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Antiguo 18-01-2010 , 23:27:37   #2
John Dillinger
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Predeterminado Respuesta: Niccolò Paganini: El Violinista del Diablo



Se ha escrito sobre él que era sobrenatural. Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de escuchar su espectáculo.
Una noche, el escenario de un auditorio repleto de admiradores estaba preparado para recibirlo. La orquesta entró y fue aplaudida. El director fue ovacionado. Pero cuando la figura de Paganini surgió, triunfante, el público deliró. Paganini coloca su violín en el hombro y lo que sigue es indescriptible. Blancas y negras, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecen tener alas y volar con el toque de aquellos dedos encantados.
De repente, un sonido extraño interrumpe el ensueño de la platea. Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompe.
El director paró. La orquesta paró. El público paró. Pero Paganini no paró. Mirando su partitura, él continuó extrayendo sonidos deliciosos de un violín con problemas. El director y la orquesta, admirados, vuelven a tocar.
El público se calmó, cuando, de repente, otro sonido perturbador atrae la atención de los asistentes. Otra cuerda del violín de Paganini se rompe. El director paró de nuevo. La orquesta paró de nuevo. Paganini no paró.
Como si nada hubiera ocurrido, olvidó las dificultades y siguió arrancando sonidos imposibles. El director y la orquesta, impresionados, vuelven a tocar. Pero el público no podía imaginar lo que iba a ocurrir a continuación. Todas las personas, asombradas, gritaron un OOHHH! que retumbó por toda aquella sala. Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompió. El director paró. La orquesta paró. La respiración del público paró. Pero Paganini no paró.
Como si fuera un contorsionista musical, arrancó todos los sonidos posibles de la única cuerda que quedaba de aquel violín destruido. Ninguna nota fue olvidada.
El director, embelesado, se animó. La orquesta se motivó. El público partió del silencio hacia la euforia, de la inercia hacia el delirio. Paganini alcanzó la gloria. Su nombre corre a través del tiempo.



la gente, más dispuesta a creer en una diabólica influencia que en incontables horas de práctica, como única manera de explicar la "endiablada" habilidad técnica de Paganini para tocar el violín. Obligado primero por su padre (que quería hacer de él un niño prodigio y que lo azotaba a diario e incluso en publico) y luego por sí mismo, Paganini adoptó la costumbre de practicar doce horas diarias, e incluso sometió su mano izquierda a tortuosos esfuerzos un tanto sanguinolentos y masoquistas para ganar flexibilidad, logrando llevar a su máximo desarrollo la escuela violinística italiana de su tiempo. Dicen que se clavó un tornillo en la muñeca y que le dijeron que para toda la vida le seria imposible moverla… pero sí pudo, si podía en el escenario, donde se rodeaba siempre de velas y sal marina y portaba en el cuello un anticristo…




Se decía que había estado en prisión por supuestos homicidios pasionales, que había hecho las cuerdas de su violín con las vísceras de alguna de sus amantes, hígados e intestinos, que su violín desprendía sangre, que nunca lo vieron practicar fuera del escenario y que habían sorprendido al diablo guiando el arco de su violín en inverosímiles movimientos durante los conciertos… y muchas cosas horribles más. De todo eso se sirvió Paganini para publicitarse por toda Europa, al punto de que cuando llegó a París en 1831, durante una epidemia de cólera, su presencia despertó tal fanatismo que los parisinos se olvidaron de la mortal plaga que abatía la ciudad. Y era admirado no sólo por aficionados nobles y plebeyos, sino también por sus propios colegas y coetáneos, como Rossini, Berlioz, Liszt y Chopin.
En la vida de Paganini mito y realidad son, pues, difíciles de separar. Fue un hombre huérfano de madre y con un padre estricto y desvariado (El cual se suicidó ahorcándose dejándolo solo en el mundo). Los biógrafos se contradicen, hay misterios todavía insolubles. Pero lo cierto es que este hijo de Génova nació un 27 de octubre y aprendió los fundamentos musicales con su padre y luego con violinistas locales, presentándose en público siendo niño todavía. Viajó a otras ciudades para perfeccionarse en violín y composición, pero se lo considera más que nada un autodidacta. Siendo un jovenzuelo, se lanzó a la aventura, aunque por su inexperiencia se vio envuelto en líos. No se sabe con certeza qué hizo entre 1801 y 1805: habría estado en el principado de Lucca, creado por Napoleón, donde fue violinista de la corte y amante de la princesa Baciocchi, hermana del Gran Corso. Luego empezó con las giras de conciertos que lo hicieron rico y famoso, primero por toda Italia y a partir de 1828 por Viena, Praga y las principales urbes de Europa. En 1834 retornó a su patria. Debido a una enfermedad nerviosa, dio cada vez menos conciertos. Finalmente, debilitado por una tuberculosis laríngea, producto de una mala operación, se retiró a Niza, Francia, donde murió.
Se dice que poco antes de su muerte improvisó como nunca en su violín, el grandioso "Cañón". Aunque no pudo terminarlo, porque ocurrieron sucesos inexplicables… una cuerda sangrante de su violín se rompió y cortó su cara, destruyéndole el párpado superior izquierdo y su oreja. Tambien se dice que su padre, Audcsias Montori Paganini, espiritualmente lo seguía y acosaba y que él mismo se llevó ese temible violín al más allá para no ser descubierto…

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" Guárdeselo, yo vine por el dinero del banco, no por el suyo."
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