Y sin embargo creo que aun podemos escapar,
unas veces lo deseamos,
saltamos al vacio y cuando nos encontramos
cerca del suelo nos aferramos a las paredes del
conformismo, esta no es una muerte elegante,
ninguna lo es.
Y sin embargo agotamos lo imprevisible,
buscamos salidas, nos drogamos con licor,
música y olvidos,
nos drogamos con miradas y silencios;
sentados en el lugar que habitamos
tratamos de imaginar volar,
de esta manera escapamos
aunque nuestros cuerpos sigan atados
a esta irrealidad.
Lloramos desesperadamente por estar aquí,
abrimos botellas de vino tinto
y brindamos por nuestras
inagotables penas… la noche
nos enceguece, cierran las puertas de la libertad,
nuestros rostros están cansados
son la sombra irreversible del pasado
lejano y aun tan presente.
Y sin embargo “látex”, seguimos soñando en abrirla,
despojarnos de las pieles,
arrancarnos la maleza de nuestros oídos;
siempre estamos preparados ya sea o
para escapar o para morir
o morir por culpa de estas ansias inconexas con los miedos
de escapar.
Y sin embargo no hacemos nada,
nos quedamos día y noche sentados
al frente
del magnánimo portón,
observando cómo constantemente se va cerrando
al caer en el crepúsculo
y, mientras tanto, nos vamos atando,
nos vamos quedando encerrados
en este laberinto de sorpresas.
Samuel Salazar Blandon.