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Antiguo 20-07-2010 , 11:43:01   #5
_MALCON_
EL PODEROSO - ADMINISTRADOR JUNIOR
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Predeterminado Respuesta: Jugando con mi prima


Magdalena divertida, sonreía pícaramente de ver mi situación, ya su mano había tocado "por accidente" varias veces mi bulto al intentar acariciar mi muslo.

Cuando terminamos de estudiar, pensé que ya se iría a su casa para tristeza mía, me dio las gracias y para mi sorpresa, me dijo.

- Me gustó mucho jugar a las luchitas contigo, ¿quieres jugar conmigo otra vez?

- Bueno, pero te advierto que vas a perder otra vez.. Por eso me dicen “Miguel el imbatible”.

- Ya veremos, Miguel el imbatible, -me contestó-. A mi me dicen ¡Magdalena la arrasadora!

- No voy a tener piedad de ti, -le dije al tiempo que la sujetaba y llevaba al sofá de la sala.

- Mejor en tu cuarto, en la cama, -me respondió.

Mi mente trabajaba a mil por hora, anticipando lo que vendría, nervioso pero a final de cuentas feliz. Ella con intenciones de jugar inocentemente, yo de satisfacer deseos carnales y pecaminosos.

A empujones y jalones, jugando, abrazándola y manoseándola lleno de deseo llegamos al cuarto, ella se aventó en la cama y con una mirada feroz en la cara, con las piernas abiertas, rodillas levantadas me dijo:
- Ven que ahora sí que no te salvas.

Yo estaba bien prendido, viéndola con su uniforme de colegio, sus calcetas, su falda plisada a cuadros que en su posición me dejaba ver sus braguitas blancas, sus piernas blancas y bien torneadas, su blusa blanca en la que resaltaban sus jóvenes pechos, su mirada de reto que parecía la de una diosa en celo, un ángel caliente.

- Quítate tus zapatos -le ordené al tiempo que me quitaba los míos-. Vas a ver como te gano fácilmente.

- Quítate tú también la camiseta, me dijo mientras se quitaba su blusa.

Tuve que hacer un esfuerzo para cerrar la boca. Qué linda se veía con su sujetador, con sus pechos tratando de salir de su prisión. Yo me deshice de mi camiseta que arrojé a un rincón quedando vestido solamente con mis calzoncillos deportivos cortos.

Me lancé sobre ella y sujeté sus brazos, su cuerpo se enredé en el mío y comenzamos la lucha más extraordinaria que se haya visto. Entre jadeos, gruñidos y risas nos restregamos por varios minutos, mis manos cada vez más atrevidas tocaron casi todo su cuerpo, embarraba mi pene en sus nalgas, a su estómago, a su espalda, a sus piernas, pero mi pene estaba feliz y quería más. En un momento en que la logré sujetar boca arriba, montado sobre ella, yo sujetando sus manos, sus brazos extendidos, nos miramos a los ojos con todo el deseo que se tiene a esa edad y nos movimos rítmicamente como si estuviésemos haciendo el amor. Mi mano soltó su muñeca y acarició sus labios. Mi boca se acercó a la suya y le di un beso, ella me correspondió abriendo su boca, nuestras lenguas se tocaron finalmente, primero frenéticamente, después más despacio, abrazados nuestra respiración se hizo más agitada, el ritmo de nuestro roce púbico se estabilizó. Separé mi cara de la de ella para verla, nos sonreímos, nos volvimos a besar sin dejar de frotarnos, acaricié sus pechos con mis manos, mi lengua limpiaba el sudor de sus mejillas, de su frente, de su cuello.


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HARLEY KING
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