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Antiguo 16-05-2010 , 23:00:19   #7
Ba‘al Z'vûv
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Predeterminado Respuesta: el nerd y la porrista 2

Con un firme empujón el cuerpo de Mateo impacto contra mis nalgas y sus bolas rebotaron en mi coño, señal de que había logrado penetrarme por completo. No sabía cómo, o si podría ser incluso posible, pero había sucedido. De alguna forma TODO su grueso y venoso miembro descansaba en estos momentos en mis intestinos, ansiando depositar su carga en mi interior.


"Oh..Dios..¿Esta….todo adentro?" Pregunté con apuros.


"S..si.. Megan. Todo. Te lo comiste completito."


"Oh.. " Me sonroje.


Nos quedamos en un incomodo silencio durante algunos minutos. Finalmente Mateo me pregunto: "Megan.. ¿Ya me puedo mover…?"


"S..si.." Respondí apenada. "hazlo.."


Y comenzó mi castigo. Con mucho cuidado Mateo se hizo para atrás hasta que su pene salió de mi culo unos cuantos centímetros. Pero entonces con un movimiento firme se apretó contra mis nalgas y el sentir el golpe en mi estomago me saco un coqueto gemidito.


"¡Ahh….!"


Mateo se prendió al oír mi reacción, y con más energía repitió la maniobra. Y de nuevo, al sentir el empujón dentro de mi estomago volví a gemir, esta vez de forma aun más sensual.


"¡Uhh…"


Las manos de Mateo se apretaron con más fuerza a mis caderas, y entonces comenzó a bombearme el culo con una energía y vigor que nunca hubiera esperado de él. El ritmo de su ataque se volvió casi frenético, con su poderosa verga moviéndose increíblemente rápido mientras mi pobre ano trataba con apuros de apretarla y detener su avance.


Slap….slap….slap….slap….slap….slap..slap.slap.slap.slap.


"D..dios….dios…" Dije febrilmente, sintiendo un exquisito dolor en la cola que me tenia retorciéndome de placer. El golpeteo en mis entrañas me tenía fascinada, y en respuesta a eso de mi coño goteaban algunos cálidos jugos que caían descaradamente en la cama, profanándola.


"Megan.. uff.. ¿T..te…acuerdas cuando… me llamaste…estúpido?" Pregunto de repente Mateo, sin detenerse para nada.


"Uf…..s..si….uhh.." Asentí con dificultad.


"Y… ahora..t..te estoy… dando por atrás…Megan…"


Slap..slap.slap.slap.slap.


"…s..si…ahhh.." Gemí.


"P..pues.. no soy…t..tan…. estúpido.. ¿N..no? Si te estoy.. d.dando.. por el culo.."


Me quede sin habla. Sentí una ola de calentura por toda la piel, fascinada ante la mezcla de impotencia y excitación que su comentario me había causado. El estar siendo sometida así, por la persona que menos hubiera imaginado, me tenía al borde de la locura. De la noche a la mañana había pasado de ser la capitana de porristas y la chica más sexy de la escuela, a estar en la recamara de mi odioso vecinito siendo sodomizada por él.


Y lo peor era que me estaba encantando ser tratada así.


Cerré los ojos mientras una gota de sudor resbalaba por mi rostro. Me mordí los labios en una actitud sexual, disfrutando inmensamente como mi hermoso culo era violentamente profanado una y otra vez. Sin piedad.


Pero claro, mi suerte no podía durar.


De repente, la puerta del cuarto se abrió y horrorizada vi que el papa de Mateo, un señor flaquito, con lentes y bonachón estaba ahí, impávido, mirándonos sorprendido sin saber qué hacer.


Y la escena frente a él no podría ser más pecaminosa.


Ahí estaba yo, la hermosa e inalcanzable vecinita, boca abajo y en posición fetal en el borde de la cama mientras su hijo me metía la verga por el culo. Me paralice sin saber qué hacer.


"¡P..perdón, chicos.. yo.. Mateo, tu… sigan con eso, hagan de cuenta que no vi nada…" Dijo entonces el papa de Mateo, con una expresión de orgullo en la cara. Esto obviamente al ver a su torpe hijo montando a semejante ejemplar femenino.


Como sea, en un instante el señor cerró la puerta y volvimos a quedar solos Mateo y yo.


Durante algunos incómodos segundos nos quedamos los dos en silencio, sin movernos ni decir nada. Finalmente le pregunté con algo de angustia: "¿No que tu papas no estaban en la casa?"


"M..Megan, te juro, no sé porque volvieron, pensé que estarían fuera más rato…" Se disculpo apenado Mateo.


"Dios mío, que pena… ¡¿Qué va a pensar tu papa?!"


"Pues.. nada, que eres muy caliente y te gusta por el culo." Bromeo Mateo.


"Eso no es gracioso, estúpido.." Dije angustiada, mordiéndome las uñas.


"Perdona, Megan.. mira, terminemos y al rato le explico. ¿Va? No creo que vaya a pensar mal de ti."


Yo tenía un evidente color rojo vergüenza en todo el cuerpo. Mi vergüenza era absoluta, y seguramente después de esto nunca volvería a poder mirar a la cara al papá de Mateo. Como sea, no hice ni un intento de retirarme, y con voz baja dije: "Apúrate… ¿Ok? Quiero irme a casa…"


Mateo me apretó de nuevo de las caderas y continuó su sexual labor. Obviamente a él no le había afectado tanto la situación como a mí, y en menos de un segundo ya estaba bombeándome el culo como si nada hubiera pasado.


Su respiración fue volviéndose cada vez más agitada, y muy a pesar de mi consciencia mi cuerpo volvió a excitarse al nivel anterior. Las embestidas de Mateo me tenían temblando en éxtasis y mis gemidos no dejaban ya la menor duda de eso, y eran descaradamente sexuales. Con cada bombeada mordía con más fuerza la almohada, y me preguntaba si al terminar todo no estaría ya deshecha la pobre.


"M..Megan…" Dijo tartamudeando Mateo. "¿D..dónde.."


"A..adentro.. Mateo… " Respondí, para de esa forma evitarme complicaciones. Aunque muy en el fondo sospechaba que quizás esa no fuera toda la verdad. Con un empujón violento Mateo se apretó contra mis nalgas, y por sus gruñidos y temblores supe que estaba teniendo el orgasmo del siglo.


"Ughhh….ugh….ahh…" Decía mientras sus manos temblaban contra mis caderas, manteniéndome en mi lugar.


"Ah…." Gemí suavemente, cerrando los ojos mientras sentía como su verga escupía con agresividad su veneno directamente en mis intestinos, causándome algunas cosquillitas. La sensación era deliciosa y mi ano se apretaba violentamente alrededor de la base de la verga de Mateo, descaradamente ordeñándolo. Era casi como si quisiera apretarse contra el extraño cuerpo invasor para de esta forma evitar que escape.


Sabía que el semen de Mateo en estos momentos estaba tapizándome el recto, y no sé porque puse una carita de inocencia, sintiéndome en contraste la más perversa de todas en el mundo.


Mateo se estuvo viniendo en mi culo por lo que parecieron horas, y cuando por fin termino saco su pene lentamente de mi, dejándolo justo afuera como si me estuviera tentando. Mi ano se quedo abierto por algunos segundos más, y conforme se iba cerrando pude sentir unas deliciosas contracciones que me arrancaron una pecadora sonrisa.


"Megan, estuvo impresionante.. " Trato de decir Mateo, limpiándose el sudor de la frente.


"S..si.." Dije con pena, mientras con un juguetón movimiento me ponía en pie y agarraba mi tanga negra, para acto seguido ponérmela de vuelta. Hice lo mismo con mi faldita y camisa, y entonces con coquetería me peine un poco frente a un espejo del closet.


Mateo solo me miraba con admiración, pasando sus ojos por todo mi cuerpo mientras me ponía guapa de nuevo.


"Esa es mi chica. Tan linda, y con su colita llena de leche." Dijo Mateo con un tono de voz juguetón, ya muy desinhibido.


"idiota.." Le respondí con un gesto coqueto, y entonces caí en cuenta de algo."Oye.. me tengo que ir, pero.. me daría pena ver a tu papa abajo."


"Pero.. no hay otra forma de salir, Megan. Mira, no creo que este en la sala.. pero si gustas vamos los dos ¿Va?"


"Bueno.." Respondí sin mucho entusiasmo.


Salimos de su cuarto y Mateo bajo primero las escaleras. Me hizo una señal de que todo estaba despejado, pero justo cuando llegue abajo la puerta principal se abrió y volví a ver al papa de Mateo, que esta vez llevaba unas bolsas del supermercado en las manos.


Baje la mirada inmediatamente, cubriéndome la cara con una vergüenza infinita y sin poder verlo a los ojos.



A pesar de la incómoda situación el señor muy amable me saludo:


"H..hola, Megan.. me saludas a tus padres ¿Ok?" Dijo mientras volvía a mirar con orgullo a su hijo, que acababa de cogerse al mejor espécimen femenino de la ciudad. Entonces el señor se puso en marcha a la cocina y lo perdimos de vista. Mateo paso su brazo por mi cintura y con simpatía me acompaño hasta la salida.


"Dios, que pena.." Dije para mí, recreando en mi imaginación lo que el papa de Mateo había visto hace unos minutos. El visualizarme a mí en tan humillante posición, con un palo en el culo, me tenia angustiada.
Mateo me regreso a la realidad con una pregunta: "Entonces… mañana te espero para irnos juntos a la escuela, Megan. ¿Ok?"


"Si.." Dije suspirando, aun con la mirada baja. Me sentía la más sucia del planeta. No tanto por el descubrimiento en sí, sino por mi reacción. Y es que mi cuerpo no dejaba dudas de que le había fascinado todo el proceso.


Mi dignidad estaba en el suelo.


"Oye.. y prepara bien esa colita, que a partir de mañana recibirá su castigo 3 veces al día." Dijo entonces Mateo en un tono algo burlón, aunque tratando de poner humor a la situación.


"Estúpido.." Le dije en voz baja, sin poder evitar sonreír un poco.


"Si.. estúpido, pero mañana me volverás a traer tus nalguitas de nuevo, Megan. Entonces ¿Quién es el estúpido?"


No sé que le había hecho a Mateo antes, pero al parecer tenía un enorme resentimiento conmigo. En fin, ahora estaba demasiado cansada para pelear o discutir. Me di la vuelta y en unos minutos ya estaba en mi cama, dándole mil vueltas al asunto. Me sentía muy confundida, con una lucha mental entre lo que creía y lo que había pasado con mi cuerpo.


Hasta que finalmente…


… fui quedándome dormida.


Y sin poder evitarlo, toda la noche soñé con lo que había pasado con Mateo. Una y otra vez, casi como si fuera una lección que debía aprender a como diera lugar. Y los sueños no dejaban tampoco lugar a dudas…


… La sonrisa en mi cara tampoco.

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