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Antiguo 11-12-2009 , 07:27:18   #35
ernestor170
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Predeterminado Respuesta: Historia de una esposa ejemplar por Paulina Angel.

"Y como eres tan, tan puta, te voy a comer como tal malparida!!!".

Me arrancó la blusa y me rompió el brasier. Me quitó los jeans a la fuerza y me destrozó la tanga. Procedió a quitarse el pantalón de la piyama y los boxers; luego me la clavó por la cuca, cambiándose después al culo. Mientras me comía seguía insultándome, me decía chupaverga, puta y cosas así. No paraba de azotarme y pellizcarme el trasero, de vez en cuando me pellizcaba los pezones... Yo intentaba resistirme, pero me tenía bien cogida. Se derramó en mi adolorido culo (demasiado sexo del duro en esa noche) y a pesar de cómo me trató tuve un orgasmo. El se dio cuenta y me dijo que era tan prostituta que incluso me venía cuando me insultaban y maltrataban.

Luego me volteó, poniéndome la verga al frente de mi boca, y me dijo que se la limpiara con la lengua, que era algo que me quedaba muy bien. Cuando acabé, dejándosela limpiecita, me pegó un puño que me partió el labio. Después me tiró contra el suelo y me dejo ahí tirada. Con los ruidos el niño se asustó y se puso a llorar. Mirándome con desprecio y asco me dijo que me acostara en el otro cuarto, que no quería que su hijo durmiera conmigo.

La verdad es que yo había abusado un poco y Sebastián tenía que haber reventado por algún lado. Haciendo lo que me daba la gana en todos los sentidos, llegando tarde todos los días, destrozar la vida y la economía familiar a base de gastar en rumba, ropa y en embellecer mi cuerpo, y que encima tuviera casi la completa certeza de que le ponía los cachos, provocó esa brutal reacción en él y el final de mi matrimonio. Aquel día supuso un punto de inflexión en mi vida y supe que esa noche se había roto mi vida en pareja. Ya sólo me unía con Sebastián nuestro hijo de 2 años, al que yo apenas veía de vez en cuando.

Me metí a bañar y empecé a llorar, mi matrimonio se había destruido y hasta mi esposo me trataba como una zorra. Desde luego Diego, mi ginecólogo, y Ana habían conseguido gran parte de lo que querían en tan solo 6 meses. Tenía los cachetes inflamados de los golpes y el labio inferior sangrando. Además tenía bastantes moretones en el trasero de los golpes y pellizcos de Sebastián. Me acosté a las 8 de la mañana, vuelta nada física y mentalmente por lo que había pasado con Sebastián. Me tuve que acostar desnuda, porque toda la ropa estaba en el cuarto principal. Por fin puede quedarme dormida...

Cuando me desperté a las 2:30 de la tarde, no se oía nada; me levanté y me tuve que poner el jean y la blusa de la noche anterior sin ropa interior porque Sebastián me la habia roto. Me di una vuelta por el apartamento y comprobé que no había nadie. Sebastián se había ido con el niño. Llamé a Ana y le conté lo que había pasado. Me dijo que si me había pegado y violado una vez, lo iba a volver a hacer...

Llegamos a la conclusión que como yo ya no podía cambiar mi estilo de vida porque me encantaba, tenía dos opciones:

1ª.- Ir a la Policía y denunciar a mi marido por maltrato y violación, cosa que me sería muy fácil, por las señales en el cuerpo, y por las dilataciones y desgarros que después de la nochecita anterior tenía en mis zonas íntimas. Eso supondría que Sebastián terminaría 2 años en la cárcel y me darían la custodia de mi hijo. Así mismo, él nos tendría que mantener de por vida.

2ª.- Irme del apartamento y abandonarlo. Pero como soy abogada, sabía que eso supondría "abandono de hogar" y que perdería la custodia de mi hijo. Sebastián no me daría dinero, pero me tendría que pagar la mitad del valor del apartamento al ser bienes gananciales.

Me dí cuenta que la mejor opción era la segunda. No me interesaba la custodia de mi hijo por la vida que estaba llevando, además era la solución menos traumática para el niño. Su papá no iría preso, mantendría su buen sueldo y le garantizaría una vida cómoda; por otro lado, yo quedaría libre sin cargas familiares, para hacer lo que me diera la gana y empezar un nueva vida junto a Diego. Ana me dijo que me fuera a vivir con ella, así que antes de que volviera mi esposo, me puse ropa interior debajo de la ropa del día anterior, hice mis maletas con todas mis pertenencias (que eran muchas) y a las tres y media ya estaba en el apartamento de Ana.

Ana me dio un beso y yo me puse a llorar desconsoladamente. "No te preocupes mi amor, vas a ver que no te vas a arrepentir de nada. Has escogido la mejor opción y de ahora en adelante vas a hacer plenamente la vida que te gusta". Me sirvió un whisky con agua para darme ánimo y nos sentamos en el sillón abrazadas. Prendió un cigarrillo y luego lo puso en mis labios para relajarme, diciéndome que todo había pasado y que ahora estaría más libre. Al cabo de un rato, empezamos a organizarnos. El apartamento tenía 2 habitaciones, una muy pequeña con una cama, y la otra era el cuarto principal con una gran cama circular de matrimonio. Decidimos que dormiríamos juntas en la de matrimonio, y si alguna de nosotras iba alguna noche con compañía, la otra dormiría en el cuarto pequeño. El apartamento además tenía un salón donde también estaba la cocina y un baño bastante grande con jacuzzi.

Me dijo que tendríamos que repartir gastos: Arriendo, luz, agua, gas, ETC. Me tocarían en ese concepto unos 900.000 pesos mensuales. Tenía una muchacha que iba lunes, miércoles y viernes de 8:00 a 6 de la tarde, que le costaba otros 300.000 pesos, así que serían otros 150.000. Pensé que era otro golpe a mi maltrecha economía, con el ritmo de vida que llevaba, no me alcanzaba el sueldo, y aparte tuve que alquilar un garaje.

Después de dejar todo bien cuadrado, nos metimos en el jacuzzi. Estaba bien calientico y mientras tanto Ana me besaba y me lamía los moretones, como hace una gata para curarse las heridas. Empezamos a masturbarnos, tocándonos y frotándonos los labios mayores, menores y clítoris. Nos chupábamos los pezones y la parte interna de las piernas, tuvimos varios orgasmos haciendo todo muy lentamente. Una hora más tarde nos secamos y nos tiramos sin ropa en la cama, quedándonos dormidas.

Por la noche, tipo 8 P.M., me llamó Sebastián al celular, y mientras Ana me chupaba la vagina con infinita dulzura, le conté que había decidido abandonarlo. "Lo de anoche fue demasiado, te pasaste. Yo ya no quiero recibir más malos tratos, ni tampoco denunciarte por el bien de nuestro hijo". Entonces él me pidió perdón y me suplicó que volviera, que quería que todo fuera como antes; pero le dije que lo mejor era separarnos y llegar a un acuerdo no traumático para el niño. Me respondió que si eso era lo que quería que me iba a poner en contacto con su abogado y colgó el celular.

Ana me volvió a decir que había hecho lo mejor, luego me dio unas normas de convivencia. Me aclaró que a partir de ahora no debía tener ningún secreto con ella, que nunca me iba a encerrar en el cuarto o los baños así estuviera orinando, bañándome, masturbándome, o poniéndome un tampax, y que cuando estuviéramos solas en casa, siempre debía estar en tanga o hilo dental sin nada más. Ella quería que me acostumbrara a mostrar mi cuerpo como algo natural y a no tener que avergonzarme de mi intimidad.

En fin... Lo que si estaba claro era que iba a empezar una nueva vida, en la que Diego y Ana iban a hacer conmigo lo que quisieran.

CONTINUARÁ…

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ERNESTOR170 ..Perfectirijilloo
ernestor170 no está en línea   Responder Citando
 
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