Dave Reneke, un astrónomo australiano, ha utilizado un potente programa informático para recrear el aspecto del firmamento de la Palestina de hace unos 2000 años, llegando a la conclusión de que la natividad no se produjo un 25 de diciembre, sino un 17 de junio.
El australiano cree haber identificado el fenómeno astronómico que el Nuevo Testamento denomina como Estrella de Belén, que en su opinión sería en realidad una conjunción de los planetas Venus y Júpiter en la constelación de Leo en el año 2 a. C. El potente brillo de dicho fenómeno habría sido el que guió a los tres magos hasta el lugar del nacimiento de Jesús.
Otros muchos científicos, el primero fue Kepler en el siglo XVII, han propuesto teorías similares con anterioridad para datar la fecha exacta del nacimiento de Cristo, identificando la estrella de Belén con conjunciones planetarias, cometas e incluso supernovas.