Por FRANK RODRÍGUEZ CHÁVEZ

Aplaudo la feliz iniciativa que algunos canales de la televisión colombiana han tenido de adaptar ciertas biografías de reconocidos personajes de la farándula nacional a la pantalla chica, máxime cuando tales tributos se han rendido presencial y no póstumamente ("en vida, hermano, en vida"), como en efecto lo ha hecho RCN con la cantante Marbelle, aun cuando tal elección haya prescindido de buen tino.

Y es que nadie ignora las atenciones que este canal ha tenido con la cantante, desde su inclusión en la terna de jurados de los tres concursos del "Factor X", hasta el lanzamiento de la telenovela "Amor sincero", emitida en dos horarios, de lunes a viernes, cuya trama gira, precisamente, alrededor de la vida de la intérprete, que, además, es quien la protagoniza, pese a su insulso desenvolvimiento histriónico.

Ahora bien, el hecho de que la organización Ardila Lülle se haya obstinado en apostarle sus "centavos" para imponerla como la cantante antonomástica del momento, no indica que así sea. Por el contrario, dudo que por sus méritos logre siquiera ostentar una mínima postulación a tan semejante dignidad, si de parangonarla con cantantes de serio talante interpretativo como Isadora, "Claudia de Colombia", Carmenza Duque, Luz Aida y Vicky, se trata. Además, fueron intérpretes que lograron apartar un cupo en la historia de la balada, gracias a su cúmulo de éxitos cosechados a lo largo de su brillante carrera musical, a diferencia de Marbelle, quien sólo logró pegar el tema "Collar de perlas", de estatus estrictamente cantinero, siendo niña todavía. Y es que sin ir tan lejos, creo que todas las participantes que clasificaron para las tres eliminatorias del "Factor X" demostraron mejor brío artístico que ella, no obstante su investidura arbitral.

Respecto al homenaje que por estos días le brinda RCN en "Amor sincero" (supongo que su nombre deriva del amor que el canal le profesa), es de anotar que las vidas hasta ahora llevadas a la televisión han guardado ciertos patrones de comportamiento, como haber sido memorables, por ejemplo, trascendentales, ejemplarizantes, decentes, decorosas, dignas de mostrarse como modelo a seguir, centradas en su proyecto y con principios fundados, etc., y no enturbiadas y polémicas, como la que justamente parece tener Marbelle. Porque, ¿cómo olvidarnos de sus dos empelotadas en la revista Soho?, ¿de sus más de ocho tatuajes alegóricos al sexo y estampados a lo gordo, ancho y corto de su cuerpo?, ¿de sus escuetas confesiones respecto a los lubricantes que usa para ser penetrada?, ¿de su clandestina relación con su hijastro o, para que no suene aberrante, hijo de su esposo?, ¿de su coito en el mar de Cartagena, a las dos de la tarde y con espectadores alrededor?, ¿de su gusto a practicar la posición del 69 dentro de un automóvil?, ¿de su escándalo de corrupción por enriquecimiento ilícito?, ¿de su apetencia sexual hacia los jóvenes y sus inhalaciones no propiamente de yerbabuena? ¿Cree usted que son éstos los modelos de vida que ameritan ser llevados a la televisión?

Ahora bien, si lo que se busca es seguir una línea musical que recopile historias de canciones, como parece haber ocurrido con telenovelas como "Yo no te pido la luna", "Nadie es eterno en el mundo", "Oye bonita", "El penúltimo beso", entre otras, ¿por qué no habilitar, entonces, nuevamente, aquella vieja serie de "Musidramas"?

Pero retornando al caso Marbelle, quisiera saber, para concluir, ¿qué se trae RCN con ella, por cuanto nadie desconoce que nunca ha dejado de ser una putativa hija para el señor Ardila Lule?