En fin, ya cuando me encontraba con las piernas medio abiertas y rezumando por mi orificio la lechada de Renato, miraba yo al techo, esperando una de sus recriminaciones, cosa que hacía un tiempo, se había vuelto también parte de nuestra rutina:
- …Te estás volviendo una vaga en la cama,… -me dijo como cualquier cosa Renato, mientras fumaba un cigarrillo.
- No todas las noches voy a tener ganas de hacerlo,… -le solté con algo de rabia,… pero al rato me arrepentí de mi respuesta y me disculpé (así me tenía él y su verga de dominada)-,… perdóname,…
Ni siquiera me respondió; en cierto modo, nuestra relación había pasado del amor al puro y salvaje sexo,… y nada más,… pero mi novio ya sabía como cambiar eso:
- Lo que falta es hacer cosas distintas –exclamó-, como por ejemplo, que cumplas lo que falta de la apuesta,…
- …Lo que pasa es que ya te aburriste de mí y me quieres cambiar por una de mis amigas,… -, le respondí con desazón, pensando en voz alta.
Renato apenas hizo una mueca de
o; caminaba por el cuarto, desnudo, sonriente, desafiante: sabía lo que iba a pasar y disfrutaba cada segundo antes. Yo por mi parte, le veía azorada, sabiendo que venía lo inevitable, mientras daba yo aire a mi culo con mi mano, dado que me ardía mucho.
- Ya sabía yo que no tenías palabra,… -, soltó Renato.
- …Sí tengo palabra,… -respondí agachando la cabeza-,… ¿acaso no lo demostré con tus amigos?,…
- Apenas digo algo y ya te estás echando para atrás,…
- …¡Por favor, amor!,… -repliqué casi sollozando, con lo último de carácter que me quedaba-, …no seas malito,… la otra vez fue fácil,… me vestiste como una zorra,… y les abrí las piernas a tus amigos,… mis amigas no van a querer,…
- Sólo lo dices por que sabes que vas a perder y necesitas una excusa,…
- …Por favor, yo,….
- ¡Te reto!,…
Apenas lo dijo, dí un brinco de la cama: quise evitar escucharle, me tapé los oídos con ambas manos, mientras tarareaba a gritos una canción,… mientras mi novio se plantaba delante de mí, repitiéndome esa maldita frase una y otra vez, como un crío. Yo cerraba los ojos desesperada: no quería ver ni oír,… pero en mi cabeza ya estaba presente la imagen de mi novio, repitiendo burlonamente: "¡te reto, te reto, te retooo!". Quería yo arrancarme la cabeza, huir de ahí, qué se yo,… mi orgullo me comenzaba a dominar una vez más,… no sabía qué hacer: apenas abriese los ojos, Renato estaría ahí, frente a mí, machacándome con esa frase sin cesar,… no resistí mucho: de un momento a otro solté un grito casi animal: