Se llama Paul Mason y tiene 48 años. Pesa media tonelada de peso.
Con sus 500 kilos de peso, Paul se pasa la vida metido en su habitación. No puede moverse y tampoco puede trabajar, lo único que hace es jugar con su play station y lo acompañan un depósito de agua y muchos medicamentos.
Tiene puestos unos cojines hinchables para estar más cómodo y necesita ayuda técnica para tenerlo todo a su alcance.
Este hombre británico necesita una operación urgente de cirugía.
Hace mucho tiempo comenzó a comer de forma compulsiva, su apetito lo lleva a consumir 20.000 calorías diarias, lo que consumirían 8 hombres adultos.
Su vida depende de una operación de reducción de estómago. Ahora se le quiere trasladar a un hospital que se encuentra a 245 km. de su casa, pero no saben como hacerlo.
Las autoridades sanitarias han descartado el traslado en un helicóptero del Ejército y ahora han optado por utilizar una ambulancia que soporta cinco toneladas de peso.
La polémica se ha desatado y no ha sido por su problema, si no por su vida. Han hurgado y descubierto que hace unas semanas perdió a su madre, que era quien lo cuidaba. Por otro lado denuncian que su obesidad supone unos gastos de 100.000 euros en alimentos, cuidados y pensiones compensatorias por invalidez. Además, lo más chocante e insólito es que dicen que su gordura responde a un exceso de ambición: coronarse como el hombre más gordo del mundo