Enfrentemos el hecho de que un disco duro no deja de ser uno o más platos girando sobre un eje rotacional a 7200, 10.000 o 15.000RPM y un cabezal de lecto-escritura que barre su superficie para grabar o leer datos.

Como tal, se encuentra limitado a un sinfín de problemas físicos. Por ejemplo, la velocidad de rotación genera un elevado calor. De hecho, justamente esta es la causa de que la densidad de información de los discos de 15.000RPM no sea la misma que la de los de 7200; en parte por la imposibilidad de leer tan rápido los datos apretados en el disco y en parte por el hecho que el calor generado requiere que los discos tengan platos más pequeños para que sea más sencillo enfriarlos. Además, la fragmentación de datos que obliga al cabezal a “zapatear” despiadadamente a lo largo de su superficie, lo que provoca penalidades que tecnologías como NCQ pueden mitigar, pero no desterrar.
UN CAMBIO DE TECNOLOGÍA

Y el paso lógico para superar las limitaciones de los discos duros mecánicos es conseguir una tecnología que ofrezca una manera de acceso a los datos que sea lo más similar posible al acceso a memoria RAM (en donde se llama a los datos por celdas y columnas). Y aquí es donde aparece la ponderada memoria flash, que estamos viendo en todos los pen drives desde hace un tiempo largo. Gracias a los avanzados procesos de manufactura que permiten crear chips en 34 nm, ya es posible almacenar gran densidad de información en un tamaño bastante pequeño. De hecho, los SSD más grandes son de 1 Terabyte (TB) y ocupan el mismo espacio físico que un disco duro de 3,5 pulgadas. Por otra parte, las memorias flash se han vuelto muy confiables.



Todavía no tanto como un disco duro, pero cada día los fabricantes suben la barra no solo de rendimiento sino también de tiempo medio entre fallas de lectura/escritura. Lo único que limita un poco su llegada a los mercados masivos es un precio elevado (un SSD de 160 GB de Intel sale 450 dólares en los Estados Unidos, cuando un disco duro de la misma capacidad no pasa los 50). Sin embargo, creemos que es cuestión de tiempo para que se empiece a masificar.

Sin dudas, el primer mercado que va a caer bajo el encanto de los SSD seguramente es el de las notebook. Estos equipos se beneficiarán del menor consumo y la menor generación de calor. Además, al no tener partes móviles, la portátil es más resistente ante golpes y caídas. Es por eso que este informe está dedicado al mercado incipiente de discos SSD, para que sepan que opciones tienen en el mercado y que consideraciones hay que tener.
INTERFAZ

Obviamente una tecnología que provee latencias casi nulas de acceso y una alta tasa de transferencia no puede tener otra interfaz que SATA. En este momento, todos los SSD están usando SATA II, que provee 300 Mbps de tasa de transferencia. Muchos ejemplos muestrasn que esta interfaz se ve saturada por la mayoría de los SSD de alto rendimiento.

Por eso ,los fabricantes están trabajando apresuradamente en el nuevo estándar SATA III (600 Mbps), que duplica la transferencia de datos. Así que ahora estamos a la espera de que Intel y AMD incorporen la nueva tecnología en sus chipsets, lo que sin duda ocurrirá durante 2010.