Paul Sereno es un paleontólogo que excavaba en el desierto del Sahara buscando fósiles de dinosaurio. Sin embargo, en vez de hallar viejos huesos de reptiles se topó con algo como lo que aparece en la fotografía: Una mujer de pequeña estatura enterrada junto a dos niños (de 4 y 8 años), en una tumba poco profunda, casi al ras del suelo. Los tres se toman de las manos (probablemente se trataba de una madre con sus hijos) y los cuerpos fueron colocados en una cama de pétalos de flores.


Eso sucedió en el 2000, y desde entonces Sereno y sus colaboradores han estado investigando el sitio. Pero la primera tumba era sólo una de las 200 que se han descubierto hasta el momento. El cementerio se halla junto a las riberas de un lago seco, y los restos pertenecen a dos periodos bien definidos.

El primer grupo de pobladores ocuparon el lugar hace 4,500 a 9,000 años y se trataba de individuos altos, por lo general de más de 1.80 y fornidos, con cráneos de características primitivas.

El segundo grupo habitó el lugar 1,000 años después de que los primeros abandonaran la zona. Y esta vez eran sujetos más bajos, con una estructura más ligera y cráneos de aspecto más moderno (ver fotografía).



El desierto del Sahara no era un lugar tan inhóspito como lo es ahora, y muestra señales de haber pasado por varios periodos de desertificación así como momentos en que era un lugar con abundancia de agua, lagos, ríos y gran cantidad de vegetación.

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