- Eres diferente, ¿sabías eso?
- Como así
- Si, ¿quieres que sea honesta contigo?
- Claro
- Hace tres meses que trabajamos juntos y ahora en el cine, no has intentado aprovecharte de mí.
- Bueno no.
- Abrázame, tengo frío.


Coloque mi brazo sobre su espalda, agarrándole el hombro con mi mano al tiempo en que ella pasaba el suyo por mi cintura.


- ¿Tienes novia?
- Nunca he tenido, quiero decir que no oficialmente.
- Yo rompí con el mío hace dos meses, cuando lo pille metiéndole la verga a mi mejor amiga y esta metiéndose un banano que yo le había llevado horas mas temprano.
- ¿Donde los pillaste?
- En la casa de ella, yo había ido como a las seis de la tarde, no se encontraba y dejé con su hermana una canasta llena de fruta. Cuando regrese una hora después su hermana me dijo que estaba arriba y subí, y los pille.
- Lo siento.
- Llegue a casa y rompí en llanto. Todo fue culpa mía, mi novio me había insinuado varias veces que se la chupara pero yo me negaba. Habíamos tenido sexo antes pero sin salir de lo mismo, me gustaba hacerlo con él. Una vez le dije a mi amiga que mi novio insistía en eso y ella "muy amablemente" tomó un banano, pelándolo, lo empezó a chupar, mostrándome como debería hacerse con uno de verdad, pero no me convenció. Y ya vez, se lo metió ella primero, tanto el banano como la verga de mi novio.
- No tienes la culpa, tu novio es un desgraciado y tu amiga una traidora.
- Debía haberse conformado con mi coño, ¿cierto?
Solo sonreí en aquel momento.
- ¿Tu te conformarías tan solo con mi coño?
Mi sonrisa se tornó en una confusa mueca.
- Me conformaría solo contigo.
- Quiero que me folles antes de que me arrepienta - fijando su mirada en la mía - Allí hay un hostal, que esperas.


Nos dirigimos ahí sin hablar, y le hablé a la persona en cargo.


- Una habitación por favor - mientras Angélica se iba hacia en fondo del lugar.
- Veinte media hora, treinta una - Una preciosa chica me dice con su voz tan femenina y tan llena de seguridad. Me turbe un poco.
- Son nuestras tarifas, y los condones a dos mil.
- ¿Tan caros?
- Permiten mas sensibilidad, están mejor lubricados, tienen olor a fresa; cualquier mujer le gusta una verga forrada en un condón de esos, pero personalmente prefiero la naturalidad.


- Yo también.
- Esta muy buena la charla pero tu novia se esta impacientando.
- Tienes razón.
- ¿Y bien?


Había gastado todo el dinero que llevaba en el día y tan solo tenía veinte y lo del pasaje de regreso. Media hora y un condón, o una hora de pasión. Ya me había pasado con Susana y quería pasar más tiempo con Angélica.


- Una hora por favor.
- Nada más
- No, es todo.
- Espero que la pasen bien - pasándome la llave - habitación numero diez, a la izquierda.
Su mano tomó ligeramente la mía mientras abría la puerta electrónicamente.


- Gracias.


Lleve a Angélica a la habitación, y esta se estaba desabotonando el pantalón cuando me dijo:


- ¿Sabes colocarte un condón?
- No compre un condón.
- ¿Cómo?
- Tranquila, se lo que hago.
- Estuve follando con mi novio por tres meses y siempre utilizamos condón, y tu quieres, un perfecto desconocido, follarme sin uno, estas muy equivocado.
Angélica pasó sobre mí con una rabia intensa.


- Sácate a tu novio de la cabeza - le grite mientras atravesaba la puerta.


Me quedé solo en la pieza, sentado en la cama.