habiendo explicado el fenomeno pasamos a las historias
UNA CLÍNICA EMBRUJADA
En un caso aportado por el doctor Cuénot en la “Revue Métapsychique” de junio de 1966, toda la población de la clínica de convalecencia de Arcachon, de la cuera era propietario y director, había señalado a Jacqueline R. de 17 años de edad, como responsable del surgimiento del fenómeno y no le quitaron los ojos de encima. Piedras, que provenían de una cantera alejada de la clínica y adonde nadie tenía acceso, no dejaban de caer a su alrededor.
He aquí un extracto del informe que el profesor Robert Tocquet hizo sobre este tema y que entregó al presidente y a sus colegas del “Institut Métapsychique International”.
“En septiembre de 1963, visité la clínica del doctor Cuénot, en Arcachon, con el fin de proceder a una encuesta sobre lanzamiento de piedras y algunos otros fenómenos que se producían allí desde hacía unos cinco meses. Interrogué al personal y a todos los enfermos (o sea a unas treinta personas) que no pudieron precisarme la causa probable de los fenómenos de los cuales habían sido testigos”.
“Suponiendo que el autor, presumiblemente involuntario, era Jacqueline R., me instalé en la habitación contigua a la suya para poder ser testigo del fenómeno.”
“Así durante la primera noche que pase en ese dormitorio, a las 4 de la mañana exactamente, cuatro golpes, bastante violentos, separados por intervalos de 5 a 6 segundos, fueron dados en mi puerta. Al tercer golpe, me levanté y abrí la puerta bruscamente; daba a un corredor perfectamente iluminado por lámparas eléctricas. No había nadie. Fue entonces que se oyó el cuarto golpe como si fuera producido por un puño invisible, mientras yo sentí vibrar la puerta que aún sostenía en mi mano izquierda”.
“Hay que subrayar –y este detalle era desconocido del doctor Cuénot o de sus enfermos- que todos los días me despierto entre las 3 y las 4 de la mañana, y que estoy perfectamente consciente. Es, en efecto, a partir de ese momento que me dedico mentalmente al examen de los trabajos que debo efectuar durante el día”.
“Dos o tres minutos después de haber oído el cuarto golpe, me vestí rápidamente y llamé a la puerta de la señorita Jacqueline R. No respondió hasta pasados algunos minutos y, cuando abrió la puerta era evidentemente que acababa de despertarla de un profundo sueño”.
“En definitiva, y es lo que he escrito en el informe de los interrogatorios, creo que es difícil explicar la mayoría de los lanzamientos de piedras por la puesta en juego de factores normales y estimo que los cuatro golpes que sonaron a la puerta de mi habitación eran de origen paranormal.”
LOS INCIDENTES DE ROSENHEIM
La prensa bávara se hizo eco en noviembre de 1967, de los incidentes que tenían lugar en un estudio de la Königstrasse en Rosenheim, cerca de Munich: unos tubos de neón que se encendían y se apagaban misteriosamente, y hasta se partían, saltaban los fusibles, cuatro teléfonos suenan al mismo tiempo sin razón, llamadas telefónicas que no se hicieron nunca se encuentran registradas, etc… Los técnicos de la compañía no descubrieron nada anormal en la instalación y tampoco en los ******os, aunque en el curso de sus verificaciones reciben descargas eléctricas inexplicables.
La televisión alemana toma una película que se convierte en documento histórico, mostrando el estado de cosas y la total perplejidad de las personas comprometidas en el caso.
Poco después de la emisión de la película, el profesor Hans Bender, director del Instituto de Parapsicología e higiene mental, agregado a la Universidad de Freibourg im Breisgau, llega para estudiar personalmente los fenómenos. Se aclara un hecho significativo. No ha habido nunca perturbaciones los domingos, ni los sábados, ni durante la noche, sino solamente cuando una joven secretaria, Anne-Marie, de 19 años, está presente. Cuando ella camina por los corredores las lámparas empiezan a oscilar y casi tocan el techo. Hay, por lo tanto, flujo de energía. Estás últimas observaciones hacían muy probable que se tratase de un caso de psicocinética espontánea de la cual sería la fuente la joven Anne-Marie. Dos físicos, el doctor F. Kanger y el doctor G. Zicha, del Instituto Max Plank para la física del plasma, en Munich, participaron durante algunos días en las investigaciones. Sólo pudieron constatar que los fenómenos observados desafiaban toda explicación por los medios que dispone la física experimental. Las irregularidades parecen efectuarse por una fuerza casi mecánica que actúa sobre la punta de los ******os registradores y no lo que concierne a los incidentes con los teléfonos sobre unos resortes en el interior de los ******os telefónicos. “Esta fuerza parece”, dicen los físicos, “ser inteligentemente controlada y tener tendencia a escapar a la investigación.”
Las manifestaciones, por otra parte, eran más intensas. Los cajones se abrían solos, un archivo de 250 kilos se separó de la pared. Unos testigos vieron una especie de apéndice borroso en forma de brazo empujar un cuadro que giró sobre su eje. Las cámaras pudieron filmar el cuadro en movimiento.
La joven se ponía día a día más inquieta y al mismo tiempo se creía omnipotente. Así las cosas, había que renunciar a los imperativos de la ciencia y hacer todo lo posible para librar a Anne-Marie de sus manifestaciones. Las experiencias estadísticas permitieron constatar que la aptitud telepática y de percepción extra-sensorial están, siempre asociadas a la psicocinética espontánea.
Anne-Marie entró en otro bufete de abogado para terminar su aprendizaje. Se casó y tuvo hijos y no presentó otras manifestaciones durante ese tiempo. Sin embargo, los fenómenos recomenzaron y la joven está en trámite de divorcio.
El profesor Bender comenta otra circunstancia interesante en lo que concierne a esta joven. “Estaba de novia con un técnico que era muy aficionado a los bolos. Ella le acompañó 14 veces a un juego de bolos electrónico muy moderno; 8 veces el sistema electrónico se estropeó completamente. Nada funcionaba. El novio se separó de ella. Decía. “Yo, un técnico en electrónica, ¡no puedo casarme con una mujer en presencia de la cual ningún ******o funciona!”. Cuando le pregunté a Anna-Marie: “¿Era acaso el hombre que le convenía?” ella respondió negativamente. Creo por lo tanto que es evidente, que su subconsciente recurrió a un subterfugio para deshacerse del novio.”