Iniciado por ELREYMISTERIO

Al ver que muchas personas buscaban y solicitaban los servicios de acompañante o "prepagos", José* decidió entrar en el negocio y montar su propia agencia, con sus propias niñas.

José cuenta que para conseguir nuevas acompañantes, siempre utiliza el poder de la palabra. "Nunca les digo directamente que si quieren trabajar en esto, se sienten ofendidas y agredidas… pero siempre se muestran interesadas cuando se les habla del sentido monetario”. Aunque la mayoría de mujeres con las que trabaja han sido conseguidas por intermedio de otra persona, también le ha preguntado a algunas “en frío”.

Dice que es cuestión de maña, de saber entrar y echarles el cuento.Él les empieza a hablar del tema, de un modo suave, de lo que hace y lo que no hace. Poco a poco les va contando cómo es la movida, cuáles son las reglas y qué es lo que se hace realmente. Posteriormente, les pregunta por dudas que puedan tener y al final la estocada: ¿te interesa o no? Todavía no ha salido la primera que diga que no después de pintarle el negocio.Los requisitos para volverse una "prepago" son los que podrían imaginarse: tienen que ser niñas lindas, de cara bonita y que se cuiden el cuerpo. Otros requisitos incluyen disponibilidad de tiempo y sobre todo que sean responsables y muy serias. Para esto, las chicas ingresan a un período de prueba con algunos clientes de confianza, así les “miden el aceite” respecto a la actitud hacia el trabajo y hacia los clientes.

Dentro de su trabajo, José le ha tenido que decir que no a algunas niñas, por variadas razones, aunque la principal es casi siempre que no cumplen con los requerimientos físicos mínimos para el trabajo. Según José, los clientes requieren este tipo de servicio por que lo que buscan es una niña muy linda que pocas veces van a poder conocer en la calle. O simplemente por que quieren ahorrarse el proceso del cortejo y pasar directamente “a lo que importa” según sus palabras.
El perfil del cliente de José es diverso, aunque no teme llamar las cosas por su nombre. “Pues la verdad, en su mayoría son personajes de la vida nocturna de la ciudad, aunque también trabajo con ejecutivos, comerciantes, trabajadores independientes y uno que otro estudiante que se gasta la plata de un mes en uno de estos lujos”.

Un polvo de hora y media
Su rango de tarifas y niñas es amplio, van desde $200.000 hasta $500.000, dependiendo de la acompañante. La duración del encuentro es de 90 minutos como mínimo y puede extenderse hasta lo que el cliente quiera. “En esos 90 minutos se incluyen todas las llegadas (eyaculaciones) posibles para el cliente, todas las que pueda tener en una relación oral y vaginal”.
A pesar de que no creíamos mucho en esa leyenda urbana o de esos clichés aprendidos en la película Mujer Bonita, resulta que efectivamente, muchas veces el cliente solicita una niña sólo para dialogar, contarse los problemas o simplemente para conversar durante esas dos horas. A pesar de esto, las niñas deben cumplir con las reglas de la empresa: no familiarizar con el cliente, y tampoco están autorizadas para dar su teléfono, sólo el de la línea principal.
José aclara que “el perfil de la prepago es muy diferente al perfil de la prostituta callejera… las prepago son realmente universitarias, tienen un estatus social y económico alto. También prestan servicio de acompañante para rumbas y eventos. Hay unas que hablan inglés, alemán y una está aprendiendo japonés”. Cosa muy diferente a llamar “prepago” a las niñas de las salas de masajes o de los burdeles, que las consiguen en la peor zona de la ciudad por 10 ó 15 mil pesos.

Las putas paisas, siempre las favoritas
Las niñas se desplazan al lugar que requiera el cliente dentro o fuera de la ciudad: van a fincas, casas, apartamentos, moteles u hoteles. El servicio es a nivel nacional y no son pocas las veces que viajan a otras ciudades para estar con algún cliente “las paisas son las favoritas, sobre todo en lugares como Bogotá, Villavicencio y Santa Marta”. El cliente siempre asume el tiquete de avión para ellas. También si una pareja quiere estar con una niña para un trío lo pueden contratar. También cuentan con un show lesbian, en el cual las niñas realizan un performance y luego pueden tener sexo con ellas.
“El servicio más solicitado es el intercambio de parejas. Siempre solicitan como mínimo 2 niñas y entre estas dos se intercambian el parejo. El intercambio dura unos 120 minutos y se pide siempre para paseos en fincas o de un día para otro. Otro servicio adicional muy solicitado, que no todas hacen, es el servicio de la relación anal, que va desde los 100 hasta los 150 mil adicionales”.
La hora pico de este oficio es siempre entre las 5:00 de la tarde y las 11:00 de la noche. Y los días más pesados para el trabajo son, cómo no, los días de quincena, final de mes, los puentes y los fines de semana. Una vez, un cliente malinterpretó las condiciones y entendió que el servicio era por 12 horas y no por 2 horas.
José, el mánager de prepagos, está próximo a casarse y la novia no está de acuerdo con su oficio, pero no dice nada desde que haya trabajo. Las acompañantes que trabajan con José tienen la certeza de que nadie las va a maltratar, ya que tienen seguridad desde varios sectores de la ciudad. Es un servicio que le prestan a ellas para que se sientan seguras.
Mi novia es una prepago... pero no me he enterado
Una anécdota que siempre recuerda José fue una que le ocurrió en Santa Marta, donde estaba con nueve acompañantes. “Llegaron tres hombres paisas y pidieron tres prepagos. Estaban muy animados, pidieron el servicio y ellas se fueron para el hotel donde ellos estaban. En el momento de ir a dejarlas allá, una de esas niñas ¡resultó ser la novia de uno de ellos! Empezó el show. El tipo no sabía ni que hacer, estaba muy enojado y la niña llorando inconsolable, los otros dos amigos estaban achicopalados”.
Según José, el 90 por ciento de las prepago tienen novio. “Aunque es mejor que no tuvieran para que no pasara una situación como la de Santa Marta. Si no tienen novio, van a estar más disponible para el trabajo y le dedicarán más tiempo. En la mayoría de los casos, el novio no tiene ni idea”.
Para el futuro, José tiene un plan dentro de su cabeza, que piensa llevar a cabo dentro de poco. “Se llamará el Plan Separe, cuando el cliente quiere estar con una niña que cuesta mucho dinero, tendrá la posibilidad de programarse a cuánto tiempo la quiere. Digamos que paga una niña de 800 mil pesos a tres meses y va pagando cada mes… y a los tres meses, cuando pague, tendrá a la niña”.