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Shocked Una historia en Dos Canciones. Calificación: de 5,00

Los mejores licores
I
Pipe le dice a todos que soy un “gato”, que me gusta observar bajo las faldas de las que han sido mis novias y es verdad lo que él plantea, pues no hay nada mejor que poder mirar bajo la falda de la mujer amada, buscando ese paraíso perdido a la vista de cualquier mortal, culpa de las ropas. Una vez estando en el estadio, en un partido del Medellín contra Once Caldas, mi novia de paso se lo transmitió, pero dejemos esta historia para después, déjenme contarles lo que me sucedió algún tiempo atrás.
Felipe convirtió este asunto en un chiste personal y Camila –mi novia de paso- escucho la historia, yo me sonroje –nunca dejo de hacerlo, aunque ya conozca de memoria el chistecito- al ver que nuevamente era el centro de las risas. Ella la disfrutaba y se me acerco a preguntarme.
-¿Es cierto lo que dice Felipe?
-Pues si él lo cuenta, es verdad es una tautología.
-¿De modo que te gusta espiar?
-¡Sí! Es mi manera bizarra de amar.
-¿Bizarra? Uy, voy conociendo tus más macabros secretos.
--Ya no es tan secreto, Pipe le cuenta esta historia a toda mujer que sale conmigo.
-Y ¿es que han sido muchas?
-No, solo Adriana –mi ex, Cecilia y ahora tu.
-Mmm… entonces ¿soy la tercera en conocerla?
-Mas las amigas que tenemos en común.
-¿Amigas?
-Si… es decir, amigos con pechos y traseros grandes que les gusta beber con nosotros y como nosotros, hombres en cuerpos de mujeres.
-¿Lesbianas?
-No, solo amigas que son eso: amigas, no nos interesan como mujeres.
-Y ¿Por qué tanta explicación?
-No se… creo que necesitaba justificar mi forma de actuar para con mis novias.
-¡Ya! Pero eso de espiar me parece algo interesante.
-¿Si?
-Claro, demasiado.
Aquella noche termina aquí.
Días después fui invitado por Camila a cenar en su apartamento. Al terminar la cena, nos dirigimos a la sala de estar para hablar y tomarnos una botella de vino tinto, paso una hora, ya nos habíamos acabado la primera, Camila trajo la otra. Estábamos un poco “trascendidos” cuando ella me dijo:
-¡Quiero ir a la cama!
-¿Estas mal?
-No, quiero acostarme, es todo.
-Bueno, como quieras.
-¿Seguro?
-Sí, completamente seguro.
-Pero, antes de irte ¿puedo pedirte un favor?
-Claro, el que desees.
-¿Esperas que me cambie? Es que la verdad me da temor ir hasta la puerta y echarle cerradura a la puerta estando aquí sola, tu sabes, siempre es mi mama quien lo hace.
-No hay problema.
Camila entró a la habitación, termine de tomarme el poco de vino que quedaba en mi copa, serví un trago más. Sin embargo, el sueño también comenzó a vencerme.
Estaba casi dormitando cuando logro escuchar en el fondo Persiana Americana “yo te prefiero irreversible, casi intocable ¡eh!... tus ropas caen lentamente, soy un espía, un espectador…”
Apareció Camila en la puerta de su habitación en traje de enfermera y bailando al son de Soda, sabía muy bien que era y es mi banda favorita en español; en fin, ya dije que se movía al ritmo de la música, yo estaba hipnotizado, ya abstracto. Sacudido el sueño contemple esa magnánime creación hecha mujer, ella como el diablo se sacudía, yo idiotizado, ella era Atenea danzando, yo, Prometeo robando lo que podía con la mirada. Ella diosa entre diosas, yo, un simple mortal cautivado.
Comenzaron a caer sus ropas ¡Que éxtasis! Las mire y observe como iban formando una calle seductora por el piso, intente no sudar, pero era inevitable, Pues Camila ya estaba en bragas y al momento estaba encima de mí, yo estupefacto, ella rosaba con su lengua mi cuello, luego mi boca.
No sabía qué hacer; Camila apago las luces del apartamento, se monto nuevamente encima de mí, mientras me decía:
-Mira lo que tengo para ti –en ese momento corrió sus bragas, yo pude ver allí, en ese preciso instante el tan anhelado paraíso perdido- así que te gusta espiar ¿Eh? Sígueme hasta la habitación y podrás ver y sentir más allá de lo que imaginas.
-¡Dios mío! –Dije mientras me iba agarrando al sillón-.
-Dios tuyo no, ¡Camila! Soy Camila.
Avanzo hacia su cuarto, la poca luz de allí reflejaba su silueta, diez o quince segundos después fui tras ella, al entrar escuche como la canción no paraba y decía mientras tanto:
“…difícil de creer, solo así, yo te veré a través de mi persiana…”

Falta la segunda parte que prontamente montaré.


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emoticon Re: Una historia en Dos Canciones.

 
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