Lo más feo y lo más bonito del Mundial de Sudáfrica

Por Ernesto Cortés el 30 de Junio 2010 9:46 PM


No fui al Mundial de Sudáfrica. Me quedé en la ciudad viendo los partidos que el capricho de la hora, del trabajo y del tráfico me permiten. Y ni así se redujeron los trancones. Siempre me pierdo los primeros minutos por culpa de un atasco. Dichosos los que han podido disfrutarlos desde las pantallas gigantes instaladas en parques y plazas. Buena imagen, buenos colores, buen espectáculo. Sabroso que en la ciudad se hable más de fútbol que de cualquier otra cosa. Aunque el escándalo del Contralor de Bogotá y de un tal Olano ha terminado por arruinarlo todo... Eso sí, he tratado de no perderme detalle de los encuentros que he visto. Por eso hice esta selección caprichosa de cosas buenas y no tan buenas que he capturado en la retina y que quiero compartir con ustedes. Pueden estar o no de acuerdo y agregar las suyas.



Primero lo feo:

- La escupidera de los futbolistas. Están peor que los bateadores de las Grandes Ligas en EE. UU. Con tantos ojos mirando, la imagen de estos profesionales lanzando salivazos a mansalva genera repugnancia. Es preferible verlos echándose agua en la cabeza o quitándose la camiseta. Pero el escupitazo déjenselo a los peloteros. La máxima de tan deplorable espectáculo la protagonizó el intrascendente Cristiano Ronaldo, que no tuvo reparo en lanzar su gargajo a las cámaras de televisión. Asco.

- Tanto tatuaje. En otros mundiales no se había visto tamaña decadencia de brazos pintorreteados hasta el cuello. Me cuesta trabajo dejar de asociar a un jugador profesional de fútbol con un roquero toma trago o un motociclista Harley Davison. No le veo la gracia, porque ni siquiera buena suerte han tenido varios de ellos que ya se fueron del Mundial con sus garabatos a flor de piel. Ni el pobre Beckham pudo lucir los suyos. Más que futbolistas parecen espontáneos recién salidos de Miami Ink.

- La sacada de mocos del técnico de Alemania, Joachin Löw. Eso le hizo perder puntos entre seguidores masculinos y, sobre todo, femeninos. Asco total. Señor Löw, esas prácticas estaban bien para los primeros cinco años de vida, pero no para veteranos como usted, figura pública y técnico de semejante selección. ¿Será que no sabe que en el estadio hay cámaras de televisión?, ¿ignora que lo siguen la bobadita de 2 mil millones de personas en el mundo? Realmente asqueroso. Mejor dicho, ahora sí la sacó no del estadio, sino de la nariz.

- La pantaloneta de Julio César, arquero de Brasil. No se si será por agüero o por otra razón, pero al pobre guardametas la prenda le queda o muy grande o muy larga o muy loba. Parece envuelto en una bandera o un mantel. Uno se muere de angustia cuando hace un saque largo porque en cualquier momento va a terminar enrollado en semejante calzón y va rodar por la gramilla dándole ventaja al delantero contrario. ¿Será que alguien se apiada del pobre Julio y le regala un atuendo más ajustado?

- El trozo de algodón... qué digo, el manotado de gasa que le pusieron al jugador de Grecia Papadoupulos, en el partido contra Argentina, por una pequeña rotura en el labio inferior. Por poco y queda como el Papá Noel de los pobres. Qué exageración, que ridiculez, al final la gente no se solidarizó son su boca ensangrentada sino que se burló del pantagruelesco remiendo de sus médicos de campo.

- No sé porque cada vez que las cámaras enfocan a Maradona genera cierta incomodidad verlo de traje y corbata. Es como si le tallara, le apretara, no le dejara moverse. Y uno hace fuerza para que las costuras no se le vayan a ceder con cada abrazo que da a sus jugadores o para que el botón de la camisa no estalle ante la protuberante barriga. Hay que decirlo con claridad: el gran Diego no se ve vestido sino embutido en el traje que, de todas formas, parece haberle traído buena suerte porque no se lo cambia en ningún partido. Además, luce como el viejo cascarrabias de Toy Story, el 'oloroso Pitt'. Pero qué le vamos a hacer, fue un regalo de sus hijas y uno por los hijos hasta se embute en un costal.

- Feo, muy feo el gesto de Capdevilla, jugador de España, retando a Ricardo Costa, Portugal, por una falta al final del partido. "En España nos vemos... hp", le gritó. Afortunadamente no había micrófono o las vuvuzelas no dejaron oír el madrazo. Pero todos entendimos el mensaje iracundo, típico gesto de gamín de barrio o de vago de colegio que todo lo arregla a los puños con la frase universal de "a la salida nos vemos... hp".

- Lástima que en este Mundial no haya celebraciones originales, de conjunto. ¿Las prohibieron? Brillan por su ausencia las coreografías para celebrar un gol, las de conjunto. Pa' más Coca Cola, que creó unos comerciales recordando varias celebraciones espectaculares. Hasta el momento, la más sorprendente ha sido la del serbio Jovanovic, cuando se saltó hasta los avisos publicitarios para ir a festejar con los hinchas. Y eso.

- Lamentable que EL TIEMPO, en su selección de fotos con hinchas bellas que publicó el miércoles haya excluido nada más y nada menos que a Larissa Riquelme, la llamada novia del Mundial. Es que la bella modelo paraguaya tiene poderosas razones para robarse las miradas de la prensa internacional. Y lo mejor: prometió desnudarse si su equipo quedaba campéón. ¡Fuerza Paraguay!



Y lo tierno



- Pero para no ser aguafiestas también hay cosas bonitas en el Mundial. El paneo a los hinchas con sus colores y vestimentas es espectacular. Reafirma la fe en el fútbol y se convierte en parte del show central. Sobre todo cuando enfocan a esas mujeres espectaculares, de todas las razas, de todos los colores. Definitivamente no hay nada más sexy que ver a una mujer en un estadio gritando, celebrando, madreando al juez y apasionada con las pelotas... de fútbol.

- Lindo el gesto de los paraguayos de dedicar su buena actuación y su clasificación a cuartos de final a Salvador Cabañas, merecidísimo.

- Las celebraciones de Maradona y su escapulario en la mano. Es el técnico más histriónico del campeonato. Show o no, a Diego se le notan las ganas de meterse otra vez a la cancha a arreglar las cosas cuando van mal.

- El mundo entero no solo se conmovió con las lágrimas del coreano Jong Tae-Se, que lloró a moco tendido cuando escuchó el himno de su país en el primer partido contra Brasil; también lo hizo al ver el rostro enlagunado de Gerardo Martino, técnico de Paraguay, al clasificar a los cuartos de final. No era para menos. Sí, el fútbol es pa' machos, y pa' machos llorones...

- La suspensión presidencial de dos años al equipo de Nigeria para participar en certámenes internacionales por su pésima actuación. Eso es lo que llamo un país serio, carajo, que el que no de resultados, pues nada, a mejorar. Aquí, en cambio, ni nos sonrojamos con los fracasos ni nos conmueve reelegir a los técnicos que cargan más de una derrota a cuestas.

Tiene mucha razon el señor periodista.............. no recuerdo la sacada de mocos del tecnico aleman.

mas detalles e informacion: http://www.eltiempo.com/blogs/voy_y_...bonito-del.php