La 35ª Jornada Liguera


Lo mejor, lo peor, los goles y los partidos, los resumimos en unos cuantos apartados.

Ven, atrévete y entérate cuáles han sido los puntos más destacados de la jornada.




La caverna españolista, como diría Joan Laporta, estaba preparando la fiesta -quién sabe por qué- por el supuesto pinchazo del Barcelona en Villarreal. No ocurrió y el equipo de Guardiola volvió a ser él mismo: a jugar rápido y a encontrar espacios insospechados para otros conjuntos. Xavi, el crack de la jornada, ofreció un recital. Lionel Messi recuperó el gol con movimientos magistrales y su segundo tanto fue un poema de lo que puede ser la perfección colectiva, a un toque, al espacio y en versión pase a la red. Fue el gol de la jornada. Sublime.


Cosas más raras se han visto pero si un equipo sin juego colectivo, sin sistema táctico, sin variantes para imponer su juego y con el simple ida y vuelta como único amparo, gana esta Liga, el fútbol español, definitivamente, habrá caído en la mediocridad ya anunciada por la diferencia entre los grandes y el resto. El Real Madrid no perdió ante Osasuna porque los pamplonicas no tuvieron el coraje que le sobró a Camacho. El Madrid ganó en el último suspiro pero su imagen fue la de un equipo sin el menor patrón.
Míchel lo negó todo pero nadie se cree que sus gestos no fueran dirigidos hacia Javier Clemente. Puños cerrados, mirada fija y desafiante y festejo desmedido por un empate intrascendente para el Geta. Dice ser educado, y lo es, pero rencoroso también y todavía no le perdona a Clemente que lo haya borrado de la selección española cuando aún era una estrella. La afición del Pucela no se merecía que le refregaran en la cara los dos puntos perdidos.
El Xerez-Almería tuvo de todo y el ambiente estaba caldeado. Los almerienses no se creían haber perdido un partido que debieron golear y que el árbitro se los hizo perder con un gol en fuera de juego de los de Gorosito. Cuando sonó el pitido final, alguien del Xerez dijo algo y las trompadas empezaron a volar por el verde césped de Chapín, en ese momento Normandía el día D y la hora H. Más allá del resultado, más allá de los nervios, y más allá de las justificaciones, ambos conjuntos dieron un espectáculo bochornoso.
Una isla, Oltra, un club y la afición entera del Tenerife, disfrutaron ese orgasmo múltiple que significó ganarle al Racing e igualar, 100 millones de años después, cataclismos incluidos, la línea de la salvación. No podemos afirmar quién merece bajar, aunque el Racing hace méritos, pero de lo que sí estamos seguros es que el Tenerife debe seguir en Primera División.


José Antonio Reyes, La Perla, no tuvo un buen partido, no desbordó ni regateó a nadie en el Sánchez Pizjuán. Tampoco jugaba para el Sevilla, pero a la afición nervionense no le importó y cuando Quique Sánchez Flores decidió cambiarlo, los cuatro costados del estadio se pusieron de pie para aplaudir al ahora jugador colchonero. El sevillismo no olvida a uno de sus ídolos y venera a Reyes.