Don Alipio fuente: npc /nopuedocreer.com
El que primero lo huele debajo lo tiene
Cuando en el terreno de juego se encuentran un árbitro con malos humos y un jugador repleto de malos gases puede pasar cualquier cosa.
Nos situamos: Inglaterra, partido de la Portsmouth Sunday league que enfrenta al AFC GOP y al Apsley House.
Levi Foster, jugador del AFC, se dispone a realizar un saque de falta (o como quiera Dios que se llame eso) y nota que los cordones de sus botas no están bien atadaos.
Decide entonces agacharse para colocarse el calzado mientras, casualmente, el árbitro se coloca detrás…
… y ese momento suena una especie de
trueno que es acompañado de un
fétido aroma. Por supuesto, el colegiado se lo toma como un insulto hacia su persona (ya sabemos cómo son los futbolistas) y, tratando de quitarse la peste del uniforme, saca una tarjeta amarilla a Foster.
Incrédulo, el jugador, temiéndose una expulsión decide tomarse la broma la situación y, sonriente (y no sabemos si con cierto peso en sus calzones), confiesa al árbitro que la noche anterior había tomado curry para cenar.
Finalmente, el colegiado se ablandó y retiró la sanción. El juego continuó y el AFC GOP ganó por cinco goles a cero. Curiosamente el mejor jugador fue Foster. Quizá pudo retener durante más tiempo el balón porque nadie se atrevía a acercarse a él dado el olor que desprendía (ya sabéis por dónde voy).