Ojos cansados, cuerpo cansado,
ayer a las nueve puse la alarma a las diez,
qué sorpresa oscura y siniestra había pasado:
escuché la alarma, me levanté y lo apagué.

Tenía sólo ese tiempo para reposar
ojos, cuerpo, corazón y vida,
ojos para mirarla, cuerpo para trotar
corazón para tenerlo al día.

Cansado el cuerpo, pero contento el espíritu,
cansados los ojos, pero despierto el corazón,
vieja la mente, vieja la frente, pero joven el caminar,
sacando pecho y sonriendo si ellas me miran al pasar.

Arrepentido por lo que hice, arrepentido por lo que dejé de hacer
comprometido a hacer lo que no hice y a dejar de hacer lo hecho,
sintiéndome culpable de ser consciente de cuál era mi deber:
por eso no perderé más tiempo pensando sobre mi lecho.

Mientras estas líneas escribo al son de la música swing,
tengo un deber pendiente para mañana temprano,
pero no importa, tiempo no hay, el tiempo me tiene a mí:
por ahora buenas noches, preciosas y hermanos.