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Antiguo 29-06-2010 , 16:27:12   #3
Primo de Rivera
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Predeterminado Respuesta: El testigo estrella contra plazas vega: ¿un chiste..?

Esto quiere decir, queridos lectores que el mayor Jairo Alzate era una especie de adivino o visionario porque 24 horas antes ya sabía lo que sucedería en Bogotá. Es una lástima que no podamos preguntarle sobre sus dotes sobrenaturales al mayor Alzate, porque ya murió. Y nadie de la Brigada recuerda este suceso. Solamente Villarreal Espinel.
Ya esto es muy, pero muy extraño. Hasta aquí tenemos a un suboficial oscuro que se cree James Bond, indispensable en Bogotá pero extrañamente confinado en el Meta. Esa noche se sabe que estaba en Granada. Y ahora tenemos esto del mayor clarividente de quien nadie recuerda haber escuchado nada de profecías sobre la toma del Palacio o algún otro suceso. Continuemos.
Villamizar Espinel, nuestro James Bond y testigo estrella, narra entonces otra cosa asombrosa es la manera como viaja casi a la velocidad de la luz desde el Meta hasta Bogotá, en un tiempo record que nadie ha logrado.
Narra el testigo estrella de la Fiscalía, que a las 11 de la mañana del día 6 de noviembre de 1985 (el día de la Toma del palacio), los llevaron hasta Apiay y allí los subieron a un helicóptero que para la fecha no existía en Colombia. Suponemos que un James Bond criollo necesita –al igual que el 007- de sofisticadísimas armas y medios de transporte. Así que supongamos que en el Meta tenían ese helicóptero único en el país, y que allí se subió nuestro James Bond criollo, Edgar Villamizar Espinel, el testigo estrella de la Fiscalía, y partieron rumbo a Bogotá donde era necesaria la presencia suya. Villamizar dice que llegaron a Bogotá a la 1pm.
Hagamos un paréntesis aquí. Se supone, según el relato del testigo estrella de la Fiscalía, que a las 11am estaban en Granada, Meta. De allí a Villavicencio-Apiay es mínimo tres horas en camión. Es decir, a las 2pm estarían llegando a la base de Apiay. Pero nuestro James Bond llegó a Bogotá mucho antes en un viaje que solamente él recuerda a bordo de un helicóptero que no existía en el país. Y la juez y la Fiscal pretenden que nos comamos el cuento de que es testimonio válido.
Pero digamos que sí. Que el James Bond criollo, Edgar Villamizar Espinel pudo hacer un viaje de 6 ó 7 horas en solamente una hora hasta Bogotá, a la escuela de Caballería, y de allí otra hora hasta el Palacio de Justicia. A eso volvamos a sumarle que viajó en un helicóptero que no existía y con gente que no recuerda haber viajado. Y sumémosle que al mismo tiempo que estaba en Bogotá, varios compañeros atestiguaron que estaba con ellos en Granada, Meta. ¡Un verraco, eso sí pa’ qué..!
Este James Bond calentano, entonces, llega a la Escuela de Caballería en un helicóptero que no existía en Colombia. Por eso es que estamos seguros de que tampoco nadie en la Escuela de Caballería recuerda haber visto el helicóptero. Así que pensamos que pudo ser un helicóptero invisible, de esos que tiene la mujer maravilla. ¡Nuestro James Bond pamplonés la sacó del estadio…! Sí, señor.
Sigue el relato el testigo estrella de la Fiscal Ángela María Buitrago. Dice que se bajaron del helicóptero que no existía en el país y que nadie vio aterrizar, y que les informaron que debían salir rápidamente hacia el palacio de Justicia a bordo de otro camión. Ni siquiera pudieron hacer pipí. Según nuestras cuentas, por rápido y bien que les hubiera ido a estos viajeros de helicópteros invisibles, pudieron haber llegado al palacio hacia las 5 ó 6 de la tarde. Pero nuestro James Bond criollo, el testigo estrella de la Fiscalía, llegó: ¡A la 1pm.! Y lo hizo en un viaje record que empezó en Granada, donde al mismo tiempo aseguran que no se movió de allí, luego en un helicóptero que no existía en el país que nadie vio despegar y que nadie vio aterrizar en Bogotá; y viajó con personas que no recuerdan haber viajado. Un viaje de seis o siete horas, lo realiza en dos horas. ¡Y sin hacer pipí….! Lo repito: ¡Un verraco…!
Bueno.. nuestro James Bond dice que llega al Palacio y que entonces entra al combate. Y aquí hay otra sorpresa: Nuestro héroe se da cuenta de que no tiene municiones suficientes. Es decir, viaja en ******os ultramodernos e invisibles, a la velocidad de la luz, es un experto en inteligencia pero comete el infantil error de entrar en combate olvidando las municiones. ¡Ay, Dios…!
En premio a todas esas increíbles aventuras, dice Villamizar Espinel, se los llevaron de nuevo a la Escuela de Caballería a descansar y a mirar televisión donde pueden enterarse de que el coronel Plazas Vega sigue en la lucha, mientras este James Bond criollo está relajado mirando televisión. Es decir, lo traen del Meta en un helicóptero ultramoderno e invisible para que eche unos tiros y, cuando se le acaba la munición de la pistola, se lo llevan de regreso a la Escuela de caballería (donde nadie recuerda haberlo visto) a ver televisión. Le faltó la chica Bond para tener el cuento completo a este sinvergüenza.
Sigue el relato el testigo estrella de la Fiscalía y dice que después de dormir rico y ver televisión, al otro día – es decir, el 7 de noviembre, regresaron al Palacio de Justicia. Allí por alguna razón entraron al almacén de cadena “El Ley” donde estaba Plazas Vega. Otro milagro ya que al mismo tiempo el coronel seguía luchando dentro de su cascabel en el Palacio.
Pero Villamizar Espinel, el testigo estrella de la Fiscalía, asegura que Plazas Vega estaba en “El Ley” y que “alguien” se le acercó y le preguntó: “Qué hacemos con esa gente…?” A lo que Plazas respondió: “cuelguen a esos hijoeputas”.
El testigo estrella de la fiscalía no dice quién es ese “alguien” que habla con Plazas. Pero comete otro error gravísimo: Se refiere a una “gente” de la cual no había hablado hasta ahora, pero yerra terriblemente porque a esa hora que asegura haber estado en “El Ley”, los rehenes no habían salido liberados. Esos supuestos “desaparecidos”, no salieron sino hasta bastantes horas después. Y el “otro” Plazas Vega (porque el verdadero estaba en el Palacio a esa hora) no sólo los manda colgar antes de saber que van a ser liberados, sino que aún no sabemos en dónde carajos los iban a colgar ni cómo, ni nada. Además el “otro” Plazas le habla a un “alguien” que nadie sabe quién es, ni siquiera nuestro James Bond calentano.

Pero sigue narrando cosas sorprendentes. Villamizar Espinel dice que después de la conversación en el almacén “El Ley”, un hombre y una mujer, de los “desaparecidos”, son montados en un Nissan y llevados a la Escuela de Caballería donde los dejan en las pesebreras a su cuidado. Hacia las 4pm, sigue contando, sus compañeros traen otras tres personas –dos hombres y una mujer-, para un total de cinco personas (3 hombres y dos mujeres). Y lo mandan a descansar y a mirar televisión de nuevo.
Hacia las 12 de la noche, sigue narrando este Villamizar Espinel, vuelve a tomar su turno y es allí donde dice observar una serie de torturas espantosas, dignas de una película de Rambo, a las que fueron sometidas estas cinco personas. Después de un espeluznante relato de electrochoques, cortes de barriga y despanzurramientos, Villamizar dice que un hombre y una mujer fueron asesinados pero olvida mencionar qué pasó con las tres personas restantes.
Aquí hay un asunto mucho más especial. Resulta que sí es verdad que algunos ciudadanos fueron llevados a las caballerizas de la Escuela de Caballería. Uno de ellos fue José Vicente Rubiano Galvis quien en su declaración dice que estuvo efectivamente allí la noche del 7 de noviembre de 1985 junto a otras tres personas (que atestiguaron y siguen vivas) pero ni él ni sus compañeros arrestados fueron despanzurrados ni le metieron choques en las pelotas, como asegura haber visto Villamizar Espinel. El señor Rubiano tampoco escuchó los desgarradores gritos de ninguna mujer siendo destripada, ni fue testigo de que personas fueran enterradas allí en las caballerizas, cosas que sí vio y escuchó este Villamizar Espinel que, recordemos, no firmó su declaración como ‘Edgar Villamizar Espinel’, sino como “Edgar Villarreal Espinel”.


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La nación es el pueblo considerado en función de la universalidad. Un pueblo no es nación por ninguna suerte de justificaciones físicas, colores o sabores locales, sino por ser “otro en la universalidad” es decir por tener un destino que no es el de otras naciones. Así no todo pueblo ni todo agregado de pueblos es una nación, sino solo aquellos que cumplen un destino histórico.
de aquí que sea superfluo poner en claro si en una nación se dan los requisitos de unidad de geografía, de raza o de lengua; lo importante es esclarecer si existe, en lo universal, la unidad de destino histórico."
JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA
24-04-1903 ; 20-11-1936!!
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