Denunciante Mítico
| Respuesta: Casada
Abrí mis piernas para que su lengua penetrara más fácilmente, el siguió lamiendo pero al mismo tiempo subiendo las manos por debajo de mi blusa, desabrocho el brassier y comenzó a masajear mis senos, yo ya estaba de a mil se me olvido mi marido, mis hijos, mis papas, mis penas, mis inhibiciones, todo yo solo quería una cosa tener dentro su pene, no pude contenerme más, lo separé de mi, me quité toda la ropa, solo me quedé con mis zapatos, le abrí su pantalón y sacar su pija que era más grande que el de mi marido pero sin ser tan grande como el de mis juguetes, tenia buen sabor, él me dijo, no lo chupes mucho que estoy muy excitado y te lo quiero meter, siempre me has gustado y nunca tuve la oportunidad.
Sin más me abrió de piernas, me frotó su verga en mi vagina, yo volaba de la calentura, ya quería tenerla adentro, la apoyó en la entrada y lentamente me la fue metiendo, el placer era indescriptible, esa pija valía oro, gozaba como una puta con ese miembro que gozaba a la par mía, me chupaba las tetas y me ponía más loca todavía, de un empellón me la enterró hasta las bolas, creí que me destrozaba toda, me corrí largamente, le arañe toda la espalda, y vi en sus ojos que ya estaba por correrse, le dije muy suave, córrete dentro, córrete, lo necesito, y me llenó con toda su leche caliente, le saqué la pija y la limpié en toda su dimensión.
Después nos cambiamos, pasé a su baño privado a retocar mi maquillaje-no uso mucho- peinarme y arreglarme; me perfumé y limpié y salí con un sentimiento de satisfacción y no de culpa como yo habría creído antes. Tuve que esconderme en el vestíbulo del edificio para no toparme con la secretaria de Adolfo. La llegada tarde a mi casa se la achaqué al exceso de tráfico y a las muchas citas antes de mi y por supuesto mi marido me creyó.
Regresé a los 15 días a mi cita habitual y la secretaria me preguntó cuanto tiempo más habíamos tardado, creyendo ver cierta envidia y duda en sus ojos, yo solo le dije que 15 o 20 min. después que ella se había marchado, que era lo que acordamos decir Adolfo y yo, preguntándole el porque y me dijo que Adolfo no había comido con ella ese día, pues se quedó a arreglar unos expedientes que tenia atrasados, lo que le pareció muy extraño; pero como yo respondí rápidamente lo que acordamos, ella se quedó muy tranquila.
Entré con Adolfo a esa cita, otra vez iba caliente pero no tanto como la anterior, él me dijo como andas yo solo le dije bien, cerré la puerta me hinqué, le abrí el pantalón le saqué el pene y se lo mamé, después de que se vino-cosa que no me costó trabajo porque creo él estaba esperando ese día- y de que me tragué todo el semen-que antes alucinaba y ahora me gusta-solo me levanté la falda-ya me había quitado el bikini en el baño de los consultorios-y le dije "hora te toca a ti cumplirme papacito" y él obedientemente me hizo un tremendo favor con su lengua y dedos, cuando terminó, me dijo "por favor háblame mañana".
Y desde ese día ya no voy al sur, el viene a verme todos los lunes en las mañana, desayunamos en Santa Fé y luego nos tomamos toda la mañana en un hotel cercano teniendo sexo, sexo y más sexo, lo único malo fue que tuve que cambiar de doctor porque Adolfo ya no podía recetarme, solo quiere hacer el amor conmigo. Además aún sin tomar medicinas sigo siendo una caliente y no pueden pasar más de tres días sin que necesite un buen bombero que apague, como les diré, bueno, digamos, apague mi fuego interior.
Además aprendí que casi cualquier hombre es fácilmente manejable y si uno lo busca puedes llevártelos a la cama sin problema, en estos seis meses he tenido relaciones aparte de con Adolfo y mi marido, con más de diez hombres, entre ellos mi cuñado (el esposo de mi hermana), un amigo de mi marido y uno o dos conocidos del club al que asistimos. |