era tal su necesidad de generar excendentes que debió tomar hasta tres trabajos "en cualquier cosa" para ganar lo suficiente. Hoy afirma con orgullo que laboralmente es capaz de defenderse en lo que le pongan.
Pero para ella, como para muchos otros risaraldenses, su deseo de resolver sus problemas económicos emigrando a España no fue totalmente fructífero y sí generó problemas familiares. Inicialmente los suyos no estaban de acuerdo con el viaje, y luego, los euros que llegaron desde Europa a veces se convirtieron en problema.
En efecto, los hijos de los migrantes recibieron plata, pero perdieron la orientación familiar de sus padres, quienes a la distancia no pudieron ofrecerles la educación del hogar.
De alguna manera, estas remesas se volvieron "dinero fácil" para los jóvenes, quienes terminaron por invertirlo mal, generalmente en vicios. Sus abuelas, que fueron quienes quedaron con la tutela de sus nietos, no pudieron controlarlos.
Ahora, al regresar, muchos migrantes han encontrado sus hogares fracturados y no tienen la buena vida con la que soñaron. Así, comienzan a sufrir una nueva tortura, la de tratar de recomponer sus familias y buscar trabajos y medios de vida en una ciudad duramente golpeada por la desocupación.
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