La Guerra Fría de este siglo se está librando en América Latina. De nuevo se está generando el ambiente de hostilidad producto de los alineamientos ideológicos que se promueven en la región. Con la situación actual, pensar en la integración, tan promovida entre los países de América Latina y el Caribe, no será posible en un término cercano.
Para que haya un ambiente propicio de integración, primero deberá haber un mínimo de respeto y confianza entre todas las naciones del bloque, sin insultos ni demostraciones paupérrimas de diplomacia como las vistas en la cumbre de Cancún, donde se discutan los asuntos afines a la región y no cuál ideología gobierna en un país. Pero más allá de los conflictos ideológicos, Latinoamérica empieza a vivir una carrera armamentística, esa misma vivida en el siglo XX por las constantes fricciones entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, y que en algún momento de la historia generó el temor de una guerra nuclear.
Hasta en el aspecto nuclear ya se empiezan a generar especulaciones basadas en hipótesis no probadas, como el nuevo acuerdo de cooperación nuclear entre Venezuela y Rusia, que ya generan todo tipo de rumores acerca del posible desarrollo de armas nucleares. Otros acuerdos, esta vez de carácter militar, como los acuerdos Brasil-Francia y Colombia-EEUU, también generan un ambiente de desconfianza que hace más imposible la idea de la integración regional. ¿Qué tipo de integración odemos esperar, si las naciones no confían entre ellas mismas? Es una posición entendible, es realmente difícil confiar en mi vecino si éste me apunta con un arma.
Todos los países de la región, si en verdad creen que la integración es posible, tal cuál lo estableciron en la reunión de Cancún, deberán tener en cuenta que la integración sólo será posible si hay un concenso entre todas las naciones, sin importar qué ideología gobierne en un país u otro, y generando un ambiente de mutua confianza y, sobre todo, respeto. De momento, América Latina se embarca hacia una Guerra Fría, y quizá, hasta a una confrontación real.