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Antiguo 16-05-2010 , 22:59:42   #6
Ba‘al Z'vûv
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Predeterminado Respuesta: el nerd y la porrista 2

"Eh…" Se quedo impávido. Al ver su rostro confirme mis sospechas.


"¿No serás virgen.. o si?"


"E..este…. no, claro que no.. yo.."


"¡Eres virgen!" Dije con una falsa felicidad. "Digo, no que fuera algo inimaginable, pero.. digo, al menos pensé que tendrías alguna experiencia. Al menos no con tu mano nada mas."


Mateo se puso furioso. Al ver de nuevo su expresión supe que quizás no sería tan conveniente burlarme de él en estos momentos, en que le daría mis.. nalgas. Pero el daño estaba hecho…


"¿Ah sí? Mira, he visto en internet como se hace. Ahora veras..." Dijo visiblemente molesto, y de golpe salió del cuarto para volver unos minutos después con algo en la mano. Me fije con cuidado y vi que era un botecito de lubricante sexual, seguramente extraído del cuarto de sus padres. Bueno, al menos no estaba tan desorientado el chico.


"¿Viste? Sé todo de cómo se hace.." Dijo con orgullo mostrándome el bote.


"Si, pero nunca lo has hecho, idiota."


Mateo apretó con fuerza las manos, y me di cuenta de nuevo que mi estrategia de hacerlo enojar no era la más conveniente en estos momentos.


"Perdón, Mateo, es que.." Trate de calmarlo.


"Desnúdate.." Dijo en un tono autoritario.


"¿Perdón…?"


"Lo que has oído, Megan. Desnúdate."


Me mordí los labios con una expresión confundida. De alguna forma, el oír esas palabras en ese tono de voz me había causado ciertas reacciones corporales inesperadas, como una súbita humedad entre mis piernas. Trate de no darle tanta importancia al hecho, pero había una realidad…


Y con muchísima vergüenza vi que conforme me iba quitando mi ropa me iba poniendo más y más caliente. Primero salió mi camisita, y cuando Mateo vio mis hermosos pechos firmes apuntando a él se quedo boquiabierto, incapaz de hacer nada. Luego me quite la faldita, y al ver mi delicada tanguita negra casi le da un infarto.


Y cuando por fin esa última prenda salió volando y cayó sobre su teclado de computadora, comenzó a sudar copiosamente y su erección bajo el pantalón fue más que evidente.


"Ya estoy desnuda.." Dije secamente, aunque fascinada en secreto por el efecto que estaba teniendo en el.


"Eh.. yo.. este.. " Contesto torpemente, balbuceante.


Vi que sobre todo no perdía de vista el delicado triangulo de vello negro entre mis piernas, finamente cortado y brillando seductoramente ante la luz por mi humedad.


"No me vas a decir que nunca habías visto una mujer desnuda, Mateo… ¿O sí?" Dije con voz ligeramente de burla.


"Eh.. no, claro que sí, yo.. bueno, una vez sin querer vi a.. mi tía."


Me mordí el labio para no reír. Mi situación ya era de por sí bastante mala, como para empeorarla más.


"Dudo que tu tía este así de buena como yo.. " Dije con una risita.


Mateo solo se quedo ahí parado, con muchísimo miedo en la mirada. El pobre no era capaz de dar ni un paso en mi dirección, y toda su seguridad daba la impresión de que se había evaporado. El silencio se fue volviendo cada vez mas incomodo, hasta que no pude más. "Bueno, al parecer no va a suceder nada aquí.



Me voy a ir, y me cuentas mis 3 fotos.."


"¡No!, no, sí va a pasar algo." Dijo Mateo sujetándome de la mano. "Megan, quiero que te quedes en posición fetal en el borde de la cama, boca abajo, apretando tus piernas con los brazos. ¿Entendiste?"


Me sonroje muchísimo ante la petición. De nuevo mi cuerpo volvió a reaccionar de formas que no quería, pero no podía evitar. Casi pude sentir mis pezones irguiéndose lentamente mientras el corazón me latía con prisa.


"Bueno.." Accedí con algo de nervios, y en un instante ya estaba en posición. Mis pies quedaron en el aire, mientras mi colita estaba obedientemente apuntando hacia arriba, indefensa ante cualquier ataque.



Apreté mis piernas con mis brazos, a la vez que recostaba mi rostro en la cama, esperando mi destino.
Marcelo no dijo nada, y con sorprendente seguridad se embarro los dedos con el frio gel lubricante y empezó a frotarlo vigorosamente alrededor de mi ano, presionándolo en ocasiones con mucho cuidado.


"Uh…" Se me escapo un suspiro.


"¿Dijiste algo..?" Pregunto sin detenerse.


"No.. nada. Sigue.." Respondí sonrojándome. No quería que Mateo se diera cuenta de los efectos que sus atenciones tenían en mí, pero se estaba volviendo cada vez más difícil.


El siguió aplicándome mas y mas lubricante en mi delicado agujerito, mientras sus dedos temerariamente entraban y salían hasta que después de algunos minutos me sentía súper resbalosa.


"Ya está listo. Y casi me acabo la botella.." Dijo Mateo con una risita boba mientras se detenía a admirar su obra. Y debía ser la obra más hermosa del mundo, porque mi culo estaba ahí solo para él. Mis firmes y paraditas nalgas estaban listas, deliciosamente esperando su castigo, y sin dudas eran una visión que harían llorar como niño a cualquier hombre.


"Uff.." Suspire tiernamente.


Mateo se fue quitando la ropa lentamente, y cuando voltee a verlo vi a su inmenso animal libre, apuntando directamente a mí de forma amenazante. Sentí entonces muchas dudas, y casi me retracto del trato en ese momento.


"C..con cuidado..¿Ok?" Dije mordiéndome los labios.


"Si, Megan.." Contesto Mateo, aun mas nervioso que yo. Lentamente se coloco detrás de mí y sus manos se deslizaron suavemente por mi espalda y glúteos hasta que después de unos segundos se apretaron con firmeza a mis caderas.


"Uf…" Dije suspirando, sin darme cuenta que había levantado un poco más las nalgas. Sentí entonces muchísima vergüenza, ya que Mateo estaba ahí atrás, seguramente mirándome todo. Pero lo hecho, hecho esta, y mordiendo un poco la sabana trate de dejar mi mente en blanco.


"Ahí va, Megan.." Dijo con la voz entrecortada Mateo, y entonces sentí como la gruesa punta de su miembro comenzó a hacer presión contra mi estrecho agujerito, sin lograr entrar.


"Oh Dios.. dios.. dios…" Dije con la respiración acelerada, apretando los puños.


Mi ano se cerraba con fuerza ante los intentos del insistente invasor, y durante algunos minutos ganó la batalla. Desgraciadamente, esta era una prueba de resistencia y con cada acometida mi delicada entrada iba perdiendo energía, hasta que finalmente….


.. squish.


Con un sexual sonido, su pene entró en mi colita.


No tuve ni tiempo de reaccionar. La sensación era deliciosa, y mi ano pulsaba violentamente alrededor de la gruesa serpiente que lo penetraba. Y antes de hacer nada mas, el intruso comenzó a deslizarse poco a poco hacia mi interior, centímetro a centímetro, vigorosamente por todos mis intestinos.


"Ohh…oh…mmm….D..dios…" Gemí tiernamente, poniéndome increíblemente tensa. Mi culo estaba perdiendo la batalla, y ante el delicioso ardor por instinto trate de moverme un poquito hacia delante. Pero



Mateo me apretó las caderas con fuerza impidiéndome escapar. Era evidente que no descansaría hasta que

me hubiera metido la verga por completo en el culo.


"M..Megan, esta.. muy apretado. Apretadísimo.." Dijo Mateo entonces con apuros, pero sin detenerse en su empeño. Su miembro seguía avanzando por mis intestinos.


Cerré los ojos y con impotencia agarre una almohada cercana y hundí mi rostro en ella, mordiéndola con fuerza. Lo que decía Mateo era verdad, mi culo estaba resistiéndose al máximo ante la súbita invasión, y las exquisitas contracciones que mi ano daba para expulsar su pene de mi interior me tenían al borde de la locura.


Nunca hubiera pensado que tener una verga en la cola me desquiciaría de tal manera.


Finalmente, el momento llego. ..

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