- Bueno sigan a mi consultorio - abrió la puerta de donde venía y se fue a la salida para cerrar la puerta principal.
Los ojos de Angélica miraban sobre la aptitud amable de Mónica.
- Acuéstate - sugirió Mónica.


Angélica lo hizo muy despacio, su rostro mostraba algo de repulsión.


- Estoy enterada de tu problema y creo que la solución es muy fácil.
- ¿Cuál es?
- Tu mente esta confusa por lo que pasó con tu novio y con tu mejor amiga, y crees que la culpa fue tuya.
- Realmente me siento mal y no quiero hablar de eso - poniéndose de pie - mejor me voy.


Mónica la agarró de un brazo para no dejarla escapar de sus complicaciones.


- ¿Es por eso que no te llevas bien con las personas, cierto?
- Déjame en paz.
- Tu problema empezó desde que decidiste alejarte de ese momento de confusión con tu novio. Si ella era tu mejor amiga, hizo lo correcto al meterse la verga de tu novio en la boca; Todo estaba preparado para que tu llegaras a su cuarto y vieras esa escena, te empezaras a excitar y terminaran tirando los tres, pero no fue así.


- ¡Mentira!
- La única solución que ahí es dejar que lo que debía pasar, ocurra.
Milena comenzó a mirarla con ternura mientras acariciaba su cuerpo con lentitud.
- Tienes bonito cuerpo, y tus senos son redonditos.
- Gracias.


Mónica abrazó a Angélica, besándole los labios y enlazando las lenguas que chorreaban saliva. Mónica empezó a bajar sus dedos por el frente de la paciente, introduciendo su mano en los pantalones y yo sin saber que estaban haciendo sus dedos con el órgano de Angélica. Colocándose de rodillas, bajándole los pantalones y empezaba a hundir su cabeza en el rubio monte.



Angélica se veía inundada de dudas, sin saber que hacer con el estímulo que le proporcionaba Mónica. Sus pantalones cayeron como su orgullo; Mónica hizo que Angélica se recostase y empezó a comerle la vagina, sus manos agarraban sus nalgas y su mentón viajaba por su entrepierna. Metía sus dedos en la raja, y salían de ella pegajosos, su pulgar metido en el ano y su índice y corazón en la vagina, simulaba agarrar una bola de bolos.

Me fije en la lengua que jugueteaba con el clítoris de Angélica. Yo solo veía. Mi cuerpo no reaccionaba.


- ¿Nunca te la han comido?
La respuesta de Angélica fueron unos gemidos. Mónica se acostó a su lado, jalándole el cabello y obligándola a hacer lo mismo que ella le había hecho.


- Cómeme el coño, no importa que nunca lo hayas hecho.
Metió la cabeza entre sus piernas mientras ella hacia lo mismo, conformando un sesenta y nueve. Me acomode un poco y saque mi pene al ver tal espectáculo. Mónica me voltio a mirar y con sus ojos me dijo que me acercara, me desnude completamente y me acerque por el trasero de Angélica, dispuesto a metérsela.


- Espera - interrumpió Mónica - déjame calibrarla un momento.


Se la metió en la boca y después de unas lamidas, lo introdujo en la vagina de Angélica. Empecé a cabalgarla intensamente mientras sentía como la lengua de Mónica recorría el tronco de mi pene, y al mismo tiempo el coño de Angélica.



No me di cuenta cuando Mónica se salió del cuadro orgiástico y apareció al lado de las nalgas que estaban siendo golpeadas por mis caderas. Empujaba mi cuerpo contra el de ella, aumentando el ritmo del baile, pero paso por mi mente que en cualquier momento el genio de Angélica la pusiera de pie, largándose de la habitación y dejándome iniciado. Así que le hice con más fuerza, cuando un grito enorme salió de su boca:


- Ah que rico que rico...- desfalleciendo su cuerpo y liberando mi pene.