Estaban reunidas unas quinientas mujeres en asamblea, no había más que un punto en el orden del día, cuando sonó una campanilla y se hizo el silencio. Desde el estrado, la presidenta, con gesto severo, pero a la vez mostrando algo de complicidad interna, se dirigió a la concurrencia: - Buen día, compañeras!! Estamos reunidas de forma extraordinaria para cambiarle el nombre al ******o reproductor masculino. Gritos, muchos gritos y aplausos de todas las asistentes...
La presidenta empezó a desgranar preguntas e incógnitas:
- ¿Por qué decirle 'pito' si no suena? (gritos y aplausos...)
- ¿Por qué decirle 'pájaro' si no vuela? (gritos y muchos aplausos....)
- ¿Por qué decirle 'palo' si no es de madera? (más gritos y más aplausos...)
- ¿Por qué decirle 'pistola' si no mata? (aumenta el griterío...)
- ¿Por qué decirle 'banana' o 'plátano' si no es una fruta? (ruido ensordecedor por los gritos...)
- ¿Por qué decirle 'polla' si no pía ni come maíz? (se redoblan los gritos y los aplausos...)
- ¿Por qué decirle 'miembro' si no pertenece a ningún club? (estruendosos aplausos...)
- ¿Por qué decirle 'pipí' si no tiene ruedas ni pita? (ruido y júbilo total!!....)
Desde hoy, queridas amigas y asambleístas, lo llamaremos ' Hugo.... sí! Hugo Chavez'. Silencio total en la sala!! Todas se miran con asombro. Sus caras eran todo un signo de ¡nterrogación.
Transcurridos unos interminables segundos, una mujer levanta su mano y pregunta:
- Señora Presidenta: ¿¿Por qué ese nombre??
La presidenta, rápidamente, con una sonrisa de satisfacción que le iba de
oreja a oreja, responde con voz grave y sonora:
- Muy simple, compañeras, porque es
FEO, FEO; FEO,
PERO ¡BRUTALMENTE RICO