POR FABIÁN SANTA CRUZ//
ME ROMPE LAS BOLAS HABLAR DEL TEMA porque es algo que ya pasó. Y capaz que a Riquelme no le gusta que se siga recordando. Fue hace ocho años.
Los días posteriores fueron una cosa de locos: prendía la tele y estaba. Cambiaba de canal y estaba. La imagen mía marcando a Riquelme y metiéndole el dedo estaba en todos los canales. Me quería morir. Los periodistas me venían a buscar y yo me escapaba por el fondo.
Nunca creí que iba a tomar semejante repercusión.
"Yo viajaba en tren, y esa semana anduve con capucha o con gorrita,
porque los hinchas de Boca andaban muy calientes."
Era Boca, era Riquelme, y es entendible. Para mí fue una de las tantas artimañas que tenía para volver loco a un rival, para sacarlo del partido.No era nada contra él. Siempre dije que, junto a Verón, son los dos mejores jugadores del fútbol argentino. Y si me lo cruzo a Román, lo repito, le pediría la camiseta porque ya fue, pasó mucho tiempo. Desde entones, entro a una cancha y escucho que me gritan “eh, puto”, “eh, pelado, te gustan los hombres puto”. Yo me cago de la risa. Cuando pasó, yo viajaba en tren y esa semana anduve con capucha o con gorrita, porque los hinchas de Boca andaban muy calientes.
Me acuerdo que un boletero de la cancha de Racing, al partido siguiente, me reconoció y me dijo que me tenían que suspender por setenta fechas. Nunca supe cuánto me perjudicó en mi carrera. De ahí me fui a jugar a Gimnasia de Concepción, en el ascenso, y me quedaron debiendo plata que todavía no pude cobrar. Fue abrupto el cambio cuando dejé de jugar en Primera. Era otra motivación jugar en La Bombonera o en canchas con 30.000 personas. Es hermoso entrar a una cancha así. En el ascenso lo triste es que se juega sin hinchas visitantes,
y así no es el fútbol. El fútbol es con locales y visitantes. Y lo otro: en el ascenso no te tocan el culo,directamente te bajan un diente si pueden; cuando más baja es la categoría resulta más rústico el fútbol.
De Gimnasia pasé a Chacarita y Chacarita es un grande. Tuve un compañero que se llamaba Bustos, más adelante lo iba a tener de técnico. Con él nos reíamos porque le había hecho a Juan Forchetti, también de Boca, lo mismo que yo a Riquelme.
Después estuve dos años en Sarmiento de Junín y otros dos en Rosario, jugando para Tiro Federal. Me fui a Pergamino y arreglé por buena plata, pero con el primer sueldo me dijeron que para mí no había más plata y bueno… me dolió, fue duro. Hasta que se dio para venir acá, a Brown de Adrogué, en la tercera.
Estoy cómodo. Calculo que me quedan cuatro años de jugador. Ya comencé el curso de técnico, son dos años, y me gustaría seguir ligado al fútbol, trabajar con las inferiores.
La carrera se pasa rápido. Es lindo, siendo jugador de ascenso también te sentís un privilegiado: hacés lo que te gusta, te pagan, vivís de esto. Yo me acuerdo de mi viejo, que se levantaba a las cuatro de la mañana y volvía a las nueve de la noche. Eso es trabajar.Laburaba en la construcción para que no me faltara nada. Por eso mi ídolo es mi papá. Desde que falleció, hace seis meses, decidí no viajar más. El ascenso te enseña a valorar mucho, el doble que cuando estás en Primera. Yo me acuerdo de una nota que le hicieron a Blas Giunta: “Me retiré del fútbol y no me llamó nadie más, antes el teléfono no paraba de sonar”, dijo y es verdad, son pocos los amigos que uno hace en el fútbol. Creo que la clave pasa por no creérsela, por no cambiar. Yo soy el mismo, en Banfield, en Primera, o en cualquier equipo del ascenso. Son los ideales que me enseñó mi viejo.
Fuente:Revista SoHo Argentina (SH)