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La verdad, en el medio
La Silla Vacía confirmó con gente de la revista que nunca sintió que había una censura a la información y tampoco insinuaciones de bajarle el tono a historias contrarias al Gobierno.
También es un hecho que la revista no era un buen negocio. Durante los últimos seis años antes de vendersela a El Tiempo, sus dueños originales - los periodistas Roberto Pombo, Mauricio Vargas, Ricardo Ávila, María Elvira Samper y Pilar Calderón - pusieron plata de su bolsillo para sostener la revista, que difícilmente competía frente al éxito comercial de Semana.
Cuando El Tiempo la compró, el respiro económico se sintió.
Pero muy pronto, Planeta comenzó a mostrar la cara que todos conocen de ella en España. Es un negocio y sus preocupaciones por otros asuntos menos mundanos, como la democracia, están en un segundo nivel de prioridad.
El año pasado, los nuevos directivos le pidieron a todos los medios que hicieran recortes para hacer la operación más eficiente. Y de hecho, los recortes se dieron. El Tiempo.com despidió a su director Guillermo Franco y lo reemplazó por uno más jóven y más barato. Y a varios más de la nómina. Del impreso, salieron los editores más veteranos como José Navia, Andrés Zambrano y Ana Lucía Duque. Y en CityTV la poda fue dramática. En la revista Cambio, los recortes fueron mínimos.
Una fuente cercana a la parte administrativa de la revista, explicó que los sueldos de Pardo y Samper equivalían a casi el 40 por ciento del costo total de la nómina de la revista, lo cual preocupaba a los de la junta directiva.
“Eso puede ser cierto¨, dijo María Elvira Samper a La Silla Vacía. “Pero una casa editorial que produce los miles de millones de pesos que genera El Tiempo, podría habernos planteado alternativas. Nunca nos plantearon siquiera renegociar nuestro contrato. Y el oficio periodístico tiene que ser más que un negocio”.
La gente que conoce a Planeta dice que para ellos no es así. “Hace dos años nos dijeron que los medios que no dieran plata los cerraban”, dijo una de las fuentes a La Silla Vacía. Los de Planeta tienen claro que se trata de un negocio y que lo único que importa son las utilidades. Y sobre todo ganarse el tercer canal, que será un negocio multimillonario, y que depende en gran parte del Gobierno dada su alta representación en la Comisión Nacional de Televisión.
"Si fuera por un asunto periodístico era más fácil simplemente cambiar al director", dijo la fuente.
En conclusión, la orden de transformar a Cambio posiblemente obedeció más a una decisión de negocio. Pero es una decisión que alegrará sin duda al Gobierno, que tendrá un crítico menos y a José Obdulio, que se había quejado en muchas oportunidades que Cambio no le hiciera el contrapeso ideológico a Semana, que es vista por el Gobierno como trinchera del antiuribismo. Los tristes seremos los lectores que nos quedamos sin otra fuente de información y opinión calificada sobre el acontecer político.