Para ingresar usted crea a 'Muhammad Abadalla', un musulmán nacido en Venezuela con raíces palestinas. ¿Por qué situar al personaje árabe que creo en Venezuela?
Haciendo unos cursos intensivos de árabe, en el norte de África, con alumnos de otros países, me di cuenta de que mis compañeros italianos, alemanes, etc., mantenían su acento nativo al hablar árabe. Y deduje que lógicamente yo hablaría un árabe con acento latino. Después del 11M, con todo el espionaje español buscando yihadistas, obviamente sería estúpido identificar mi origen en España, así que pensé en crear mi biografía en un país latino, con una política abiertamente antiimperialista, y simpatizante del mundo árabe. Solo podía ser Cuba o Venezuela. Escogí Venezuela por pura intuición, y finalmente fue un acierto.
¿Por qué termina encontrándose con las Farc?
Cuando comencé esta investigación, tras el atentado del 11M, jamás pensé que llegaría a encontrarme con la guerrilla colombiana, la ETA española o los tupamaros. Pero cuando acudí a Venezuela para investigar los constantes rumores sobre campos de entrenamiento de Al Qaeda en Isla Margarita, la presencia de Mustafa Setmarian y otros lugartenientes de Ben Laden en Caracas, o la delirante historia de Hizbullah Venezuela, terminé integrándome en los grupos armados bolivarianos, herederos de la guerrilla latinoamericana desde los años 50, y que apoyan abierta y totalmente a las Farc, la ETA y otras organizaciones similares, a las que consideran movimientos insurgentes hermanos. Por eso terminé conociendo a personajes como Arturo Cubillas, o entrevistándome con miembros de la guerrilla colombiana. Siempre en Venezuela. Mi solicitud de visitar los campos de la guerrilla en Colombia se aceptó solo unos días antes del bombardeo al campamento de Raúl Reyes, en Ecuador, y la crisis que desató frustró mi paso a Colombia.
¿Qué tan vinculadas están las Farc con la red de terrorismo internacional?
Las Farc son la guerrilla más antigua y activa de América Latina. Y para toda la extrema izquierda internacional suponen un ejemplo lícito de lucha armada, de movimientos insurgentes, que despiertan las simpatías en la izquierda más visceral de Europa o América, admiradores del Che Guevara. Casos como el de la guerrillera neerlandesa Tanja Nijmeier son un ejemplo estupendo de la fascinación que pueden despertar las Farc en la izquierda europea.
¿Qué tanta ayuda recibe este grupo guerrillero colombiano de Venezuela?
Eso es imposible de calcular. En Venezuela, como en casi toda América Latina, existe una tradición guerrillera desde los años 50. Muchos de aquellos antiguos guerrilleros acompañaron a Chavez en su intento de rebelión de 1992, y en la actualidad forman parte de las fuerzas armadas. Para ellos grupos como las Farc, ETA o Hamas, considerados terroristas por la comunidad internacional, son hermanos y camaradas. Para todos los grupos armados bolivarianos que yo conocí el apoyo a las Farc es un deber ideológico, y sus simpatías hacia la guerrilla colombiana no son ningún secreto. El primer monumento a Marulanda se ha edificado en el barrio 23 de Enero de Caracas. Sin embargo cuando yo he participado en la grabación de un comunicado "revolucionario" todos llevábamos pasamontañas, y la grabación se realizaba en lugares remotos. Por que oficialmente esas actividades en Venezuela son delitos.
¿Qué tanto está al tanto Hugo Chávez de este apoyo?
Imposible ignorar la simpatía que despiertan todas las guerrillas, colombianas, palestinas o iraquíes, entre los grupos bolivarianos. Pero es que además el mismo presidente Hugo Chavez, en varias intervenciones suyas en la Asamblea Nacional o en Aló Presidente, nunca ha ocultado su simpatía por las Farc y el Eln. Recuerdo que a principios de 2008, en pleno proceso de negociación con las Farc para una nueva liberación de rehenes, algo que habría sido impensable sin él, el mismo Chavez pidió a los gobiernos del mundo, desde la Asamblea Nacional, que se retirase a las Farc y al Eln la clasificación de terroristas... Aunque su actitud cambió después del ataque al campamento de Raúl Reyes, en Ecuador. Mi "mentor" Ilich Ramírez suponía que algo había en los ordenadores de Raúl Reyes que provocó ese cambio de actitud...
¿Cuál es la lectura que usted hace de las Farc hoy?
Daniel Ortega, en Nicaragua, o Enrique Múgica, en Uruguay, han demostrado que se puede abandonar las armas, seguir luchando con los argumentos políticos, y vencer. La lucha armada nunca soluciona las cosas. Solo hay que ver lo que esta ocurriendo en Afganistán, Palestina, Irak, Euskadi o Chechenia. La violencia solo genera venganza. Y después de esos seis años infiltrado, después de haber visitado más de una docena de países, y de haber conocido y convivido con miembros de casi todos los grupos armados, yo no creo en la violencia. Conozco las mentiras que hay detrás de las ideologías que la justifican, los intereses políticos y económicos que la sustentan. Yo no creo en la lucha armada, por eso no creo en las Farc. Sin embargo también soy consciente de que yo soy un burgués europeo que no ha tenido que soportar la ocupación israelí, la invasión norteamericana en busca de armas de destrucción masiva inexistentes, ni las motosierras de los paracos... si yo fuese un campesino colombiano, un padre de familia palestino, o un huérfano o viuda irakí, quizás mi percepción de la violencia fuese distinta.